Pulido, el colombiano salpicado por escándalo de diputados venezolanos
En la investigación de la trama de los diputados venezolanos de oposición que habrían estado intercediendo ante la Fiscalía colombiana y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos a favor del polémico empresario colombiano Alex Saab, hay un nombre recurrente sobre el que no se conocían mayores detalles.
Se trata de Álvaro Pulido, socio de Saab en la denominada trama de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), a cargo de los cuestionados combos de comida subsidiada que distribuye el régimen chavista en Venezuela.
Resulta que, según informaciones periodísticas y los boletines de la embajada de Estados Unidos en Bogotá, Pulido es en realidad Germán Enrique Rubio Salas, un hombre cuya captura reseñó EL TIEMPO en el año 2000 como líder del denominado cartel de Bogotá.
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De acuerdo con información de la Policía colombiana, que se conoció entonces, Rubio Salas había coordinado el envío de dos toneladas de cocaína y 17 kilos de heroína en 1999 a varios países de Europa. El diario añadió que Rubio tenía pendiente de pagar una condena de 15 años de prisión en Italia.
En el boletín de la embajada, fechado el pasado 25 de julio, se describe así a Pulido Vargas: “(…) (anteriormente conocido como Germán Enrique Rubio-Salas) es un ciudadano colombiano que es el principal socio comercial de Saab. Junto con Saab, Pulido ayudó a organizar la compleja estructura corporativa de sociedades pantalla e instrumentales que Saab y Pulido utilizaron para obtener ganancias de la adquisición, reunión, distribución y envío de alimentos a Venezuela”.
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Desde el año 2000 ya se sabía que Pulido usaba identificaciones falsas. De hecho, en la nota de EL TIEMPO, se lee que usó cinco de estas durante dos años para entrar, entre otros países, a Brasil, Alemania y el Reino Unido.
Las investigaciones de los periodistas Gerardo Reyes, de Univisión, y su colega venezolano Roberto Deniz, del portal ‘Armando.Info’, dieron cuenta del cambio de nombre del socio de Saab. Según Reyes, fue precisamente esa investigación por narcotráfico la que lo llevó a cambiarlo. Para ello, habría reactivado, irregularmente, el documento de identidad de una persona fallecida en Miami en 2005.
En el marco de una investigación que Univisión hizo en 2015, sin embargo, Pulido aclaró: “El nombre mío es Álvaro Enrique Pulido Vargas, me cedulé en el año 83 y siempre esa es mi identidad”. Pero nunca envió a los periodistas las pruebas que prometió.
Y, en entrevista con Reyes, para la misma investigación, el abogado en Miami de Alex Saab, Richard Díaz, dijo que Pulido sí había cambiado su identidad, por un caso de narcotráfico.
“(Pulido) explicó que sí tuvo ese problema, pero que fue hace mucho tiempo y que pagó su condena y deuda por eso, y que para poder rehacer su vida cambió su nombre legalmente”, se lee en el reportaje que Reyes firmó en 2015, pero cedido a ‘Armando.Info’ en el primer trimestre de 2017.
Este abogado, sin embargo, insistió en que Pulido y Saab sostenían un negocio “100 por ciento legal y exitoso”, como comprador y vendedor de materias primas, mas no socios.
Que lo son ha sido difícil de probar por quienes llevan años investigándolos, porque el esquema que han aplicado en la mayoría de sus negocios, como se puede evidenciar en los distintos reportajes del portal periodístico venezolano, es el de no aparecer en papeles, sino poner a gente de su entorno.
De hecho, en el citado boletín de la embajada aparece el nombre de Emmanuel Enrique Rubio González, y se lo identifica como “hijo de Pulido”. “Rubio tiene la titularidad o el control de una de las sociedades claves de embalaje de alimentos involucradas en la red de corrupción que abusa del programa Clap, Group Grand Limited S.A. de C.V., que facilitó el envío de alimentos no perecederos de México a Venezuela”.
Se sabe, por ejemplo, gracias a una investigación de la agencia Reuters, que Pulido controlaba en la sombra a la liquidada Trenaco, una empresa colombiana de servicios del sector petrolero, y que lo hacía junto a Saab. Carlos Gutiérrez Robayo, el polémico empresario de Zipaquirá, era quien daba la cara.
Fue Pulido quien, según ‘Armando.Info’, invitó a Saab a trabajar en Venezuela, tras haber sido presentados por amigos en común de Barranquilla. Se dice que ambos proceden de la costa atlántica colombiana; pero Pulido sería el cerebro de los negocios, y Saab, el enlace político.
En Venezuela se habla de que ambos son testaferros de Nicolás Maduro. De hecho, han sido favorecidos por su gobierno con importantes contratos y la asignación de divisas preferenciales. Pulido, sin embargo, negó a Univisión cualquier nexo con el régimen chavista: “Se lo juro por lo más sagrado, por mi vida, que sería lo más sagrado, que yo ni conozco al señor Maduro, ni conozco a ningún político venezolano, ni he ido a ningún ministerio. (…) Yo nada más me encargo de tener los materiales y llevarlos a las obras”.
En su conversación con Univisión, Pulido dijo tener dos hijos. Estos, según la investigación de Reyes publicada en ‘Armando.Info’, tendrían el apellido Rubio. La explicación que dio Pulido fue que eran adoptados. El periodista Deniz publicó en una de sus notas para el mismo portal que Emmanuel Enrique Rubio González sería uno de ellos, y que ha sido apoderado del Group Grand Limited México, como el hijo de Saab lo ha sido en Group Grand Limited Hong Kong.
En 2017 se conoció que tanto Pulido como Saab eran investigados por la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. En julio de este año, ambos fueron sancionados por el Departamento del Tesoro de este país y, casi en simultáneo, la fiscalía del estado de Florida los acusó de lavado de dinero por los negocios de Fondo Global de Construcciones, una compleja estructura financiera con presencia en varios países (Colombia, Venezuela, Ecuador), pero cuyo beneficiario final es una sociedad en Malta, de la que Pulido es propietario.
La de Colombia no ha sido la única orden de captura que se ha librado contra este hombre. Según información de ‘Armando.Info’, en 2013, las autoridades de Ecuador hicieron lo propio por unas supuestas exportaciones ficticias a Venezuela, a través del Fondo Global de Construcción de Ecuador, que sumaban 159 millones de dólares. Ese caso, sin embargo, fue sobreseído. Pulido argumentó a Univisión que las denuncias habían provenido de banqueros que eran socios de la compañía e intentaron estafarlo.
ANDREÍNA ITRIAGO
Corresponsal de EL TIEMPO
CARACAS