Una España inestable y cansada busca salidas al bloqueo

El 10 de noviembre se celebrarán en España las cuartas elecciones generales en los últimos cuatro años. Será la segunda vez que se repitan unos comicios (la primera fue en 2016) desde que se implantó la democracia en 1975.

Aunque Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (Psoe), ganó en las urnas en abril de este año, no pudo formar gobierno por carecer de la mayoría de apoyos de los diputados en el sistema parlamentario español.

El procedimiento electoral le daba otra oportunidad hasta el 23 de septiembre, cuando se podría volver a intentar la investidura. Durante ese tiempo se jugaron todas las fichas de negociación política.

Aunque Sánchez avanzó en conversaciones con Unidas Podemos (de extrema izquierda) para contar con sus votos, no logró, sin embargo, un acuerdo.
El Partido Popular (PP, de derecha) y Ciudadanos (de centro derecha) desde el principio advirtieron que no lo ayudarían.

Pedro Sánchez y el Rey Felipe VI

El presidente en funciones de España, Pedro Sánchez, y el rey Felipe VI.

Luego de que Felipe VI conversó con todos los líderes políticos en la ronda de contactos efectuada esta semana, tal como dicta la ley, concluyó que era inútil intentar otra investidura de Sánchez. Los españoles, pues, están llamados a las urnas de nuevo.

Algo similar ocurrió con Mariano Rajoy, del PP, en 2015 y 2016. Esto ha llevado a que España viva largos periodos de interinidad, con presidentes en funciones cuyos gobiernos están limitados.
El analista político y catedrático de finanzas Juan Abellán se refiere a los aspectos más importantes de este panorama.

¿Cuál es el impacto social del fracaso de la investidura de Sánchez como presidente?

El impacto social es que la gente ya está cansada. Van ya bastantes elecciones, y estamos iniciando una ‘italianización’ de la política. Hay desánimo.

Los ciudadanos se desconectan de los políticos: estos van por un lado y la sociedad, por otro. Los políticos piensan que las personas son incultas (que son tontas, para decirlo claramente), pero ellas se dan cuenta de que solo buscan sus puestos, sus ministerios y sus diputados.

El impacto social es que la gente ya está cansada. Van ya bastantes elecciones, y estamos iniciando una ‘italianización’ de la política. Hay desánimo.

¿Se traducirá en una baja votación en las elecciones de noviembre?

No sabemos cómo será la movilización porque los políticos juegan con el miedo. Les dicen a los ciudadanos que vayan a votar para que no ganen los extremistas o los independentistas. La realidad es que hay un tema económico complicado.

¿A qué se refiere?

Todo este proceso ha aplazado algunas reformas muy importantes en España: la del trabajo (con un paro o desempleo alto, inestabilidad), la concerniente a la estructura de las empresas (más de la mitad de las pequeñas empresas son improductivas), la educativa (hay exceso de universidades).

Tenemos un sistema burocrático insoportable, hay que ver cómo afrontar las pensiones, reducir el número de ayuntamientos (alcaldías), gestionar de otra forma la administración, acabar con la morosidad, cambiar el déficit, incentivar la compra y el alquiler de viviendas, impulsar el plan energético… Muchas reformas están encima de la mesa y no se han llevado a cabo por la falta de un gobierno estable.

Todo este proceso ha aplazado algunas reformas muy importantes en España: la del trabajo, la de la estructura de las empresas, la educativa…

Desde el punto de vista económico, entonces, ¿habría sido mejor investir ahora a Sánchez?

No necesariamente. Un acuerdo del Psoe y Unidas Podemos habría implicado una espiral de gasto no productivo. Se produciría un incremento del déficit, una medida contraria a lo que dicta el Banco Central Europeo.

Este dice que España, Portugal y Grecia deben implantar políticas fiscales de control del déficit, de gasto. Creo que hay que gastar mejor y bajar el endeudamiento del país porque hay que preparar a la siguiente generación para los gastos.

¿Piensa que Sánchez tuvo en cuenta ese factor y por eso no se alió con Unidas Podemos?

Creo que no lo hizo por bastantes motivos, y seguramente eso pesó. Supongo que en Europa le advirtieron que no era oportuno acercarse a tanto populismo. Y seguro lo mismo sucedió dentro del partido. No es aconsejable unirse a Unidas Podemos ni económica ni políticamente, porque el partido se está desmembrando.

¿Va a ganar Sánchez las elecciones?

No va a haber muchas variaciones respecto al último resultado. El único juego que puede haber es el de las abstenciones. Normalmente, los votantes de la derecha no se abstienen. Al PP se le escaparon votos hacia VOX (de extrema derecha) y es probable que vuelvan. Lo mismo sucedió con Ciudadanos.

Pero, por lo general, la derecha vota y depende más del grado de abstención de la izquierda. Puede que la gente no se acerque a las urnas por desidia o porque le molestó algo que hizo su candidato, pero no cambia en unos meses su voto radicalmente.

Si es así, Sánchez, de nuevo, no contará con la mayoría del Parlamento… ¿Puede repetirse la historia de ahora?

Yo creo que los partidos de derecha, tanto Ciudadanos como el PP, van a estar más orientados a negociar.

¿Qué se puede hacer para evitar esta inestabilidad política? Hay quienes hablan de una reforma electoral constitucional…

No se puede hacer una reforma constitucional cuando tienes el problema encima de la mesa, pero sí es necesaria. Es políticamente difícil porque están los separatistas y los nacionalistas, que tienen demasiado peso en el Congreso para los pocos votos con que cuentan.

Pero es necesaria una que permita que una situación como esta se pueda solucionar en cuestión de días. Hay que buscar una fórmula para que en el lapso de una semana se produzca el cambio. No tiene sentido un proceso electoral tan rígido hoy en día.

En todo caso, estoy seguro de que las elecciones de noviembre nos van a permitir desencallar y de que entre el Psoe, el PP y Ciudadanos llegarán a acuerdos
, ya sea entre los tres o solo entre dos de esos partidos.

JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal de EL TIEMPO
Madrid

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