Debate de hoy, la última ficha que le queda a Bernie Sanders

Bernie Sanders lleva más de dos décadas tratando de llegar a la presidencia de Estados Unidos. Un sueño que estuvo muy al alcance de su mano a comienzos de este año, cuando logró victorias importantes en los tres primeros estados, que fueron a las urnas para elegir al candidato que representará a los demócratas en las elecciones generales de noviembre próximo.

Pero en las últimas dos semanas esa ilusión se ha tornado en pesadilla.

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Este martes, el senador encajó otras cuatro derrotas frente al exvicepresidente Joe Biden que lo dejan sin un camino viable para alcanzar la nominación, salvo que suceda un milagro.

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Si bien todavía faltan otros 25 estados por pasar a las urnas, el calendario electoral que se avecina no le favorece, pues votan estados en los que históricamente no le ha ido bien.

Y aunque el liderato de Biden en la batalla por los delegados no se ve muy abultado (Biden tiene 946 contra los 767 de Sanders, se requieren 1.991 o más para ganar la nominación), el sistema que utiliza el partido demócrata para distribuir los delegados –proporcional a los votos que cada uno reciba–, hacen muy difícil que pueda recuperar el terreno que ya le saca el exvicepresidente.

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debate demócrata

Bernie Sanders (izq) y Joe Biden se disputan la nominación demócrata a la presidencia.

De acuerdo con un análisis de ‘The New York Times’, Sanders tendría que comenzar a derrotar a Biden por al menos 20 puntos de diferencia en la mayoría de los estados que están pendientes. Algo que no es imposible, pero desafía toda lógica dado el rumbo que ha tomado la carrera y el favoritismo del ‘exvice’ en todas las encuestas nacionales y locales.

“Así como la recuperación de Biden no tiene antecedentes en la historia reciente (pasó de estar muerto a ser líder en dos semanas), el descalabró de Sanders tampoco”, sostiene Bob Shrum, estratega demócrata que trabajó en las campañas presidenciales de Al Gore y John Kerry.

Las razones son variadas. Su coalición de izquierda, que está compuesta principalmente por jóvenes menores de 25 años e inmigrantes hispanos, no ha estado tan motivada como lo estuvo en las elecciones del 2016 cuando le disputó la nominación a Hillary Clinton casi que hasta el último minuto.

Además, sus 78 años y el infarto que le dio el año pasado parece que han comenzado a pesar entre los electores.

Joe Biden

Joe Biden le parece una opción más viable al electorado para derrotar a Trump en noviembre.

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Bloomberg

Pero, sin duda, la principal es que la posibilidad de que Sanders se convirtiera en el nominado terminó desatando el pánico entre otro sector gran sector del partido cuyo único objetivo es derrotar a Trump y cree que elegir al senador, con sus ideas progresistas y de izquierda, sería el equivalente a darse un tiro en el pie.

Y Biden, sin ser el mejor de los candidatos, terminó surgiendo como la única alternativa para detener su candidatura.

Sanders no ha dado su brazo a torcer e insiste, por ahora, en que piensa seguir en la contienda. Pero esta semana reconoció el mal momento por el que atraviesa y dio una explicación que refleja muy bien el actual momento de la carrera.

“Si bien nuestra campaña ha ganado el debate ideológico, estamos perdiendo el debate sobre elegibilidad”, dijo el Senador durante una rueda de prensa.

La prioridad es elegir a un candidato que pueda derrotar a Trump y no creen que Sanders sea el ideal

El senador sostiene que en las encuestas a boca de urna que se han realizado, una mayoría de los votantes demócratas coincide con sus ideas sobre un seguro universal de salud, educación universitaria gratuita y énfasis en la protección del medio ambiente. Pero esos mismos electores también han indicado que la prioridad es elegir a un candidato que pueda derrotar a Trump y no creen que Sanders sea el ideal.

Por eso han puesto todas sus energías en el debate televisado de este domingo, cuando enfrentará a Biden en un formato que le es muy favorable. Sanders, curtido en la plaza pública, ha sacado las mejores marcas en los diez debates que van desde que comenzó esta carrera.

Biden, por el contrario, no ha estado a la altura y tiene un largo historial de metidas de pata que se ha ido incrementando con los años.

De acuerdo con la campaña del senador, la estrategia de Sanders será confrontar la agenda centrista de Biden y forzarlo a que adopte una línea más de izquierda.

Campaña demócrata en EE. UU.

Bernie Sanders intenta que el partido demócrata se acerque más a las ideas izquierdistas.

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Bloomberg

En otras palabras, Sanders estaría pensando ya en su legado político y en posicionar sus ideas para que sean incluidas en la plataforma del partido. Una posición incómoda para el exvicepresidente, pues fueron esas ideas las que le costaron a Sanders la nominación y podrían hundirlo en las generales.

Pero, al mismo tiempo, sabe que ignorar a Sanders y a sus seguidores sería un garrafal error. En las elecciones del 2016, por ejemplo, más de un 20 por ciento de los electores del senador decidieron no votar por Clinton. Y fue eso, probablemente, lo que selló su derrota.

“En el fondo, Sanders no solo ha estado tratando de ganar la nominación, sino empujar al partido hacia la izquierda. Quiere confrontar al partido para que entienda cuáles son los temas que mueven a su electorado y el ascenso de una agenda progresista que parece ser el futuro”, afirma Nathan Robinson, editor de ‘Current Affairs’.

Pero tendrá que hacerlo con cautela, pues el partido nunca le perdonaría que en ese afán termine hundiendo a Biden y le deje a Trump el camino despejado para su reelección.

SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington

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