Justicia pone los ojos sobre el rey emérito y su antigua amiga íntima
Las luces en España vuelven a alumbrar el escenario de la relación entre el rey Juan Carlos y su examiga Corinna Larsen. Un juez de la Audiencia Nacional solicitó al fiscal suizo Yves Bertossa datos sobre la investigación que adelanta en su país acerca de un posible delito de blanqueo de dinero de Larsen.
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Ella, por otra parte, demandó desde el Reino Unido al Estado español por el supuesto acoso al que ha sido sometida con el fin de que guarde silencio.
Lo cierto es que el caso sobre el dinero ya existía en España. Se había abierto a raíz de la grabación que el excomisario José Villarejo, detenido y acusado de varios delitos, hizo pública de una conversación en la que Larsen aseguraba que Juan Carlos I tenía cuentas en Suiza. Sin embargo, el expediente se había cerrado en septiembre de 2018 provisionalmente por falta de pruebas.
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La investigación suiza, no obstante, identificó una transferencia de 100 millones de dólares desde Arabia Saudí hacia una fundación que podría estar relacionada con el rey emérito.
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El fiscal Bertossa sospecha que se trata de la comisión por su participación en la adjudicación de la obra del tren de alta velocidad a la Meca. De allí salieron US$ 65 millones en 2012 a una cuenta de Larsen. Según explicó a Daily Mail, fue un regalo de Juan Carlos I a ella y su hijo, y se hizo con todos los papeles requeridos.
El obsequio se habría producido después del viaje a Botsuana, a donde el rey –que entonces regía– acudió a cazar elefantes. Debido a una caída se rompió la cadera y tuvo que ser trasladado con urgencia a España.
Eso llevó a que se supiera que estaba con Larsen (también conocida como Corinna zu Sayn-Wittgenstein, por el apellido de su exmarido) y que mantenían una relación muy cercana. El hijo de ella, Alexander, también había ido al paseo. Durante los años de esa amistad (se conocieron en 2004), el monarca y el joven establecieron un fuerte vínculo.
El escándalo que se desató produjo el final de la relación. Y fue uno de los elementos claves en la abdicación de Juan Carlos I en su hijo Felipe.
Desde entonces, según Larsen, ha sido objeto de acoso por parte de las autoridades españolas. Y la semana pasada acudió a la justicia inglesa por sentirse víctima de una conspiración del Estado español y sus servicios secretos. “Después de ocho años de abuso, del que también han sido objeto mis hijos, y dado que no se ve un final, no me queda otra opción que tomar acciones legales”, le reveló a la prensa inglesa.
Por ahora, la justicia suiza, española e inglesa tienen la palabra.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal del EL TIEMPO
MADRID