El golpe de Boris para lograr un ‘brexit’ a su medida
Un camino espinoso es el que tendrá que andar esta semana el excéntrico y carismático primer ministro británico, Boris Johnson, quien se enfrenta a las desesperadas movidas políticas y legales de sus opositores, que buscan neutralizar los efectos de la orden ejecutiva de cerrar el Parlamento por cinco semanas y que ha dejado al Reino Unido ante la peor crisis constitucional de su historia reciente.
La furIa entre diputados se desató luego de que Johnson consiguió el miércoles que la reina Isabel II le aprobara una petición de cerrar las sesiones en la Cámara de los Comunes, desde donde se venía maquinando bloquear los planes oficialistas de una salida sin acuerdo del Reino Unido de la Unión Europea, conocida como el brexit, y prevista para el 31 de octubre.
El ‘golpe de Boris’, como algunos analistas han dado en llamar la audaz medida, recorta las posibilidades de que los miembros del Parlamento puedan sesionar desde la segunda semana de septiembre hasta el 14 de octubre, cuando se prevé la ceremonia tradicional de apertura de la nueva legislatura, con el discurso de la reina.
El primer ministro, conocido por su estilo desenfadado y cabellera despeinada, asumió el gobierno el pasado 24 de julio, luego de que su predecesora, Theresa May, dejó el cargo, agobiada y sin conseguir el respaldo al Tratado de Retirada firmado con Bruselas, que se venía negociando desde mediados del 2016.
La exprimera ministra británica Theresa May.
Tolga Akmen / AFP
Johnson ha amenazado con salirse del bloque si no se excluye del acuerdo el artículo referido a la llamada ‘salvaguarda irlandesa’, un controvertido mecanismo destinado a evitar una nueva frontera en la isla de Irlanda. Los euroescépticos sostienen que esa cláusula mantendría a Reino Unido en las redes de la UE.
Los que rechazan la propuesta del gobernante alertan sobre las consecuencias en la economía que puede traer quedar aislados del mercado europeo, y que pasan por desempleo, inflación y desabastecimiento de alimentos y medicinas.
Fácilmente se podría imaginar a Johnson –vestido de chaleco y corbatín, con un reloj de bolsillo en mano y una sonrisa socarrona– viendo correr de un lado a otro a parlamentarios y abogados opositores, que desde el jueves pasado lanzaron acciones legales en las cortes de justicia de Londres, Edimburgo y Belfast, cuyos veredictos podrían escucharse en los próximos días, y de prosperar podrían exigir al gobierno levantar la orden de cierre parlamentario.
Los Comunes, que vuelven de vacaciones este martes 3 de septiembre, ya han ido generado reuniones de emergencia para tratar de ganar tiempo y usar los pocos días de reinicio de sesiones para acelerar el debate y aprobar una ley que impida un brexit sin acuerdo, pedir una moción de censura contra el primer ministro y hasta llamar a elecciones generales de urgencia.
Líderes de los partidos opositores encabezados por el laborista Jeremy Corbyn están planeando acelerar el debate en los pocos días disponibles, que incluyen trabajar fuera del horario normal y el fin de semana.
Los opositores tratarán de tomar el control del calendario parlamentario para aprobar una legislación que obligaría al primer ministro a solicitar una extensión del plazo del brexit. Otra opción sería eliminar al gobierno actual mediante un voto de desconfianza, que implicaría elecciones.
Miles de personas se congregaron en Londres y otras ciudades para protestar contra lo que llaman el ‘golpe’ de Boris Johnson a la democracia británica.
VICKIE FLORES, Efe
Para este martes se espera una gran manifestación en Londres, promovida por Momentum, movimiento de base izquierdista, que promovió la figura de Corbyn. Este sábado hubo otra gigantesca en Londres y otras ciudades.
La líder de la organización, Laura Parket, le advirtió a Johnson que si “robas nuestra democracia, cerraremos tus calles” y habló de que se hará un intento de ocupar Westminster, sede del Parlamento.Analistas políticos advierten que las cosas podrían salirse de las manos del premier británico y podría costarle el puesto en el 10 de Downing Street, residencia oficial del gobernante.
La oposición está como un animal resentido que puede atacar con ferocidad.
“La oposición está como un animal resentido que puede atacar con ferocidad”, dijo a EL TIEMPO la analista y periodista Laura Kuenssberg, al comentar que “la indignación está a flor de piel”.
A su juicio, “con tantos ex-ministros conservadores que se han pasado a la bancada opositora, el grupo que lucha abiertamente contra la posibilidad de abandonar la UE sin un acuerdo tiene una tez diferente. Y los partidos de oposición, incluido el liderazgo laborista, ahora parecen estar totalmente comprometidos con el plan”.
Otro elemento que podría jugar en contra de Johnson es que el encargado de imponer la línea partidista conservadora en el Parlamento, Lord Young, renunció a su rol, en protesta por la medida oficial, bajo el argumento de que “socava el papel fundamental del Parlamento”.
(…) Tal vez sean la presión que imponen los reducidos plazos y la indignación por la estrategia de Johnson lo que unifique a la oposición y los fuerce a buscar una solución.
En la práctica, eso significa que el oficialismo, que cuenta con una escueta mayoría de un voto de ventaja entre los 650 miembros de la Cámara de los Comunes, podría salir derrotado estruendosamente, como le ocurrió a la ex primera ministra Theresa May.
El profesor de la Universidad de Sheffield, Pablo Castillo, explicó a EL TIEMPO que el Parlamento tiene todavía “una ventana de oportunidad para impedir el brexit” en los términos que quiere Johnson.
“El Parlamento lleva meses sin ponerse de acuerdo en una salida para desbloquear la situación del brexit, pero tal vez sean la presión que imponen los reducidos plazos y la indignación por la estrategia de Johnson lo que unifique a la oposición y los fuerce a buscar una solución”, apuntó Castillo, al advertir que en el choque de poderes son las instituciones democráticas las que pierden.
María Victoria Cristancho
Para EL TIEMPO
Londres
Twitter: @mavicristancho