Lo que se sabe de los miembros de Estado Islámico prisioneros en Siria
La perspectiva de que miles de prisioneros yihadistas radicalizados puedan huir en medio del caos provocado por la invasión turca en el nororiente de Siria ha causado una alarma generalizada.
La administración kurda que controla a los sospechosos de ser miembros de Estado Islámico (EI) se desmorona y su futuro nunca ha sido tan incierto.
Esto es lo que se sabe sobre los prisioneros, cuyo porvenir ha constituido una verdadera ‘papa caliente’ a nivel de seguridad y diplomático durante meses.
¿Cuántos son?
Según la administración kurda, hay unos 12.000 presuntos combatientes del EI custodiados por sus fuerzas de seguridad en el nororiente de Siria. Al menos 2.500 de ellos son extranjeros de más de 50 nacionalidades distintas. Se cree que el mayor contingente proviene de Túnez. Funcionarios de París afirman que entre 60 y 70 ciudadanos franceses se encuentran entre los prisioneros. El resto serían por partes iguales sirios e iraquíes.
¿Dónde están detenidos?
Los combatientes, capturados sobre todo en el marco de operaciones de las fuerzas kurdas, apoyadas por la coalición internacional contra los yihadistas liderada por Estados Unidos, se encuentran en al menos siete instalaciones diferentes. Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) lideradas por las milicias kurdas no han revelado los lugares exactos de detención, pero algunos son conocidos, como Roj, Dashisha, Jerkin, Navkur y Derik. Los niveles de seguridad en algunas de estas instalaciones son considerados insuficientes: «Solo son edificios apenas fortificados”, indicó un alto funcionario.
Riesgos de evasión
Abandonadas por Washington, las FDS advirtieron durante meses a sus aliados de la coalición antiyihadista que si tenían que movilizarse contra una amenaza turca, vigilar a los prisioneros extranjeros se convertiría en «una segunda prioridad». Con la retirada de las fuerzas estadounidenses de la región, la fuga de yihadistas es un riesgo real. Las autoridades kurdas locales informaron de la fuga de cinco sospechosos la semana pasada, en Navkur. Por su parte, Washington afirma que hasta ahora no ha constatado «evasiones importantes». Francia también asegura que, por el momento, la ofensiva turca no amenaza los centros de detención.
Traslados
Sin embargo, la invasión turca ha provocado cierta urgencia por encontrar una futura solución para estos prisioneros, sobre quienes los kurdos advierten que no pueden retenerlos, y mucho menos enjuiciarlos. Los gobiernos europeos, como el de Francia, se han mostrado reacios a repatriarlos, a falta de un marco legal claro respecto a ellos y por temor a una reacción pública negativa. Y, por supuesto, por el riesgo latente de posibles atentados.
Algunos gobiernos han tratado de trasladar a sus ciudadanos a Irak, posibilidad que el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, debatirá en Bagdad esta semana. Anticipándose al riesgo de fugas, Estados Unidos «tomó bajo control a dos miembros del EI de alto perfil» en las primeras horas de la ofensiva turca y los llevó «fuera de Siria», seguramente a Irak.
Familias del EI
Los combatientes detenidos cuentan con miles de familiares, sobre todo sus mujeres e hijos, detenidos en otras instalaciones, como el terrible campamento de Al Hol, donde unas 70.000 personas (en su mayoría sirios e iraquíes, pero también franceses, belgas o alemanes) se encuentran hacinadas y los guardias deben sofocar permanentemente disturbios.
Otra instalación para familiares de prisioneros del EI, en medio del campo de batalla actual, es la de Aín Issa, en donde, el domingo pasado, se fugaron unas 800 personas, según las autoridades kurdas. Algunos de ellos habrían regresado al campamento, pero otros pasaron al lado turco de la línea del frente y probablemente se han unido a células del EI que operan en la región. El martes, habría sido frustrado un intento de fuga en Al Hol, según un responsable de las FDS.
¿Resurgimiento?
Se eviten o no las fugas a gran escala, el redespliegue de combatientes de las FDS fuera de las infraestructuras de detención para defenderse ante la ofensiva turca crea un vacío de seguridad, que el EI podría aprovechar en toda la región. Las células durmientes del EI, que nunca dejaron de estar activas después de que el grupo yihadista perdiera el último bastión de su ‘califato’, en marzo pasado, aumentaron sus ataques en los últimos meses. El más reciente y mortífero lo perpetraron con un carro bomba, el 11 de octubre en Qamchili, provocando seis muertos.
AFP