Boris Johnson pondrá a ‘la gente contra los políticos’ británicos

“La gente contra los políticos” sería la plataforma de campaña del primer ministro británico, Boris Johnson, quien buscaría trasladar el campo de batalla del Parlamento a las calles, para aferrarse al poder y salvar su futuro político.

Maniatado y a merced de una oposición empoderada, el primer ministro se jugará así sus últimos cartuchos para tratar de resolver la más grave crisis de la historia reciente del Reino Unido, que lleva negociando desde hace tres años una salida de la Unión Europea (brexit), que ya le costó el cargo a su predecesora, Theresa May.

La crisis británica se ha ido agravando desde hace dos semanas, luego de que el ejecutivo ordenó el cierre del Parlamento, usando una norma comúnmente aplicada a comienzos de las sesiones legislativas para facilitar la presentación del programa de gobierno del primer ministro de turno.

Esa medida desencadenó la furia parlamentaria, por considerarla como una jugarreta de Johnson para evitarse un debate que le entorpeciera sus planes de ‘brexit duro’ o sin acuerdo previo, y por temor a sufrir la misma suerte de su predecesora, Theresa May, quien debió renunciar al cargo en junio pasado.

Parlamento británico

El primer ministro británico, Boris Johnson, habla ante el Parlamento británico.

El contraataque parlamentario se dio el martes pasado, cuando el ente legislativo reinicio actividades luego del receso de verano de mes y medio. En menos de 48 horas, le asentaron sendas derrotas a Johnson, quien lleva menos de dos meses en el cargo.

En tiempo récord, las dos Cámaras de los Comunes y los Lores probaron una ley que echa para atrás sus planes ‘brexitarios’ y lo obligan a pedir a Bruselas una extensión de tres meses de las negociaciones para el divorcio europeo. La nueva legislación podría ser ratificada a principios de semana por la reina Isabel II, en su carácter de jefe de Estado.

Johnson, acérrimo defensor de cumplir el llamado brexit que devuelva el control de las decisiones políticas y comerciales a los británicos, llegó al poder en julio pasado bajo la promesa de lograr la salida del bloque europeo, que ya había sido postergada en marzo y abril pasado y cuya próxima fecha es el 31 de octubre.

A las calles

El excéntrico y carismático mandatario, ex alcalde de Londres y ex ministro de Relaciones Exteriores, confía en resolver la crisis, contando que su popularidad le de bases para ganar unas elecciones generales probablemente en noviembre.

Brexit

El primer ministro británico, Boris Johnson ha sido muy criricado por querer sacar al Reino Unido de la Unión Europea (brexit) sin un acuerdo ordenado.

Según el último sondeo de opinión de la encuestadora YouGov, Boris Johnson mantiene una preferencia del 35 %, diez puntos por encima de su más cercano competidor del Partido Laborista, Jeremy Corbyn con del 25 %.

Por eso, fijaría su campaña en tratar de convencer a sus compatriotas que le den el apoyo para cumplir su promesa de sacar al Reino Unido de la Unión Europea a toda costa, conocido como el brexit, y derrotar al parlamento, que lo ha dejado maniatado y ha bloqueado su intento de cumplir con el mandato popular del referéndum del 2016, la reveló a EL TIEMPO David Ruffley, uno ex ministro, que forma parte del equipo de estrategas de la maquinaria partidista del partido Conservador.

Sin margen de maniobra, el ‘premier’ no tiene otra que renunciar en los próximos días y llamar a elecciones generales para noviembre.

La idea es que primer ministro anule la ley ‘anti brexit duro’, aprobada por aplanadora opositora en el Parlamento.

Todo está calculado

“Boris podría luchar en unas elecciones generales en noviembre en una plataforma ‘la gente contra los políticos’, donde Boris dice que está del lado del pueblo. Muchos conservadores, como yo, creemos que puede ganar de esa manera”, reveló Ruffley.

Según el estratega conservador, “todo está calculado y se han barajado tres opciones: Primero, ignorar la legislación, pero eso sería ilegal y no actuará ilegalmente. En segundo lugar, posponer el brexit a enero, pero eso destruiría al Partido Conservador y por lo tanto no lo hará. Esto le deja con una tercera opción: renunciar en octubre para permitir que Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, intente formar un Gobierno en un plazo de 14 días que fracasará, lo que desencadenará una elección general en noviembre que Johnson espera que pueda ganar».

Jeremy Corbyn

Jeremy Corbyn, líder laborista en el Parlamento británico y uno de los más fuertes opositores del primer ministro británico, Boris Johnson.

Foto:

Reuters

En los pasillos del Palacio de Westminster, sede del poder legislativo, se comentaba que Johnson pondría otra vez la moción de llamado a elecciones, que fue rechazada el jueves pasado, por no contar con los votos de las tres cuartas partes de los 650 miembros de la Cámara de los Comunes. Esta vez, el gobernante acudiría a una figura de ‘voto sencillo’, que solo requeriría una mayoría simple para aprobar su pedido electoral.

No obstante, los analistas coinciden en que el ‘premier’ está “en desventaja absoluta”, con una minoría parlamentaria (de 300 diputados contra 340 de la oposición), por cuenta de la expulsión de 21 diputados rebeldes del partido Conservador, que se negaron a seguir la disciplina partidista, además de la renuncia de figuras claves del gobierno, incluyendo de su propio hermano, Jo Johnson, con quien el mandatario no logró conciliar diferencias políticas.

“Una votación simple permitiría que se fije una fecha de elección, lo que podría hacer que algunos diputados sean más propensos a votar por ella, aunque no hay garantía de que el gobierno gane”, dijo a EL TIEMPO, John Curtice, un escocés experto en el tema electoral.

Plomo en el ala

“El plomo en el ala del primer ministro es el propio primer ministro”, aseguró a el experto en tema electoral escocés, para quien Johnson se ha granjeado la desconfianza de propios y extraños, “por ser impredecible, contradictorio y económico con la verdad”.

Eso explica por qué Jeremy Corbyn, el líder laborista y cerebro del bando opositor, le ha puesto barreras a la moción de llamar a elecciones generales, a pesar de que su discurso político reciente ha estado centrado en pedir comicios. El propio Corbyn lo dejó claro: “Queremos elecciones, pero solo después de que se ejecute la ley que bloque el brexit duro, no antes”.

Boris Johnson

Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido.

El líder laborista no se ha dado por aludido ante el matoneo de Johnson, quien se burló de Corbyn llamando ‘gallina’ por temer a enfrentarse al pueblo en elecciones generales.

La estrategia laborista va dirigida a llamar a una elección en sus propios términos, probablemente en una fecha posterior.

Cualquier acción de gobierno u oposición sería una carrera contra el tiempo, dado que el Parlamento se debe cerrar esta misma semana.

MARÍA VICTORIA CRISTANCHO
Para EL TIEMPO
Londres
En Twitter: @mavicristancho

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