Guerrillas en América Latina: mismo objetivo, pero grandes diferencias
Durante la década de los ochenta, algunos países de América Latina sufrieron intensos conflictos internos por cuenta del desafío que implicó la presencia y acciones de grupos guerrilleros como las Farc, en Colombia; Sendero Luminoso, en Perú, y el Fmln, en El Salvador.
Todos ellos coincidieron en su objetivo principal: la toma del poder por la vía armada. No obstante, para lograr ese propósito ellos tuvieron trayectorias históricas distintas; por ejemplo, en el origen y el contexto en el que surgieron, en su capacidad militar y en las relaciones que construyeron con la población, en otras palabras, fueron grupos guerrilleros ostensiblemente diferentes en estos aspectos.
Origen y contexto
El plan de esos tres grupos guerrilleros durante la década de 1980 era la toma del poder por la vía armada, lo cual tuvo aliento con el triunfo de la revolución cubana, en 1959, y la nicaragüense, en 1979, que en el marco de la Guerra Fría fueron la muestra, en su momento, de que la revolución armada podía triunfar.
En 1964 nacen las Farc, en 1980, Sendero Luminoso y el Fmln. Las diferencias en el origen y los contextos en los que estos tres grupos guerrilleros surgieron fueron significativas. Las Farc contaron en su nacimiento con un fuerte componente campesino, heredado de las guerrillas de autodefensa liberal del sur del país, en medio de un régimen democrático con restricciones para la participación de terceras fuerzas políticas, derivado de los acuerdos del Frente Nacional, realidad que alimentó el discurso de inconformismo al que apelaban las guerrillas de izquierda.
Por su parte, Sendero Luminoso tuvo, en su origen, como base de apoyo a sectores del dividido Partido Comunista Peruano (PCP), Bandera Roja, así como a reducidas fracciones dentro de la Universidad de Huamanga, en el departamento de Ayacucho, en la que su fundador, Abimael Guzmán, ofició como profesor. El contexto político en el que nace Sendero Luminoso, en 1980, no podía ser más contradictorio; porque fue precisamente en ese año que el Perú hizo la transición a la democracia, luego de doce años de gobiernos militares, lo que le restó legitimidad a la lucha y discurso de Sendero Luminoso.
El Fmln nació oficialmente en 1980, a partir de la agrupación de cinco estructuras políticas y armadas de izquierda que habían tenido origen en la década anterior; pero que crearon conciencia de que la revolución podía triunfar solo sí todas las estructuras armadas se unían en un solo grupo militar, manteniendo los liderazgos y jerarquías de cada grupo.
La población salvadoreña, en general, mostraba un profundo inconformismo político, económico y social, como consecuencia de un régimen autoritario regentado por militares durante más de cuatro décadas, que restringía las libertades civiles, que no respetaba los derechos humanos y que no daba garantías para el ejercicio de la oposición y la participación política; era un régimen político al servicio de unas cuantas familias cafetaleras adineradas.
Los tres escenarios políticos en los que surgieron las guerrillas señalan profundas diferencias. En Colombia, bajo una democracia restringida dominada por el bipartidismo. En Perú, durante plena transición de dictadura a democracia, con la esperanza que estos procesos despiertan en la población. En El Salvador, bajo un autoritarismo de décadas que empezaba a sentir el desgaste y el inconformismo generalizado.
Capacidad militar
El Fmln, en El Salvador, fue de los tres grupos guerrilleros, y tal vez de todos los de América Latina, el más fuerte militarmente. Su capacidad militar quedó demostrada en las dos incursiones que hizo sobre San Salvador, en 1981 y 1989, con las cuales asedió al régimen.
El punto de inflexión que evitó el triunfo del Fmln, fue la ayuda militar y económica proveniente de los Estados Unidos; si no hubiera sido por esa ayuda, el Fmln se hubiera alzado con la victoria. De hecho, la última incursión sobre la capital demostró la incapacidad del Ejército y del Fmln para propinarle una derrota contundente a su adversario, fue algo así como un empate que precipitó la firma de los acuerdos de paz, en 1992.
Sendero Luminoso no contó con una sobresaliente capacidad militar al estilo del Fmln o de las Farc. Por ello, su estrategia consistió en arrasar, atemorizar y presionar a la población; primero a la rural y luego a la urbana, con carros bomba y atentados indiscriminados; evitando la confrontación directa con el Ejército.
Su estrategia era generar un gran baño de sangre en el Perú, con lo cual buscaba minar la credibilidad de la población en el régimen y mostrarlo como incapaz de contener a la guerrilla; su estrategia dio resultados parciales porque importantes sectores políticos y militares contemplaron el triunfo de Sendero Luminoso. La debacle de Sendero Luminoso, con la captura de Abimael Guzmán en 1992, fue la consecuencia natural de una guerrilla excesivamente rígida y vertical, incapaz de adaptarse frente a la ausencia de su único líder.
En relación con su capacidad militar, las Farc se pueden considerar como el caso de una guerrilla intermedia, en comparación con las dos anteriores. El punto de inflexión en la capacidad ofensiva de las Farc fueron las conferencias sexta (1978) y séptima (1982), en las cuales su cúpula se planteó la necesidad de crear un ejército para tomarse el poder. Esto les permitió crecer en número de frentes y hombres en sus filas, lo que se tradujo en mayor presencia territorial y en convertirse paulatinamente en un ejército ofensivo y no defensivo, que no espera al enemigo sino que va a buscarlo.
El aumento de las incursiones y tomas armadas a municipios en el país durante la década de los ochenta fueron la muestra de ello. El fortalecimiento militar de las Farc continuó a lo largo de la siguiente década, su retroceso y reacomodamiento, más no derrota militar, comenzó con el Plan Colombia y la Política de Seguridad Democrática, en la primera década del siglo XXI.
Relación con la población
Un factor clave para el éxito y sobrevivencia de un grupo guerrillero lo constituye los lazos que logre construir y sostener con la población a lo largo del tiempo, este apoyo es fundamental para la lucha revolucionaria. Y en este punto los tres casos también guardan ostensibles diferencias.
La violencia generalizada e indiscriminada de Sendero Luminoso contra campesinos pobres en el Perú llevó a que estos le dieran la espalda y no se convirtieran en el aliado estratégico y natural de la guerrilla: los campesinos de departamentos como Ayacucho no apoyaron la causa revolucionaria y decidieron hacer frente a una guerrilla que afectaba profundamente sus tradicionales formas de organización social y sus dinámicas de sustento económico.
Si los sectores rurales más vulnerables de la población peruana no apoyaron a Sendero Luminoso, mucho menos lo hicieron en las zonas urbanas, donde también sintieron el terror que propagó esta guerrilla.
El caso contrario a la guerrilla peruana lo constituyó el Fmln en El Salvador. Este grupo guerrillero sí contó con amplio apoyo dentro de la población salvadoreña, en especial la población rural aquejada por la alta concentración de la tierra en manos de una élite terrateniente, aliada histórica del autoritarismo militar.
Los campesinos salvadoreños, a pesar de arriesgar sus vidas, ofrecieron amplio apoyo voluntario al Fmln porque consideraban la lucha y las peticiones como justas, además porque veían en la revolución armada la única posibilidad real de cambio.
Nuevamente, las Farc pueden considerarse como el caso intermedio. Fueron una guerrilla que contó con apoyo parcial dentro de sectores de la población rural, localizado en determinadas y limitadas zonas geográficas. Sin embargo, dada la prolongación y degradación de la guerra en Colombia, el apoyo voluntario del que gozaron en algún momento de su historia fue disminuyendo en las zonas rurales, y en las zonas urbanas, que nunca fueron su fuerte, cada vez contaron con menos simpatía.
Resulta clave conocer la naturaleza de cada grupo guerrillero, en términos de diferencias y similitudes, porque son el insumo para proponer estrategias para su derrota por la vía militar o para proponer diálogos que lleven a su reinserción y reincorporación.
Hoy en día, ninguno de estos tres grupos guerrilleros existe como grupo armado, a pesar de las disidencias de las Farc y de la reactivación de algunas células de Sendero Luminoso. Su final como grupos armados llegó por diferentes vías: derrota militar en el Perú, y negociaciones de paz en El Salvador y Colombia, experiencias que pueden iluminar los desafíos y amenazas que aún persisten con grupos guerrilleros activos.
JAVIER FERNANDO TORRES PRECIADO
Especial para EL TIEMPO