¿Por qué es importante el dialogo en las civilizaciones asiáticas?
Hace más de 1.300 años, el monje budista chino Xuanzang se aventuró miles de millas para llegar al venerado monasterio indio de Nalanda, donde estudió el budismo durante cinco años bajo la orientación de Abbot Silabhadra.
La interacción de los dos legendarios maestros budistas fue mucho más allá de los intercambios personales. Sus conversaciones han sido consideradas uno de los momentos más destacados del largo diálogo entre las dos antiguas civilizaciones asiáticas.
En el antiguo idioma griego, Asia significa «la tierra de la alborada». Durante milenios, el continente ha sido la cuna de diversas civilizaciones en Mesopotamia, en el valle del Indo y el valle del Ganges, también a lo largo del río Amarillo y el río Yangtze.
En tiempos antiguos, los intercambios comerciales dinámicos a lo largo de la antigua Ruta de la Seda y los ilustrados peregrinajes de monjes budistas o musulmanes han hecho el diálogo entre civilizaciones no solo una realidad, sino también una tradición.
Hoy, con los delegados de Asia y otras regiones reuniéndose en Beijing para participar en la primera Conferencia sobre el Diálogo de Civilizaciones Asiáticas (CDAC, siglas en inglés), que se inauguró el pasado miércoles, se está dando forma a una nueva plataforma para los intercambios y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones.
La historia demuestra que las civilizaciones prosperan si aprenden unas de otras. En el mundo de hoy en día, el diálogo entre las civilizaciones, especialmente en el continente asiático, tiene un significado especial.
En su discurso pronunciado en 2014 en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el presidente chino, Xi Jinping, dijo que «las civilizaciones se han hecho más ricas y más coloridas con intercambios y aprendizaje mutuo. Estos intercambios y aprendizaje mutuo constituyen un importante impulso del progreso humano y la paz y el desarrollo globales».
Durante el periodo medieval de Europa, el califato Abbasid del mundo árabe lanzó una campaña para traducir las obras antiguas que registraban el conocimiento griego y romano.
La campaña de traducción salvó a la sabiduría antigua de la desaparición con la caída del Imperio Romano, y permitió a las culturas europeas revivir posteriormente en el Renacimiento.
Para los países asiáticos, los intercambios entre civilizaciones también les pueden ayudar a redescubrir su identidad en el mundo, en esta nueva y cambiante era.
Hubo un tiempo en el que Asia era la envidia del mundo, una tierra de grandes imperios y hogar de antiguos filósofos, poetas y escritores. Algebra, el astrolabio, el papel y la imprenta fueron inventados aquí.
En las últimas décadas, las naciones asiáticas se han sacudido el yugo del colonialismo imperial, conseguido independencia y acumulado progresos económicos y sociales milagrosos, avanzando poco a poco de vuelta al centro de la arena internacional.
Una reciente información del Financial Times prevé que las economías asiáticas, definidas según la Conferencia de la ONU de Comercio y Desarrollo, serán más grandes que todo el resto del mundo en 2020, por primera vez desde el siglo XIX.
En conjunto, Asia es capaz de realizar mayores contribuciones a la civilización humana y a la prosperidad mundial.
Hoy en día, las plataformas y mecanismos para la cooperación regional, como el Foro Boao para Asia, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático y la Organización de Cooperación de Shanghai, están madurando. La iniciativa de la Franja y la Ruta, propuesta por China, que pretende construir redes de comercio e infraestructura que conecten Asia con Europa y más allá, también anuncia una conectividad más fuerte entre pueblos y culturas.
La conferencia de diálogo se produce en medio de la reciente invocación pública de una visión mundial en Occidente del «choque de civilizaciones», la cual es peligrosamente irresponsable y puede llevar al odio y la confrontación.
El mensaje de Beijing es alto y claro. Ha elegido conversación en vez de confrontación, debido a una profunda creencia de que mejorar el diálogo entre civilizaciones puede ayudar a los países del mundo a reducir los déficits de la confianza, a promover la amistad y el entendimiento mutuos, y con ello, a reforzar la cooperación.
En esta era de creciente interdependencia, con la comunidad internacional lidiando con una serie de amenazas no tradicionales a la seguridad, como el terrorismo, las crisis de refugiados y el cambio climático, ninguna nación o civilización puede permanecer aislada.
Para enfrentar los desafíos comunes y crear un futuro mejor para todos, China busca que la cultura y la civilización desempeñen su papel, que es tan importante como el papel desempeñado por la economía, la ciencia y la tecnología, dijo Xi al abordar la apertura del CDAC.
Añadió que la conferencia se convocó solo para este propósito, ya que crea una nueva plataforma para que las civilizaciones en Asia y más allá participen en el diálogo y los intercambios en igualdad de condiciones para facilitar el aprendizaje mutuo.
Y en ese proceso, el diálogo y la cooperación son el único camino seguro hacia un mundo mejor para todos, o en palabras de Xi, una comunidad con un futuro compartido para la humanidad.
Shi Xiaomeng
Agencia china Xinhua