‘Los venezolanos no se mudan de territorio, quieren vivir en 2019’

¿Cómo estamos contando la migración que nos cambió para siempre? Esa fue la pregunta que se planteó en el segundo foro de Panas en Colombia, la iniciativa de EL TIEMPO para cubrir la migración venezolana, que se realizó este viernes en Medellín.

La apertura estuvo a cargo de Frank So, delegado para asuntos migratorios de Usaid, y Martha Soto, editora de la Unidad Investigativa de EL TIEMPO.

“Muchos dicen que los venezolanos vinieron a ponerle más peso al país. Pero pensemos en esto ¿Por qué no decir que los colombianos han salvado a miles de venezolanos?”, afirmó So.

Por su parte, Martha Soto habló de la importancia de que los medios sensibilicen a la gente para evitar el brote de xenofobia.

Una de las intervenciones que mas sacudió al público fue la de Willy McKey, escritor y semiólogo político y colaborador de ProDavinci, quien hizo una reflexión sobre la migración que no es solo de espacio y territorio, sino también de tiempo, de costumbres, de oficios.

“Los venezolanos no se mudan de territorio, se mudan de tiempo. Quieren vivir en 2019: con agua, luz, hospitales, un lugar donde las mujeres sean respetadas y puedan ir a comprar lo que quieran en el supermercado. Se van de una coordenada específica a la que la gente, por ejemplo, en Colombia, está llegando por un Excel”, aseguró McKey.

De acuerdo con el escritor venezolano, en la mayoría de las veces se observa y se difunde la migración solo como un flujo de personas, y no se entiende como una capacidad instalada de transformar a todos los niveles.

“¿Quién nos metió en la cabeza que estábamos mejor antes de que llegaran los migrantes? Hay que analizarlo y ver que no. La migración no es un flujo de expansión sino de intensidad. Las personas que llegan pueden llegar a transformar o crear soluciones a los problemas que no hemos podido resolver”, afirmó.

McKey fue enfático en decir que espera que sus compatriota venezolanos no anhelen la Venezuela de antes. “La nostalgia es uns trampa y ojalá no pensaramos en el país que teníamos antes porque después de ese país sigue el que tenemos ahora. Busquemos nuestro país imaginado”, indicó McKey.

‘Igual que en Sudáfrica, Colombia recibe migrantes mientras termina su conflicto’

La conferencia internacional estuvo a cargo de Loren Landau, jefe de investigación de movillidad humana y política de la diferencia en Sudáfrica de la Universidad de Witwatersrand, quien afirma que la migración que llegó a Sudáfrica cuando estaban en la transición post apartheid es un fenómeno muy similar al que ahora tiene Colombia.

“Sudáfrica estaba en un momento parecido al de Colombia. También terminaban un conflicto armado y ese cambio no estaba siendo fácil.
En ese marco, sus vecinos estaban llegando. Venían de Somalia, Zumbaue, Namibia, Mozambique. Las comunidades de acogida enfrentaban muchos retos en términos de reconstrucción e inequidad y ahora tenían un tema más en qué pensar. La dificultad de integración era enorme”, explica Landau.

De acuerdo con el profesor estadounidense la clave para Sudáfrica fue cambiar los términos de comunicación en los que se estaba hablando de las personas que estaban llegando.

“Sudáfrica hablaba siempre en términos de crisis, dramático, o haciendo énfasis en que los migrantes eran personas que necesitaban con urgencia ayuda. Imaginen hablar de eso en un país con tantas dificultades. La respuesta fue violenta y xenofóbica”, explicó Landau.

Y agregó:

“Ahora piensen en esto. Esas personas migran a países, ciudades y el final de su recorrido son los vecindarios. ¿A dónde llegan? Generalmente a los barrios pobres o a las zonas periféricas, donde hay pocas oportunidades de empleo. Eso generó un debate nacional porque la animadversión contra los migrantes estaba creciendo. Pero ¿qué era lo que estaba fallando? Simple. Estaban hablando en un discurso de vulnerabilidad y obligación. Era un lenguaje de élite, de asistencia, que creaba la sensación de que eran una amenaza para la economía”, enfatizó.

Para Landau, la experiencia de Colombia ha sido lenta, pero positiva porque es claro que todos los sectores se han involucrado en atender la migración.

Estaban hablando en un discurso de vulnerabilidad y obligación. Era un lenguaje de élite, de asistencia, que creaba la sensación de que eran una amenaza para la economía

“Es muy bueno lo que ha hecho Colombia porque veo aquí en este mismo foro hemos visto a las organizaciones civiles, a las autoridades locales, a representantes del Gobierno y a los medios que lo ponen en la agenda. En Suráfrica, por el contrario, había un espacio muy, muy pequeño de personas que trabajaban con ellos y por ellos. Al final lo que tuvimos que hacer fue dejar de hablar de ellos como los otros. Era algo así: si un barrio tenía migrantes y sus habitantes estaban en condiciones precarias, se ayudó y se comunicó, pero sin hacer diferencia. Era un cambio que se sostenía en el tiempo”, explicó Landas.

Todos somos medios de comunicación

El primer panel, moderado por Cindy Morales, subeditora de ELTIEMPO.COM y creadora de Panas en Colombia, estuvo integrado por José Guarnizo, editor de Semana.com, Jorge Iván Bonilla, jefe del departamento de Comunicación Social de la Universidad Eafit, Willy McKey, escritor y semiólogo político y colaborador de ProDavinci, y Valentina Herrera, periodista de Blu Radio Medellín.

“La migración venezolana se empezó a cubrir de manera periférica y sí hacía falta una noción de Venezuela más amplia», apuntó Guarnizo.

Los panelistas estuvieron de acuerdo en que, al Colombia tener una tradición de país expulsor y no receptor, recién ahora empieza a incorporar nuevos conceptos y por tanto a entender lo que significa esa crisis multidimensional.

“Una palabra puede cambiar todo el contexto, el tono, el enfoque y la percepción de las personas que leen una nota. No es menor que debamos pensar la estructura de lo que escribimos, claro, pero también el periodista deberían dejar que esa nota de “intoxique” de lo que ve. ¿A qué me refiero? A qué una historia, una historia bien contada, con rostro y humanidad puede explicar mejor lo que esta pasando, incluso mejor que un montón de tablas de Excel” afirmó McKey.

A su vez, Valentina Herrera, habló sobre la rapidez que significa su trabajo en la radio y afirma que el conocimiento ha permitido tener una información más precisa y veraz para la sociedad.

“Todos los contextos migratorios hay que aprender a contarlos de una manera fácil y concreta para que todos entiendan de qué se está hablando. Conocer la diferencia entre migrante y refugiado, conocer qué es la apátrida, me ha permitido hacer una mejor cobertura”, indicó.

La academia tuvo su parte en el panel con la participación de Jorge Iván Bonilla, jefe del departamento de Comunicación Social de la Universidad Eafit.

De acuerdo con él, la universidad no sólo está dando herramientas formales a los estudiantes sino que también los capacitan en habilidades blandas como la empatía y la sensibilización hacia temas nuevas de la sociedad”.

CINDY A. MORALES
Twitter: @cinmoraleja

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