¿Por qué la invasión que ordenó Putin en Ucrania golpeó su bolsillo en Colombia?
Ha pasado un año desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, decretó una “operación militar especial” en Ucrania el 24 de febrero de 2022. Un conflicto que, doce meses después, deja un impacto que Europa no había conocido en décadas: desde los más de 14,5 millones de ucranianos, aproximadamente un tercio de la población, que dejaron sus hogares hasta los más de 8.000 fallecidos y 13.200 heridos, según la ONU.
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No obstante, la guerra también ha dejado una estela de repercusiones, y hasta oportunidades, en Colombia y América Latina. Pese a que los combates se libran a miles de kilómetros de distancia, las sanciones a Moscú y el freno a algunas exportaciones provenientes de esa zona del planeta empujaron el alza de los precios de algunos productos.
En palabras de Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), la guerra “desbarató el mercado internacional de los insumos que son necesarios para los animales y los suelos que nos dan de comer”.
Rusia, por ejemplo, es uno de los mayores productos de urea en el mundo, un compuesto clave en la producción de fertilizantes. Este insumo, a su vez, se utiliza para el cultivo de alimentos. En ese sentido, los bloqueos al comercio ruso encarecieron esta cadena de producción.
“Si bien Rusia y Ucrania no representan más del 1,2 % del total de las importaciones del país, sí hay una importante concentración en la urea, donde además Rusia es el principal exportador de Urea a nivel mundial con el 12 % de las exportaciones, lo que generó unas presiones importantes de la inflación de alimentos puesto que la urea es un abono fundamental en la producción de arroz, maíz, trigo, caña de azúcar, papa y otro tipo de productos agrícolas”, le explicó a este diario Luis Fernando Mejía, Director Ejecutivo de Fedesarrollo.
Mejía también destaca que las restricciones que se impusieron en Rusia generaron un aumento adicional en el precio del gas natural, un elemento clave para la producción precisamente de la urea.
“Eso ha sido un canal bastante importante que ha afectado la producción local de alimentos y se ha visto materializado un aumento en inflación de los alimentos que ha sido el principal determinante de la inflación a lo largo de 2022”, acotó Mejía.
Las restricciones impuestas a Rusia derivadas de la invasión que comenzó hace 365 días encareció la cadena productiva de alimentos. En otras palabras, los colombianos tuvieron que poner más pesos para pagar los alimentos en los que se usan estos fertilizantes.
“La coyuntura alteró a los tres grandes grupos de nutrientes que se utilizan en agricultura, especialmente a los fertilizantes nitrogenados, cuya producción depende del gas natural; además, los productos basados en nitrógeno como la urea y los nitratos. Esas afectaciones produjeron un efecto en cascada en productos como los fosfatos y las bases de potasio como el cloruro de potasio, que son quizás los que marcaron la mayor tendencia”, explicó a EL TIEMPO Andrés Useche, director Regional para Región Andina de Yara.
De acuerdo con cifras del Dane, en diciembre de 2022 las importaciones desde Rusia fueron de US$29,0 millones CIF y presentaron una disminución de -60,2 % con relación al mismo mes de 2021. Este comportamiento obedeció principalmente a la disminución de las compras externas de abonos minerales o químicos potásicos (-100,0 %) y de abonos minerales o químicos nitrogenados (-55,7 %).
“Para revisar los efectos indirectos se debe tener en cuenta que Ucrania y Rusia principalmente aportaban materias primas e hidrocarburos para la generación de energía (gas, petróleo y carbón) a las naciones industriales de Europa y Asia (socios comerciales de Colombia), generando escasez y, a su vez, encareciendo bienes finales como vehículos, maquinaria y equipo, y productos de alta complejidad como las medicinas, electrodomésticos y otros de alta tecnología, sobre los cuales Colombia depende para su abastecimiento”, agregó por su parte Piedad Urdinola, directora del Dane.
De otro lado, la guerra además ha tenido un efecto no solo en el mercado de alimentos si no también en de la energía. Oliver Wack, gerente de Control Risks en Colombia y Región Andina mencionó que el escenario de los altos precios internacionales en ambos mercados tuvo implicaciones para las finanzas públicas de esta región.
“Muchos gobiernos en la región siguen subsidiando el combustible, por lo cual cuando sube el precio de petróleo, el costo para las arcas públicas aumenta. Este efecto ha sido notorio en Colombia, donde el gobierno nacional gastó más de 18 billones de pesos en 2022 (1.3% del PIB) en el Fondo de Estabilización de Precios de Combustible (FEPC), mecanismo a través del que se subsidia el precio al consumidor de combustible. Aun así, el déficit del FEPC alcanzó los 39 billones de pesos al final de 2022, casi el 3% del PIB”, dijo Wack.
Cuando el mundo apenas lograba levantar vuelo luego del caos que dejó la pandemia del coronavirus, la guerra en Ucrania supuso un obstáculo para los países. Pero, ahora la pregunta es qué va a pasar durante este 2023 ya que la guerra entra en su segundo año sin que al parecer haya algún tipo de salida a la vista para acabar el conflicto.
“Hoy no se puede hablar de que se haya solucionado (el encarecimiento de los productos), pero definitivamente el mercado ha hecho una corrección para la estabilización -especialmente en el precio del gas- contribuyendo a que los fertilizantes de base nitrogenada hayan disminuido el precio. Sin embargo, eso no quiere decir que se pueda garantizar que en el corto plazo no habrá fluctuaciones. El panorama de hoy respecto a los precios es como un efecto de reacción o de corrección a la baja, pero aun el mercado es volátil y tiene un alto nivel de incertidumbre”, agregó Useche.
CARLOS JOSÉ REYES GARCÍA
SUBEDITOR INTERNACIONAL
EL TIEMPO