Alza de combustibles, una prueba de fuego para Lenín Moreno en Ecuador
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, enfrentó esta semana una de las pruebas más difíciles en lo que va de su gobierno. Todo por cuenta de la eliminación de los subsidios a los combustibles, que generó una huelga de transportadores y protestas en diferentes ciudades del país, como Quito, que llevaron al mandatario a declarar el estado de excepción por 60 días para “evitar el caos”.
Los recortes anunciados por Moreno hacen parte de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que exigió reducir el gasto público e incrementar los ingresos del Estado, para desembolsar créditos por 4.209 millones de dólares.
El pedido fue hecho por el Gobierno ante el déficit fiscal, la falta de liquidez y una deuda externa que subió un 47 por ciento en el actual período presidencial y que alcanzó los 39.491 millones de dólares (36,2 por ciento del PIB).
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El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno.
Sin subsidios, el precio de los combustibles se trepó hasta en un 123 por ciento; el galón de diésel pasó de 1,03 a 2,27 dólares, mientras que la gasolina extra, de 1,85 a 2,30 dólares. Las subvenciones al año eran por 1. 300 millones de dólares.
Pese a las violentas protestas –que dejaron al menos 379 detenidos y 59 policías y 14 manifestantes heridos– y a la paralización del transporte público, el mandatario ecuatoriano dejó claro que no dará marcha atrás y recordó que Ecuador perdió 60.000 millones de dólares en subsidios a los combustibles por cuatro décadas.
“Bajo ninguna circunstancia vamos a cambiar la medida, que se oiga bien, no voy a cambiar la medida. Que quede claro, se eliminó el subsidio, se acabó la zanganería, y de aquí en adelante vamos construyendo el nuevo Ecuador que todos anhelamos, que todos soñamos”, afirmó Moreno.
Que quede claro, se eliminó el subsidio, se acabó la zanganería, y de aquí en adelante vamos construyendo el nuevo Ecuador que todos anhelamos
Según aseguró a EL TIEMPO Santiago Basabe, decano del Departamento de Estudios Políticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso-Ecuador), la eliminación de los subsidios al combustible constituye “la primera decisión de estadista de Moreno (…). Las políticas que se están tomando son para sanear la economía del país (…)”, dijo.
El presidente ecuatoriano ha culpado de la difícil situación económica a su antecesor, Rafael Correa, que según expertos tuvo un mal manejo de la economía durante los diez años que permaneció en el poder, pues incrementó el gasto público y engordó la maquinaria estatal basado en un boom petrolero que no perduró en el tiempo. Según los analistas, esos gastos son insostenibles y, por eso, la decisión de Moreno era inevitable.
“Para quitar los subsidios se requería de una valiente decisión política, y el Gobierno lo ha hecho. Por ello los sectores productivos, como las cámaras y los empresarios, lo han respaldado unánimemente”, manifestó el consultor ecuatoriano Alberto Acosta.
Quito fue una de las ciudades donde más se presentaron manifestaciones ante las medidas impulsadas por el presidente Lenín Moreno.
Sin embargo, los expertos aseguran que al recorte de déficit, Moreno tiene que sumarle la reducción al tamaño del Estado, un paso que no da espera.
“El ajuste en el sector estatal, de los empleos públicos, no ha sido suficiente como para evitar que el Gobierno se endeude más. Si un Gobierno no quiere reducir tanto su masa salarial, inevitablemente la única salida que le queda es aumentar endeudamiento, que es menos costoso políticamente, comparado con elevar impuestos o eliminar subsidios”, le dijo a este diario Pedro Romero, profesor de la Universidad San Francisco de Quito. “Si bien las medidas van por buen camino para aumentar la sostenibilidad fiscal, todavía son insuficientes”, agregó.
Aunque la estabilidad democrática no está en riesgo tras la decisión del mandatario, según el sociólogo Fernando Carrión, las “protestas dejaron resurgir un tipo de movilización con gran violencia política”.
Los manifestantes continuaban bloqueando vías este sábado en Ecuador.
Reuters
“La gente está desesperada de lo que pueda ocurrir con la inflación, que empiecen a subir los precios de los productos de primera necesidad, y reacciona molesta en contra de esta situación”, afirmó.
Lo cierto es que Moreno ganó un pulso, pues los transportadores, después de dos días de disturbios, suspendieron el viernes la huelga y le pidieron al Gobierno fijar nuevas tarifas para los pasajes con el fin de compensar el alza en el combustible.
“Al final del día, el Gobierno saldrá fortalecido por hacer las cosas correctas. Va por un buen rumbo al intentar ordenar la economía”, dijo Acosta.
Justo esta semana, la administración de Moreno también anunció que Ecuador saldrá de la Opep desde el 1° de enero del 2020. El objetivo, aseguró, es buscar la “reducción de gasto público y la generación de nuevos ingresos”, a través del incremento de su cuota exportadora sin restricciones.
Un pulso político
Entre 1996 y 2007, Ecuador vivió la peor inestabilidad política de su historia. Protestas sociales originaron el derrocamiento de tres mandatarios, dos de los cuales intentaron ajustes económicos. Legisladores opositores (correístas) reclamaron esta semana la salida de Moreno del poder. El mandatario los tildó de “golpistas”.
El Gobierno también deberá medir fuerzas con sectores indígenas, cuya capacidad de protesta suele ser importante en Ecuador y que junto a sindicatos tampoco están convencidos de la eliminación de subsidios y reformas laborales y tributarias que Moreno impulsa en función de lo convenido con el FMI.
SANDRA RAMÍREZ CARREÑO*
Subeditora internacional de EL TIEMPO
*Con información de AFP