Unión Europea estudia el reconocimiento del Estado de Palestina
Europa empieza a estudiar el reconocimiento del Estado de Palestina como respuesta al polémico plan de paz de la Administración estadounidense para Oriente Próximo.
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Los cancilleres europeos se reunieron el lunes en Bruselas para, entre otros asuntos de la agenda europea, discutir una propuesta planteada por el luxemburgués Jan Asselborn, que pide que los 27 gobiernos del bloque comunitario reconozcan de manera unánime la independencia y soberanía palestinas.
La iniciativa de Luxemburgo fue discutida antes de la reunión con varios países, entre ellos España y Francia, que no la recibieron con malos ojos.
Fuentes de la diplomacia española contaron a EL TIEMPO que Madrid tuvo contactos con Luxemburgo, pero que, como la mayoría de gobiernos europeos, no se plantea por ahora cambiar su tradicional postura: no reconocimiento mientras no haya un acuerdo entre las partes.
Los gobiernos que animan la propuesta de Luxemburgo tienen peso suficiente para decidir –en el probable caso de que no se pueda tomar una decisión por unanimidad (exigencia sine qua non para asuntos de política exterior)– avanzar en solitario con reconocimientos bilaterales.
A pesar de esa posibilidad, la mayoría preferiría hacer el reconocimiento de Palestina desde la Unión Europea como bloque y no capital por capital.
La UE rechazó con contundencia el plan del presidente estadounidense Donald Trump. O de su yerno, presentada al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, hace tres semanas en Washington y sin la presencia de autoridades palestinas.
A pesar de esa posibilidad, la mayoría preferiría hacer el reconocimiento de Palestina desde la Unión Europea como bloque y no capital por capital.
A principios de febrero, el nuevo alto representante europeo para la Política Exterior y de Seguridad (canciller), Josep Borrell, recordó la posición europea, tomada en 2014.
Solo será válido, a ojos de Bruselas, un acuerdo alcanzado tras una negociación entre las partes, no por imposición exterior.
Ese eventual acuerdo debe permitir a Israel vivir en seguridad al lado de un “Estado de Palestina independiente, democrático, continuo, soberano y viable”. Cada uno de esos adjetivos tiene una importancia decisiva para los europeos. Europa se mantiene así fiel a una solución que permita la coexistencia de dos Estados y respete las líneas fronterizas de 1967 o su equivalente a través de transferencias de territorio acordadas por las partes.
Además de los apoyos políticos de España y Francia, Luxemburgo cree contar con el respaldo de Bélgica, Eslovenia, Finlandia, Irlanda, Malta, Portugal y Suecia.
Hasta ahora, de los 27 países de la UE, solo Chipre, Malta y Suecia reconocen el Estado de Palestina.
Alemania, más cercana a Israel desde hace décadas, no forma parte de las conversaciones de un posible reconocimiento de Palestina como Estado.
Gestiones de Israel
Fuentes comunitarias aseguraron a EL TIEMPO que Israel está intentando frenar la iniciativa en contacto con los gobiernos que habrían dado su apoyo al planteamiento de Luxemburgo.
Asegura la diplomacia israelí en sus mensajes que reconocer ahora a Palestina haría que los palestinos no quisieran negociar.
Las esperanzas israelíes de bloquear un reconocimiento de Palestina en nombre de la UE (y por tanto por unanimidad) se centran en los gobiernos de Europa del este, más cercanos a las tesis estadounidenses en política exterior, como el húngaro y el polaco.
La diplomacia israelí también está intentando convencer a los gobiernos que apoyarían la propuesta de Luxemburgo de que está dispuesta a sentarse a negociar con Palestina sobre la base del plan estadounidense.
Plan que la diplomacia europea rechaza porque ni se basa en un acuerdo entre partes ni permite el desarrollo del futuro Estado de Palestina.
Luxemburgo cree que el reconocimiento europeo de Palestina impediría que Israel siguiera construyendo colonias para judíos en territorios palestinos anexionados por la fuerza.
Según Asselborn, en Palestina “asistimos, día tras día, al desmantelamiento de la solución de dos Estados”.
Idafe Martín Pérez
Para EL TIEMPO
Bruselas