Ex jefa de gabinete de Petro involucrada en escándalo de dineros regresa para manejar recursos millonarios
BOGOTÁ —
Hace un poco más de tres meses, el presidente colombiano Gustavo Petro enfrentó uno de los más fuertes desafíos de su gobierno cuando estallaron escándalos relacionados con interceptaciones telefónicas ilegales, por parte de su exjefa de gabinete Laura Sarabia y la entrada de supuesto dinero irregular a su campaña, que también la involucraba.
El lunes, el jefe de Estado nombró a la exfuncionaria como la directora de Prosperidad Social, entidad encargada de entregar subsidios y apoyos económicos a los colombianos.
En una reunión a puerta cerrada, el mandatario tomó juramento a Sarabia en un salón del Palacio de Nariño. La funcionaria tendrá la obligación, entre otras funciones, de manejar el presupuesto asignado para esta entidad de casi 2.500 millones de dólares, según el portal de Transparencia Económica, del Ministerio de Hacienda.
Estos recursos son destinados a diferentes tipos de subsidios. Entre ellos, los relacionados con las transferencias de ayuda monetaria para población vulnerable en Colombia y el dinero dirigido a combatir la pobreza, el fortalecimiento de la infraestructura social y de hábitat; además de otros gastos de funcionamiento de la entidad, la cual también está encargada de administrar el Fondo de Inversión para la Paz.
Mientras Sarabia tomaba posesión, la Fiscalía colombiana pedía cárcel para los policías vinculados a las presuntas interceptaciones a sus exempleadas Marbelys Meza y Fabiola Perea.
En mayo, Sarabia se vio envuelta en un escándalo por el supuesto uso irregular del polígrafo para hacerle pruebas a una de sus empleadas, tras la desaparición de un maletín con 7.000 dólares que, según Meza, la cuidadora de su hijo, ella no robó. La niñera declaró que Sarabia le advirtió que debía someterse a esa prueba. Posteriormente, la Fiscalía anunció el hallazgo sobre interceptaciones ilegales a dos exempleadas de Sarabia, incluida Marelbys Meza.
Además de la investigación que abrió la Fiscalía por el caso, la Procuraduría abrió una indagación preliminar por el mismo escándalo.
Pero, además, tanto la Fiscalía como el Consejo Nacional Electoral (CNE) la investigan por el escándalos relacionados con la presunta financiación ilegal a la campaña de Petro.
Tras el suceso de la exniñera, se conoció que el exembajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, llevó a Marelbys Meza a Venezuela ante la posibilidad de que la empleada denunciara ante los medios. El exfuncionario también dijo que Sarabia había pedido su ayuda.
La bola de nieve creció después de que salieran a la luz unos audios, que incluían una disputa de poder entre ambos funcionarios, quienes además habían trabajado juntos en el pasado, y que incluían las amenazas de Benedetti de revelar supuestas irregularidades en la financiación de la campaña presidencial.
Sin embargo, Sarabia ha negado ante el CNE tener conocimiento de estos supuestos aportes. Armando Benedetti, por su parte, se ha ausentado del proceso por supuestas amenazas.
El martes, la funcionaria asistió a un interrogatorio de la Fiscalía, que fue suspendido, para declarar sobre las interceptaciones por el posible uso irregular del polígrafo. Allí, su abogado, Jorge Mario Gómez, dijo que Sarabia es «víctima de un hurto denunciado, ante la Fiscalía, desde el mismo 29 de enero» y que se le pedirá declaración al fiscal general, Francisco Barborsa, debido a que es «testigo de excepción de que Laura Sarabia nunca ha querido, ni ha aceptado, privilegios en razón del cargo que ocupaba.
Por su parte, la Fiscalía informó también el martes que la exjefa de gabinete de la Presidencia será investigada por la Corte Suprema de Justicia.
Apenas se desató el escándalo, la funcionaria presentó su carta de renuncia.
Cuando se desempeñaba como jefa de gabinete, Sarabia fue catalogada por el presidente como su «mano derecha». Incluso, algunos funcionarios de la Casa de Nariño reconocieron su gran peso en el gobierno.
Sarabia trabajó como secretaria personal de Benedetti, durante siete años, ganándose la confianza del mandatario, durante la campaña presidencial, y finalmente ocupando un cargo de alto nivel en el gabinete.