Con amenazas a países, Trump reitera política de garrote arancelario

El garrote arancelario que el presidente de EE. UU., Donald Trump, ha usado en contra de México, China y la Unión Europea (UE) se torna cada vez más intenso y parece apuntarle a una estrategia de campaña de reelección que busca seducir a votantes, pero que también puede afectar la economía estadounidense, según expertos.

No obstante haber logrado un acuerdo para que México controle el flujo migratorio en la frontera y con el cual se canceló la imposición de un 5 por ciento en aranceles a los bienes mexicanos, y que aumentarían hasta un 25 por ciento, Trump volvió a amenazar con que una nueva disposición secreta del pacto con ese país sobre migración necesitará de la aprobación del legislativo mexicano, advirtiendo que en caso de no hacerse, le impondría aranceles a su vecino.

El presidente de EE. UU. no dio más detalles sobre esa disposición, y solo dijo que se haría pública “en un futuro no muy lejano”.

Después de tres días de negociaciones, México se comprometió el viernes a aumentar la seguridad en su frontera sur con el envío de 6.000 efectivos de la Guardia Nacional y expandir su política de devolver a los migrantes centroamericanos mientras EE. UU. procesa sus peticiones de asilo.

Las amenazas de Trump han generado todo tipo de reacciones. Algunos republicanos han celebrado el pacto como un gran avance y otros, los de los estados fronterizos con México, han llamado la atención sobre el efecto de una posible imposición de aranceles.

Por su parte, los demócratas han criticado al mandatario estadounidense por el frecuente empleo de amenazas arancelarias y dijeron que muchas de las concesiones mexicanas datan de hace meses. Incluso, según un informe de The New York Times, fueron solo las presiones las que lograron concretar las promesas mexicanas.

Por eso, varios reporteros de Bloomberg News escribieron que “la decisión (el acuerdo entre México y EE. UU.) marca una victoria para el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, cuya administración había estado presionando a Trump para que abandonara la amenaza arancelaria”.

Expertos en comercio, por su lado, advierten que la entrada en vigor de los aranceles tendría consecuencias devastadoras para ambas economías. Y plantean que las solas amenazas de Trump generan un escenario de inestabilidad y lastiman por sí mismas a los estadounidenses, pues amenazan los negocios y empleos.

Según le dijo a la revista Time Kyle Handley, profesora de economía de los negocios y política pública de la Universidad de Michigan Ross, “uno de los principales problemas con amenazar con crear nuevos aranceles es que crea incertidumbre tanto para EE. UU. como para empresas internacionales”, que enfrentan “más dificultades para planificar y pueden estar menos dispuestas a tomar ciertos riesgos, como contratar nuevos trabajadores, invertir en equipos o trasladarse a nuevos mercados de exportación”.

Por ejemplo, el gran número de compañías que apuntaban hacia México como un refugio seguro de la guerra comercial entre EE. UU. y China ven ahora con incertidumbre esa opción.

Pero haciendo gala de su conocida terquedad, Trump se llevó la atención mundial, hizo oídos sordos a las advertencias y mantuvo en firme su postura, que a los ojos de sus seguidores sigue el lema de ‘EE. UU. primero’.

De hecho, tras reiterar la amenaza contra México –que, según su cancillería, en julio evaluaría con EE. UU. medidas para restringir la inmigración ilegal desde Centroamérica, incluidas algunas para obligar a Brasil y Panamá, además de la posibilidad de que el país latinoamericano sea declarado “tercer país seguro”–, Trump arremetió este lunes contra China, asegurando estar preparado para imponer más aranceles a las importaciones de ese país si no logra un acuerdo comercial con el presidente Xi Jinping en una cumbre del G-20 a fines de este mes. Pero China no ha confirmado la cita.

Trump ya dijo que decidiría después de la reunión con Xi si impondrá aranceles adicionales a unos 300.000 millones de dólares en productos chinos.

Las tensiones comerciales entre Washington y Pekín aumentaron en mayo, luego de que el gobierno de EE. UU. acusó a China de haber incumplido promesas de cambios económicos estructurales hechas en los meses de conversaciones comerciales.

Trump ya aplicó aranceles de hasta 25 por ciento a 200.000 millones de dólares de productos chinos y tomó medidas para imponer más a otros 300.000 millones de dólares de importaciones.

En represalia, Pekín aumentó gravámenes a 60.000 millones de dólares de productos estadounidenses.

Además de los aranceles, EE. UU. sumó la inclusión de Huawei en una lista negra, con lo que prohíbe que las empresas estadounidenses negocien con esa firma china, la mayor fabricante de equipos de telecomunicaciones del mundo.

Uno de los principales problemas con amenazar con crear nuevos aranceles es que crea incertidumbre tanto para EE. UU. como para empresas internacionales

Y como si le faltaran campos de batalla, Trump también la emprendió este lunes contra Francia por sus gravámenes a la importación al “gran” vino producido en su país. El presidente de EE. UU. dijo que trabajará para abrir el mercado europeo al vino estadounidense.

Aunque Washington y Bruselas se preparan para negociar un acuerdo comercial que resuelva la batalla que desató Trump en 2018, cuando impuso aranceles al aluminio y el acero de la UE, funcionarios del bloque han dicho que no discutirán sobre agricultura.

Trump ya se había quejado por el comercio del vino. Pero los aranceles de importación del ese licor de la UE son más altos que los impuestos estadounidenses al vino europeo, y los consumidores europeos compran menos producto de EE. UU. Y pese a que Francia es un gran productor de vinos, por ser parte de la UE no es quien fija las cargas al comercio.

Refuerzo en la frontera no frena éxodo

El acuerdo in extremis entre México y EE. UU. ha llevado a un refuerzo de los controles migratorios en la frontera con Guatemala con inspecciones de vehículos y una presencia más visible de las fuerzas de seguridad en 11 municipios del sur del estado de Chiapas, pero aún no se ha zanjado por completo el flujo de migrantes. Los miembros de la Guardia Nacional aún no han llegado a la zona fronteriza. El canciller, Marcelo Ebrard, recordó que el despliegue estaba previsto, pero ahora será “más rápido”.

INTERNACIONAL

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *