¿Por qué prohibición de máscaras preocupa a protestantes en Hong Kong?
La Jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, anunció este viernes en rueda de prensa la ilegalización desde esta medianoche del uso de máscaras con las que los manifestantes ocultan su identidad durante las protestas que se generaron en la ciudad semiautónoma en los últimos cuatro meses.
Para ello, el Gobierno echará mano de una ley de emergencia que constituirá como delito el uso de máscaras para intentar «restaurar el orden», según dijo Lam, quien añadió que «la ley no implica que Hong Kong esté en estado de emergencia», sino que «las protestas son cada vez más frecuentes y violentas, y la gente está preocupada».
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Tapabocas, máscaras, camisas negras, gafas de seguridad, cascos y lásers: así es el uniforme que los manifestantes del movimiento prodemocracia en Hong Kong adoptaron en los últimos dos meses para protegerse de la represión y de ser identificados por la policía; además han bloqueado circuitos cerrados de cámaras de vigilancia y se comunican a través de aplicaciones con mensajes encriptados.
La privacidad se ha convertido en una verdadera preocupación para los protestantes, denunció a EL TIEMPO una de las participantes del movimiento, quien pidió identificarse como ‘K’.
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Con el uso de inteligencia artificial, dice, la administración ha compartido públicamente las identidades de varios protestantes marcándolos con una ‘alerta’ en aeropuertos, donde son interrogados, y en sus lugares de trabajo, lo que ha forzado varios despidos.
«Varios protestantes han sido retenidos e interrogados por la policía hasta por tres días seguidos (….) Una conocida fue arrestada y no sabemos nada de ella desde entonces», denuncia ‘K’.
Según Elizabeth Denham, comisionada de información del Reino Unido, millones de datos biométricos personales recolectados por los gobiernos podrían filtrarse o ser usados con malas intenciones.
«El análisis facial de las personas que hacen su día a día, para identificarlos, es una amenaza potencial para la privacidad. Debería preocuparnos a todos», dijo a en un comunicado.
Una conocida fue arrestada y no sabemos nada de ella desde entonces.
Uno de estos casos, que fue destacado por la prensa, es el de un miembro del personal del consulado General Británico en Hong Kong, quien se encuentra bajo «detención administrativa» en la parte continental de China desde hace casi dos semanas después de visitar la cercana ciudad china de Shenzhen para una reunión.
«Estamos muy preocupados por las informaciones de que un miembro de nuestro equipo fue detenido cuando regresaba a Hong Kong de Shenzhen», declaró un portavoz de la cancillería británica, en un comunicado.
Para lograr su libertad, declara ‘K’, los capturados deben firmar un documento en el cual declaran su lealtad incondicional al Partido Comunista chino y su apoyo a la política de ‘un país, dos sistemas’ que rige en Hong Kong.
El miedo y la paranoia que produce el poderío militar y tecnológico ha aumentado de manera significativa entre el movimiento, que completó once fines de semana consecutivos pidiendo de manera pacífica elecciones libres en este territorio autónomo.
«China tiene métodos de vigilancia propios de una autocracia y estamos viendo que los quiere implementar también en Hong Kong, lo que es una directa violación del pacto de ‘un país dos sistemas’ que hizo con Reino Unido en 1997. (…) Las libertades con las que contamos, como el acceso a redes sociales, a la prensa libre y a expresarnos libremente ya se están viendo afectadas por China. (…) Tememos que la recolección de nuestros datos que hace el gobierno nos afecte en un futuro como ciudadanos», dice ‘K’.
China tiene métodos de control propios de una autocracia y estamos viendo que los quiere implementar también en Hong Kong.
Estos temores no son infundados. Según denunciaron redes sociales como Facebook y Twitter este martes, China estaría llevando a cabo una campaña en estas plataformas para desacreditar la movilización prodemocracia en Hong Kong, y sembrar la discordia en la excolonia británica y en otros países, ya que estas redes están prohibidas en China continental. Solo la red social Weibo es permitida, bajo estricta supervisión del Partido Comunista.
Facebook precisó que algunas publicaciones de las cuentas suspendidas comparaban a los manifestantes hongkoneses con los combatientes del grupo Estado islámico, calificándolos de «cucarachas» y atribuyéndoles supuestos proyectos de asesinatos.
Los medios de comunicación no han estado exentos de censura. Según relata ‘K’, los canales oficiales han calificado como «terroristas» a los manifestantes, evitan mostrar la violencia por parte de la policía y justifican una intervención más extrema por parte del ejército chino.
«Nosotros preferimos informarnos e intercambiar información en redes sociales, o en chats encriptados entre nuestros conocidos y amigos. Tomamos acciones juntos, no tenemos líderes definidos», dice ‘K’.
«Hay mucho miedo entre los ciudadanos, pues somos conscientes del poder que tiene China frente a nosotros, que protestamos de manera pacífica y sin armas (…) Los hongkoneses valoramos nuestra libertad y el sistema en el que vivimos. No queremos que la política de ‘un país, dos sistemas’ se acabe, solo pedimos que China la respete, y en este momento no lo está haciendo”, añade ‘K’ desde Hong Kong».
REDACCIÓN INTERNACIONAL
Con EFE