Trabajadores no esenciales retoman sus actividades en España
Los trabajadores de oficios no esenciales vuelven a la calle en España, luego de que el presidente Pedro Sánchez levantara la restricción que les impuso el 30 de marzo. Es el final de lo que él llama “la medida extrema de hibernación”.
No se trata de una descongelación de la cuarentena. De hecho, esta comenzó el 14 de marzo y desde entonces permitía que los trabajadores no esenciales cumplieran con sus deberes. Sin embargo, ante el aumento de las cifras de contagiados, el gobierno decretó un período de receso, que termina entre el lunes y martes, según los festivos de las comunidades autonómicas (departamentos).
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Los principales sectores no esenciales son la industria y la construcción, que reúnen en torno a cuatro millones de trabajadores. Es decir, continúan cerrados los restaurantes, comercios, universidades y colegios, entre otros. El confinamiento continúa y el gobierno ha sido muy enfático en ello.
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Aunque el lunes aumentó la afluencia de personas en los puntos de medios públicos de transporte y en las calles, el panorama de desolación no presentó cambios notables. El reparto gratuito de tapabocas constituyó la nota característica.
El gobierno anunció la entrega de diez millones de mascarillas, elementos que escasean desde que empezó la epidemia. Los agentes de policía se ubicaron a primera hora en puntos estratégicos de las estaciones de tren, metro y buses y las entregaron a los usuarios. La mayoría de ellos ya portaban una, pero aceptaron las nuevas porque las suyas estaban muy usadas o habían sido confeccionadas de manera casera.
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Debate por la decisión
En una reunión telemática que sostuvo Sánchez con los presidentes autonómicos (gobernadores) el domingo, recibió airadas críticas por la medida.
Uno de los más beligerantes fue Quim Torra, presidente de Cataluña, que aseguró que “es una temeridad y una imprudencia la decisión de permitir la vuelta al trabajo en las actividades no esenciales”.
Transmitió la inquietud de los directores de hospitales catalanes, para quienes el confinamiento total se debería extender por algunas semanas más. Le pidió al presidente reconsiderar la decisión y advirtió que, en todo caso, van a tomar sus propias medidas.
Exigen consultas previas antes de tomar decisiones y mayor coordinación entre todos
Íñigo Urkullu, presidente del País Vasco, criticó la falta de planificación clara en cuestiones como la repartición de los tapabocas y, sobre todo, las “decisiones no compartidas”. Le pidió a Sánchez “participación y colaboración, y luego comunicación externa; no al revés”.
En el mismo sentido se pronunciaron otros presidentes, como los de Galicia, Andalucía y Castilla-La Mancha, que exigen consultas previas antes de tomar decisiones y mayor coordinación entre todos.
Incluso en el interior del gobierno se mostraron opiniones en contra del levantamiento del período de hibernación para trabajadores en oficios no esenciales. El vicepresidente Pablo Iglesias, de Unidas Podemos, insinuó su desagrado con un trino en el que criticaba una medida parecida que se tomó en Italia. Y la diputada valenciana de esa misma formación Naiara Davó aseguró en Twitter que “Desde Podemos, creemos que no es el momento de echar al traste con todos los esfuerzos mantenidos hasta el momento para aplanar la curva y salvar vidas”.
Por su parte, Pablo Casado, líder del Partido Popular, criticó la “imprevisión” y la falta de garantías para los trabajadores que reanudan labores.
Sánchez siempre ha asegurado que se basa “única y exclusivamente en los criterios de los científicos» para tomar decisiones.
No le conviene que se levanten voces en su contra ahora, cuando busca llegar a acuerdos con las fuerzas políticas en lo que llama nuevos pactos de la Moncloa, en alusión a los que sellaron en 1977. Se dieron en el inicio de la transición a la democracia y gracias a ellos tomaron medidas en unidad para afrontar la grave situación económica que atravesaba España.
Nuevas instrucciones
El gobierno dio a conocer las instrucciones para que los trabajadores de oficios no esenciales regresen a las calles. Lo más importante es que no pueden salir los que sientan síntomas de coronavirus, hayan estado con una persona con la enfermedad o sean vulnerables. Tampoco aquellos que pueden teletrabajar.
Se prohíben obras de edificios donde haya personas ajenas a la construcción con las que se puedan encontrar los trabajadores. Y se les pide a los empresarios que suministren a cada empleado el material de protección necesario y que establezcan turnos escalonados para evitar aglomeraciones.
Se incentiva el uso del transporte privado, aunque se hace énfasis en que solo puede ir una persona en cada fila de asientos. Se invita a mantener una distancia de dos metros con respecto a los demás y a evitar usar equipo que otros hayan tocado.
Se les pide a los empresarios que suministren a cada empleado el material de protección necesario y que establezcan turnos escalonados
El gobierno insiste en las medidas que no se cansa de repetir: lavarse las manos con frecuencia, no tocarse la cara, airear espacios cerrados y desinfectar la ropa al terminar la jornada.
Sería desastroso retroceder ahora, cuando las cifras de infectados y muertes empiezan a bajar en España. El domingo los primeros crecieron en un 2 por ciento y los segundos en un 3 por ciento (517), el menor incremento desde que empezó la crisis en el país.
Hasta el lunes España suma 169.496 contagiados, 17.489 fallecidos y 64.727 recuperados. Es el segundo país en el mundo con más casos, después de Estados Unidos.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal de EL TIEMPO
Madrid