Lo que está en juego en las elecciones británicas de diciembre
Los británicos se enfilan en las próximas seis semanas hacia lo que algunos llaman la ‘batalla del siglo’ con unas elecciones generales adelantadas, a realizarse el próximo 12 de diciembre, con la que podría cambiar la configuración política del Reino Unido, enfrascado en la peor crisis constitucional de su historia, luego de tres años y medio de frustrados intentos de salir de la Unión Europea (UE), proceso conocido como el brexit.
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La contienda electoral, la primera después de casi un siglo que se realiza en el medio de un invernal diciembre y prenavideño, es el nuevo campo de combate entre el gobierno minoritario del carismático y polémico primer ministro Boris Johnson, y la oposición reunida en el Parlamento, que lo obligó a romper su promesa de que el Reino Unido abandonaría la Unión Europea el 31 de octubre.
Esa misma oposición a la que Johnson califica como “incansablemente obstruccionista”, encabezada por el líder laborista Jeremy Corbyn, cedió al pedido del carismático y polémico mandatario, quien ha sufrido una decena de apabullantes derrotas parlamentarias, desde que llegó al poder en julio pasado, en reemplazo de Theresa May, quien renunció al cargo por su fracaso con el brexit.
Aire de triunfalismo
Johnson está acostumbrado a ganar comicios. Se convirtió en Alcalde de Londres en dos ocasiones, logró el liderazgo de su partido y luego consiguió ser el inquilino del 10 de Downing Street, sede del gobierno británico. Según sus cuentas, esta ocasión no será diferente y cree que podrá matar dos pájaros de un solo tiro: se deshace de los indeseables del Parlamento y completa el brexit.
El propio gobierno quiere que estas elecciones se centren en el divorcio con la UE y el primer discurso de campaña de Johnson del viernes así lo ratificó. “Mi prioridad principal sigue siendo como siempre ha sido lograr el brexit y hacerlo con nuestro nuevo acuerdo (logrado con las autoridades europeas). Necesitamos asegurar que nuestro país tiene un gobierno con una mayoría funcional que puede resolver un tema de tanta importancia para el pueblo británico”, escribió el primer ministro en su cuenta de Twitter.
El triunfalismo de Johnson se sustenta en las encuestas de opinión que le dan 17 puntos de preferencia sobre su más cercano contendor, el laborista Jeremy Corbyn.
El popular diario gratuito Evening Standard publicó esta semana los resultados de una consulta de la encuestadora Ipsos Mori que refiere que los tories, como se conocen a los conservadores, habrían subido ocho puntos desde septiembre pasado a 41 por ciento, mientras que los laboristas estaban estancados en 24 por ciento de las preferencias entre los británicos.
El Reino Unido es una monarquía constitucional con un sistema de gobierno parlamentario y voto uninominal, en el cual cada candidato al Parlamento, incluyendo el propio primer ministro, deben ganar en la localidad que representan.
Se eligen 650 diputados a la Cámara de los Comunes, y el líder del partido que tenga más miembros se convierte automáticamente en primer ministro. Eso explica porque Johnson se juega esta carta electoral para sus propósitos políticos.
Con reservas
Pero los analistas tienen sus reservas sobre el triunfalismo conservador, que ya vio disminuida su bancada parlamentaria en las pasadas elecciones del 2017, cuando May también acudió a elecciones de emergencia, creyendo que iba a lograr una mayoría para gobernar sin la presión opositora. En esa ocasión, el Partido Conservador tuvo una pérdida neta de 13 escaños, mientras que los laboristas ganaron 30 puestos parlamentarios.
«Johnson se las juega por cambiar la balanza de poder y conseguir los 326 escaños en la Cámara de los Comunes para poder gobernar con una mayoría funcional», dijo a EL TIEMPO, el periodista y escritor Enrique Zattara, quien cree que esa apuesta podría salirle mal al primer ministro, por el alto grado de desconfianza que genera, por las triquiñuelas que ya ha usado como engañar a la Reina Isabel II de cerrar el Parlamento por seis semanas para evadir el debate sobre el brexit.
Según la directora del Instituto de Gobernabilidad, Bronwen Maddox, el líder de los conservadores seguirá apelando a la narrativa del “pueblo contra el Parlamento”, y la amenaza de que perder las elecciones conduzca a que el brexit no suceda en absoluto, defraudará al partido brexit y asustará a losvotantes laboristas que se inclinan por el divorcio para cambiar su lealtad.
“Pero su estrategia electoral es arriesgada”, refiere Maddox, al recordar que hasta ahora Johnson no ha logrado sacar adelante el brexit, en contra de sus promesas, y ese fallo podría ser capitalizado por el partido del ultra conservador Nigel Farage, el favorito del presidente estadounidense, Donald Trump, quien ya abogó porque se dé un pacto electoral Johnson-Farage para obtener votos cruciales.
En el escenario electoral, al laborismo, liderado por Corbyn, del ala más izquierda se le acusa de no tener una posición clara frente al brexit. Su estrategia parece enfilarse a prometer que resolverá el tema del divorcio europeo en seis meses y le dedica gran parte de su mensaje electoral a su agenda social y “radical”, que pasa por bajar horas laborales y eliminar las matriculas universitarias.
Eso no les preocupa a los conservados, quienes reconocen en los pasillos del Palacio de Westminster, que su preocupación es que pueden perder escaños, no tanto de mano de los laboristas, como de las agrupaciones más radicales en contra de la salida británica del bloque europeo, como el Partido Liberal Demócrata, y el Partido Nacionalista de Escocia (SNP).
Allí justamente, dicen los expertos, estaría la clave del triunfo o fracaso de la apuesta electoral británica.
Escocia quiere seguir sola
Cinco años después de un referendo en el que el 55 por ciento de los escoceses que votaron prefirieron no independizarse del Reino Unido, las cosas, según las autoridades de Edimburgo, están maduras para volver a insistir en su independencia y permanecer en la Unión Europea.
La razón es que dos años después, en el referendo del 2016, los británicos decidieron salirse de la UE (brexit), aunque la mayoría de los escoceses votaron que no.
Lo que cada uno desea
Para los conservadores, lo ideal es abandonar la Unión Europea lo antes posible con el acuerdo que Boris Johnson renegoció en Bruselas en octubre.
Por su lado, los laboristas se van por la idea de renegociar su propio acuerdo de brexit y someterlo a un nuevo referendo que pudiera incluir la opción para quedarse en la UE. En cambio, los demócratas liberales defienden a ultranza que el Reino Unido se mantenga en el bloque europeo y proponen cancelar el brexit por completo si ganan la mayoría.
Los radicales antieuropeos del autoproclamado Partido del Brexit están presionando por una ruptura limpia, basados, en términos generales, en irse sin un acuerdo negociado global con la UE para que los británicos tengan autonomía sobre sus leyes, fronteras y dinero.
MARÍA VICTORIA CRISTANCHO
@mavicristancho
Corresponsal para EL TIEMPO en Reino Unido