Massa o Milei: Argentina elige entre el continuismo o una polémica propuesta de cambio

El jueves pasado, Javier Milei y Sergio Massa, los dos finalistas a la presidencia de Argentina que se definirá este domingo en segunda vuelta, cerraron una frenética campaña, aunque en ciudades y de maneras diferentes.

Mientras que el diputado libertario y líder de la formación de derecha La Libertad Avanza, Javier Milei, eligió Córdoba, el segundo mayor distrito electoral del país; el ministro de Economía, Sergio Massa, optó por encuentros diversos, en ámbitos cerrados y con públicos bien definidos: entidades empresariales y estudiantes de un colegio público de Buenos Aires, un guiño a las nuevas generaciones.

“Tengan la plena seguridad que, si tengo la responsabilidad de gobernar Argentina, voy a dejar mi alma y toda mi fuerza para que construyamos ese país que hoy es una utopía pero que lo podemos hacer realidad”, aseguró Massa, mientras sostenía un peluche de tigre que le regalaron los estudiantes en alusión a sus años en esa ciudad donde fue intendente.

Por su parte, Milei, que ha llenado estadios, pero nada parecido a lo del jueves en Córdoba donde saltó al escenario tras atravesar en una camioneta una avenida rebosante de banderas con su nombre y motosierras -símbolo de su campaña-, afirmó que este domingo le dará “vuelta la historia e iniciará el camino de la reconstrucción argentina”. “Los votos están y les vamos a ganar. ¡Viva la libertad, carajo!”, sentenció.

Dos escenas que fueron ejemplo de la imperante necesidad que tienen ambos candidatos para convencer a los indecisos, un puñado que definirá este domingo la suerte del país luego de que, tras la primera vuelta del pasado 22 de octubre donde Massa sorprendió con un primer puesto (36,78 por ciento) y Milei -gran ganador de las primarias de agosto- quedó relegado al segundo lugar (29,99 por ciento), se ha ido sumando tensión política y cálculos muy apretados.

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Milei

Cierre de campaña de Javier Milei en Córdoba, Argentina.

Milei: 51,1 por ciento. Massa: 48,8 %. Ese es el promedio de las últimas 15 encuestas registradas en Argentina antes de la segunda vuelta de las presidenciales más reñidas, y a la vez más atípicas, que recuerda el país.

El candidato heredero del oficialismo y el outsider de la derecha prácticamente empatan. La diferencia de 2,3 puntos porcentuales cae dentro del margen de error de la mayoría de encuestas publicadas no solo en Argentina, sino en prácticamente cualquier país.

Aambos candidatos están ante el gran desafío de generar un gobierno con una confianza lo suficientemente popular y estable

Así las cosas, el primer desafío del nuevo ocupante de la Casa Rosada será defender el resultado ante una prevista polarización.

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“La polarización política en Argentina existe hace mucho tiempo a nivel institucional, con la dominancia de dos fuerzas políticas y que será difícil de superar, aunque surjan nuevas fuerzas políticas. Incluso podría exacerbarse dado lo apretado del resultado. Pero, si a eso le agregamos que la polarización social, que genera conflictos entre grupos que piensan y votan diferente, ha crecido, ese elevado nivel de ansiedad social será el gran primer desafío una vez gane Massa o Milei”, le dice a EL TIEMPO Marina Pera, analista de Control Risks en Argentina.

Por su parte, Juan Negri, politólogo y director del departamento de Ciencia política y Estudios internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella de Argentina, aseguró que lo “más probable” es que, sin importar quién gane, “empiece a haber muchísima frustración social muy rápidamente”.

“Si el nuevo mandatario cae en un fracaso gubernamental va a generar una situación de muchísima angustia, con lo cual, ambos candidatos están ante el gran desafío de generar un gobierno con una confianza lo suficientemente popular y estable para salir de a poco de la situación de desazón en la que se encuentra Argentina”, afirmó.

Massa

Sergio Massa en su cierre de campaña en Buenos Aires, Argentina.

Economía, tema clave

La campaña ha estado centrada en la economía, cuyos desequilibrios exacerbados hacen tener una crisis aguda inminente, un escenario para el que Massa y Milei plantean salidas absolutamente diferentes, planteando serios dilemas a los 35,8 millones de argentinos que acudirán a las urnas.

“Quien gane hoy heredará una situación económica calamitosa. La actual combinación de políticas ha dado lugar a desequilibrios macroeconómicos insostenibles”, dice Michael Heydt, vicepresidente sénior de Calificaciones Soberanas Globales de la calificadora DBRS Morningstar.

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Taras fiscales y monetarias, altísima inflación, falta de reservas monetarias, elevado endeudamiento, actividad estancada y tasas de pobreza crecientes son las principales cuentas del rosario de problemas que afrontará el próximo jefe de Estado.

Sin oxígeno para funcionar, la segunda mayor economía suramericana acumuló hasta agosto una contracción del 1,6 por ciento y el consenso de los consultores privados marca que el PIB caerá este año un 2 por ciento desde una expansión del 5 por ciento en 2022.

Argentina

Los argentinos votarán en medio de una crisis económica, con la inflación en el 140 por ciento y más del 40 por ciento de la población bajo la línea de pobreza.

La principal preocupación de los argentinos es la inflación, con un índice de precios al consumidor que alcanzó el 142,7 por ciento interanual en octubre y que, según proyecciones privadas recabadas por el Banco Central, acumulará este año un alza del 185 por ciento, la más alta desde la hiperinflación de 1989-1990.

Para empeorar las cosas, el Banco Central casi no tiene reservas internacionales, mientras que los inversores nacionales y extranjeros están cansados de la historia de un país sobrevendido demasiadas veces en el pasado reciente.

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Milei promete dolarizar la economía, mientras que Massa apuesta a un mejor 2024 para el peso argentino de la mano de un boom de exportaciones, pero, aun así, la mayoría de expertos descuentan una corrección cambiaria.

Además, el futuro presidente deberá lidiar con el Fondo Monetario Internacional, organismo al que Argentina adeuda unos 46.000 millones de dólares y con el que en 2022 firmó un acuerdo de facilidades extendidas con exigentes metas de difícil cumplimiento y que no ha logrado ahuyentar el fantasma de un colosal cese de pagos.

“El nuevo presidente tendrá que estabilizar los precios, la inflación y el cambio, así como negociar nuevos targets con el FMI. Sin embargo, medidas impopulares, como aumentar algunas tarifas como la de la energía y el transporte para estabilizar los precios, implican costos políticos y sociales que pueden impactar la popularidad del presidente. No hay que olvidar que el enojo y la impaciencia populares serán desafíos constantes del próximo presidente”, explica Pera.

Milei - Massa

Javier Milei y Sergio Massa, durante el debate presidencial en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

Aliados legislativos

Para lograr estabilidad y ejecución, el nuevo mandatario tendrá que construir alianzas en el Congreso, incluso con coaliciones de centro. “Milei tendría que moderar el tono y dejar de lado las propuestas más controversiales y buscar el apoyo de la centroderecha, mientras Massa debería ofrecer puestos en agencias anticorrupción y en el ministerio de la Economía a la oposición. Con Milei en la presidencia, los riesgos de inestabilidad política son más altos, dado que no disfrutaría del apoyo de sindicatos y gobernadores, dos grupos históricamente muy importantes en Argentina, además del Congreso”, explica la analista.

“Con Massa en la presidencia, el desafío es mantener el equilibrio y la cohesión en una coalición con sectores de la centroderecha y de la izquierda. Milei, probablemente, no ejecutaría su radical y ambiciosa propuesta gubernamental, por la falta de apoyo político en el Congreso. Y el costo de no aprobar su agenda es frustrar su electorado. Sin embargo, como es el principal representante de su fuerza política, no perdería significativamente el apoyo de sus electores”, agrega.

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Con Milei en la presidencia, los riesgos de inestabilidad política son más altos

Y es que la decisión del expresidente Mauricio Macri (2015-2019) y de Patricia Bullrich, tercera en la elección de octubre y presente en el acto de cierre de Milei de este jueves, de dar su apoyo al libertario abrió aguas en la coalición de centroderecha Juntos por el Cambio, donde varios dirigentes se declararon neutrales y otros, sin dar respaldo explícito a Massa, rehusaron apoyar al ultraderechista.

Puertas adentro del gobernante frente Unión por la Patria, tanto el presidente argentino, Alberto Fernández, como la vicepresidenta, Cristina Fernández, se mantuvieron al margen de la campaña, dando todo el protagonismo al líder del Frente Renovador, tercera mayor fuerza dentro de la coalición oficialista.

Massa-Milei

Carteles políticos de Javier Milei y de Sergio Massa.

Estabilidad democrática

Para los expertos, Argentina seguirá teniendo estabilidad democrática luego de estos resultados. No obstante, desde la mirada de Negri “el problema de fondo es que la democracia argentina, que cumple 40 años, ha tenido un desempeño muy malo”. “El modelo gubernamental ha sido incapaz de proveer bienes y servicios públicos de calidad a sus a sus habitantes. Eso explica la aparición de candidatos con credenciales democráticas un poco peores”, explica.

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Para el académico, la clave del nuevo presidente es entender cuál es la raíz de los problemas del país. “Creo que Milei propone soluciones radicales, infantiles y simplistas. Aunque, desde mi perspectiva, entiende mejor cuál es la naturaleza de los problemas que está atravesando el país. Massa, si bien tiene una orientación más ortodoxa que sus antecesores, el peso del kirchnerismo puede dejarlo ciego ante el problema económico de fondo, desconociendo la necesidad de proponer reformas profundas”, comenta.

Con otros temas sobre la mesa como la seguridad, el rol del Estado y los derechos humanos, asuntos que incluso permearon el debate obligatorio entre ambos candidatos celebrado el pasado domingo, en el que Massa fue claro vencedor por su astucia para manejar los intercambios y los tiempos, los argentinos votarán este domingo a la espera de un 2024 que se pronostica cargado de conflictividad social.

STEPHANY ECHAVARRÍA
EDITORA INTERNACIONAL
EL TIEMPO

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