Costas de Italia permanecen llenas de migrantes que llegan en embarcaciones

En Lampedusa, la isla más meridional de Italia, miles de migrantes atestaban un centro de recepción construido para 600 personas, mientras seguían llegando pequeñas embarcaciones procedentes de Túnez.

En las afueras de Roma, un autobús que transportaba a migrantes de Sicilia a un centro en el norte se estrelló contra un camión el 15 de septiembre, matando a los conductores de ambos vehículos e hiriendo a 19 migrantes.

Los enormes retos que plantea la inmigración han vuelto a acaparar los reflectores, socavando los esfuerzos de la coalición gobernante de extrema derecha encabezada por la Primera Ministra Giorgia Meloni para demostrar avances en materia de migración.

Antes de su elección el año pasado, Meloni se posicionó como una opositora acérrima a la migración, haciendo un llamado a un “sitio naval” y sugiriendo que los barcos utilizados para rescatar a los migrantes fueran hundidos una vez que éstos hubieran desembarcado.

Desde que asumió el poder, ha cambiado de táctica, firmando un acuerdo de la Unión Europea con Túnez destinado a frenar el flujo de migrantes de ese país y trabajando con el bloque para redistribuir entre los estados miembros a los que sí llegan.

Ahora se encuentra en un dilema similar al de los gobiernos italianos anteriores. Los miembros de la coalición de Meloni piden que adopte un enfoque más duro y dicen que Italia necesita más apoyo de otros países europeos.

“Europa está impresionantemente ausente, lejana, distraída”, dijo Matteo Salvini, líder del partido Liga en la coalición. “Tendremos que defender nuestras fronteras por cuenta propia”.

En julio, en un acuerdo firmemente respaldado por Meloni, el Gobierno tunecino prometió reforzar sus fronteras marítimas y acelerar el regreso de quienes llegaron ilegalmente, a cambio de ayuda para su emproblemada economía. Ese dinero aún no se ha desembolsado.

Lampedusa, una pequeña masa de tierra rocosa rodeada de aguas turquesas y con una población de unas 6 mil personas, ha sido el principal destino de los migrantes procedentes de Túnez. A algunos isleños les preocupa que éstos puedan dañar la industria del turismo, pero muchos expresan empatía por las personas que desembarcan en sus costas.

Con el aumento en las llegadas de migrantes, Lampedusa se ha convertido en un foco de crecientes tensiones entre Italia y el norte de África, así como con sus vecinos europeos.

Francia ha anunciado controles más estrictos en sus fronteras para impedir que los migrantes que llegaron a Italia se dirijan al norte. Alemania ha dejado de aceptar solicitantes de asilo bajo el “mecanismo de solidaridad voluntaria” de la Unión Europea, diciendo que Italia no ha estado aceptando a migrantes que inicialmente llegaron allí, como indican las normas europeas.

Alrededor de 126 mil migrantes han desembarcado en Italia en lo que va de año, más del doble que los que llegaron en el 2022.

Los barcos de la guardia costera italiana suelen rescatar a migrantes a kilómetros de la costa y los llevan a un muelle al que sólo pueden acceder médicos, policías y funcionarios. Luego son llevados en autobús al campamento de recepción, aislado de la Ciudad. Una vez que las autoridades determinan el próximo destino de los migrantes en Italia, son trasladados en ferry o avión al continente.

Pero a medida que las cifras han aumentado, ese sistema se colapsó. Los migrantes exasperados han estado presionando para ser trasladados más rápidamente, y videos en las redes sociales muestran conatos de peleas y tensión dentro del campamento.

Algunos políticos han estado presionando al Gobierno para que despliegue a la Marina para recoger a los migrantes en el mar y aliviar la carga de la isla.

Meloni ha rechazado esa idea en el pasado.

“Enviar a nuestra Armada militar a trabajar como ferry para recoger migrantes sólo nos hace desperdiciar millones y millones de euros”, ha dicho.

Por: Gaia Pianigiani
The New York Times