Las Faes, el lado más siniestro de la represión del régimen de Maduro
El informe presentado por la estadounidense Human Rights Watch (HWR) es escalofriante. Reporta ejecuciones extrajudiciales y otros abusos cometidos por el régimen de Nicolás Maduro contra comunidades de bajos recursos que han dejado de respaldar la revolución bolivariana en Venezuela.
Se habla de unas 18 mil personas asesinadas desde 2016 por lo que el régimen venezolano llama eufemísticamente “resistencia a la autoridad”, pero que según los reportes de dicha ONG; de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet y otras organizaciones, son en su mayoría asesinatos impunes con responsabilidad de fuerzas de seguridad venezolanas.
Y si bien es imposible determinar cuántas de ellas fueron ejecuciones extrajudiciales, tanto la investigación de HRW -que incluye entrevistas con familiares y víctimas- como la que adelantó la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU (ACNUDH), permiten inferir que muchas lo fueron y que existe un patrón de conducta que implicaría a varias figuras del régimen, entre ellas el propio presidente Nicolás Maduro.
Detrás de gran parte de estas ejecuciones, según todos los informes, están las temidas Fuerzas de Acciones Especiales (Faes). ¿Pero qué son estas siniestras fuerzas?
La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos saluda la liberación, aunque condicional, del vicepresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Edgar Zambrano. @mbachelet urge a las autoridades de #Venezuela a liberar al resto de presos políticos.
— UN Human Rights (@UNHumanRights) September 18, 2019
Creadas en julio de 2017, en el declive de las protestas antigubernamentales de ese año, las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes) fueron bautizadas por Maduro como una división de la Policía Nacional Bolivariana para operaciones destinadas al combate contra el terrorismo, el tráfico de drogas y la delincuencia organizada.
Un comando táctico de élite, entrenado militarmente en manejo de armas largas que sólo tendrían que ver los criminales más peligrosos de la sociedad.
Pero en el fragor del desconocimiento de la toma de posesión de Maduro y la juramentación de Juan Guaidó, este año la ‘revolución bolivariana’ decidió sacar a las Faes a las calles a pesar de no contar con formación en contención de protestas ni las herramientas adecuadas para la disuasión de población civil.
En cambio, se las desplegó para ir a la caza de quienes han protestado en contra del régimen en los barrios populares de la capital venezolana y otras regiones como Lara y Táchira.
La naturaleza de sus actuaciones no incluye bombas lacrimógenas ni disparos de balas de goma para contener multitudes. Actúan encapuchados, en vehículos sin placas y sólo portan armas de alto calibre y granadas.
«Las protestas de este año sorprendieron al gobierno de Maduro no solo por el momento sino por el lugar: Cotiza, Catia, Petare, lugares donde el chavismo ha tenido un nivel de control electoral fuerte (en Caracas) y porque son zonas donde han operado los colectivos paramilitares que respaldan al gobierno. En Cotiza, por ejemplo, actúa el colectivo ‘5 de marzo’ que tiene una sede muy grande. En la zona de Catia la gente protestó en varias partes, incluyendo el 23 de Enero, que es como el ‘coco’ de la revolución”, explica a EL TIEMPO Marino Alvarado, director de la organización no gubernamental de derechos humanos Provea.
Frente a este desafío de sectores populares el gobierno desató toda la furia letal del Estado. Y esa furia la encarna las Faes. Ellos tienen la orden de detener y ejecutar.
«Frente a este desafío de sectores populares, el gobierno desató toda la furia letal del Estado. Y esa furia la encarna las Faes. Ellos tienen la orden de detener y ejecutar. El gobierno sabía que usar al Faes iba a generar las consecuencias que generó porque es un organismo que usa armas de guerra, prohibidas expresamente por la Constitución».
En las protestas de este año, Provea tiene documentados ocho casos en los que las Faes ejecutaron a hombres que, o protestaban en la calle o se encontraban cerca de las manifestaciones, a quienes buscaron cerca o dentro de sus casas.
En vez de ser detenidos en la calle, en plena refriega, las Faes los persiguieron y dispararon a relativa corta distancia.
Todavía circula en las redes sociales el video del asesinato de Frank Correa, quien recibió un disparo en la espalda en la entrada de un edificio mientras escapaba de una redada de las Faes en la zona conocida como Hornos de Cal; o un hombre con las manos amarradas lanzado a una camioneta en el gran barrio de Petare.
En esta última localidad ha sido tan brutal la actuación de este comando que hay una especie de toque de queda no declarado en el que la gente no se atreve a llegar o salir de sus casas después de las seis de la tarde.
A pesar del terror que genera, los vecinos tratan de documentar las acciones de este grupo y son impactantes los videos cortos que logran filtrarse a las redes sociales.
El experto criminólogo Keymer Ávila explicó al portal Efecto Cocuyo la naturaleza de las actuaciones de las Faes.
«Toman militarmente una zona concreta, como si fuesen un ejército de ocupación y generalmente ‘cazan’ a sus objetivos. No es una lógica de seguridad ciudadana. Desaparece el mundo del derecho e impera la lógica de la guerra, o peor aún del exterminio, porque en la guerra hay al menos dos bandos con una capacidad de fuego más o menos equivalente, pero en estos casos la asimetría es total».
Aunque comenzó como un grupo de solo 180 funcionarios, Provea destaca que actualmente 1.290 policías forman parte de este comando, que solo actúa en las regiones de Caracas, Lara, Táchira, Zulia, Miranda, Aragua, Carabobo, Guárico y Yaracuy.
Toman militarmente una zona concreta, como si fuesen un ejército de ocupación y generalmente ‘cazan’ a sus objetivos (…) Impera la lógica del exterminio.
Además de los ocho casos confirmados, Provea está investigando y documentando otros seis casos de ejecuciones por parte de las Faes. La organización no gubernamental acaba de publicar un informe en el que lleva su propia cuenta sobre la actuación de este organismo, que solo el año pasado asesinó a 205 personas.
Dentro de esa cuenta se incluye a Óscar Pérez y su grupo de policías (17 abatidos, en enero de 2018) que se rebelaron contra el régimen de Maduro, y al menos 11 hombres que fueron ejecutados en la Torre Viasa en un nebuloso operativo en ese edificio abandonado, en noviembre del año pasado.
Los familiares de las víctimas de esa matanza denunciaron que fueron ejecutados frente a ellos.
Frente a las formalidades que exige la ley, las Faes actúan como si tuvieran pase libre. No sólo actúan sin identificarse sino que sus víctimas –en su mayoría hombres de barrios populares o muy pobres– se registran como muertas por “enfrentamientos o resistencia a la autoridad”.
Poco antes de la gran manifestación del 23 de enero, donde se juramentó Juan Guaidó como presidente encargado, el ministerio del Interior venezolano difundió un video de un entrenamiento de un comando de las Faes en el que se les explica que “ser neutro es el primer paso a la traición”.
Una joven, residente la zona 8 del barrio José Félix Rivas de Petare, dijo que “en estos días han estado muy alborotados (las Faes). Llegan al barrio, busca a los muchachos y los matan, es horrible, lo que vivimos es una zozobra”.
Aseguró que «no tienen hora para entrar, a veces es temprano, a veces en la noche, van recogiendo y amedrentando a los muchachos. Aquí mismo en el barrio han matado varios, ahora no están perdonando nada. Dicen que se los llevan presos y amanecen muertos».
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