Donald Trump pasa a la historia por el proceso en su contra

Abuso del poder y obstrucción al Congreso son los cargos por los cuales los representantes a la Cámara del Congreso de Estados Unidos quieren hacerle un juicio político (‘impeachment’) al presidente Donald Trump.
Aunque las denominaciones de las presuntas infracciones del mandatario podrían parecer menores frente al comportamiento arrogante y a veces pendenciero del inquilino de la Casa Blanca, estas tienen una carga en la que se configuran varias actuaciones que Donald Trump ha ocultado o al menos minimizado, pero que a la luz de la ley tienen delicadas implicaciones para la política y la seguridad nacional de EE. UU.
Esos dos artículos, que tienen una equivalencia a cargos en un proceso judicial ordinario, están relacionados con la supuesta presión que Trump ejerció contra el presidente de Ucrania, Vladimir Zelensky, y otras autoridades en ese país para que abrieran una investigación contra el exvicepresidente Joe Biden, su hijo Hunter y contra el Partido Demócrata.
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Esas causas fueron sometidas a una votación el viernes en la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes y fueron aprobadas, pues los demócratas cuentan con la mayoría en esta dependencia del Legislativo.
Esto es de suma gravedad, pues el mandatario se convirtió en el tercer presidente en toda la historia del país al que se le imputan cargos de destitución después de Bill Clinton, en 1998, y Andrew Johnson, en 1868.
Pero, además, en esta misma etapa del proceso fue cuando el expresidente Richard Nixon decidió renunciar al quedar claro que la Cámara votaría de manera afirmativa tres cargos en su contra por tratar de encubrir una operación de espionaje contra una sede del Partido Demócrata en el Hotel Watergate, de Washington.De ser aprobados, los artículos pasarán a la plenaria de la Cámara, donde se espera un voto definitivo antes de que finalice la semana entrante.
Si todo sale como está planeado y no hay deserciones significativas entre los demócratas, se da por sentado que los cargos serán ratificados dejando la mesa servida para un juicio de destitución contra Trump, que adelantaría el Senado en enero del 2020.
Pero allí se espera que las cosas cambien radicalmente y en el juicio sea absuelto en razón a que en la Cámara alta hay una mayoría republicana.
En el Senado se requieren votos de las dos terceras partes (67) para remover a un presidente en ejercicio y los demócratas apenas tienen 47 curules en el Senado, frente a 53 de los republicanos.
Es decir, los demócratas tendrían que cautivar el voto de veinte de los republicanos y que todos los demócratas voten contra él, cosa que parece, de momento, improbable. Sin embargo, el juicio tiene también fines electorales, pues los demócratas buscan minar lo más posible la popularidad del mandatario antes de las elecciones presidenciales de noviembre, en las que buscará su reelección.
Pero Trump, hábil y audaz, podría terminar saliendo favorecido.
REDACCIÓN INTERNACIONAL