El error de subestimar las monarquías que aún viven
En tiempos en que el rey británico Carlos III recibe oficialmente la corona, “el imperio donde el sol nunca se pone” parece un poco venido a menos. Además del Reino Unido, 14 excolonias aún mantienen al rey Carlos como monarca y jefe de Estado, pero muchos de sus súbditos en todo el mundo están reconsiderando ese acuerdo.
Barbados se convirtió en república en 2021 y Jamaica inició un proceso similar de reforma constitucional. Es posible que pronto otros los imiten. ¿Por qué pueden los países, desde Belice a Tuvalu, mantener como jefe de Estado nominal a un viejo blanco que vive en una potencia, mediana y muy lejos de ellos?
Para los estadounidenses, por supuesto, es difícil entender por qué alguien aceptaría gobernantes hereditarios, o el valor de un cargo puramente ceremonial; pero la monarquía constitucional sigue vigente en algunos de los países más desarrollados del mundo. Solo se la debería echar por la borda después de considerar cuidadosamente sus beneficios significativos.
Comencemos con lo que un monarca constitucional no es: un monarca absoluto que ejerce verdadero poder como rey. Ocho países, en su mayoría Estados petroleros ricos de Medio Oriente, son los que mantienen monarquías absolutas.
(Lea: Escalofriante crimen en Italia: Giulia Tramontano fue asesinada por su novio )
También podemos distinguir a las monarquías constitucionales de las repúblicas, en las que el jefe de Estado es elegido por el pueblo o sus representantes parlamentarios. Los jefes de Estado de las repúblicas solo gobiernan durante un periodo limitado, mientras que el monarca suele conservar el puesto durante toda la vida.
Así
definido, la monarquía constitucional no es un fenómeno atípico: existen actualmente 34, que representan el 18 % de los cerca de 193 paises independientes . Se trata de un conjunto de naciones extraordinariamente exitosas por donde se las mire, que incluyen a la mayor parte de los países de la región de Escandinavia, Japón y los integrantes del acuerdo Benelux, así como los dominios de Carlos en Australia, Canadá y Nueva Zelanda.
Según el ‘Índice de democracia 2022’ de The Economist, 10 de las 20 principales democracias son monarquías constitucionales, al igual que 9 de los 20 países más ricos. Y 8 de las 10 constituciones más duraderas disponen monarcas.
(También: España apunta a la vanguardia feminista en medio de leyes de protección a la mujer)
Las monarquías que sobrevivieron lo lograron mayormente porque, durante mucho tiempo, cedieron poder a asambleas legislativas elegidas por el pueblo . Este proceso de reforma política comenzó con la carta magna en Inglaterra y continuó durante el siglo XIX en la mayoría de los países restantes.
Un seguro político

El rey emérito Juan Carlos I en 2018. (Imagen de archivo).
NLVL
Cuando los monarcas se resistieron a que su poder fuera cercenado por lo general perdieron el trono y, a veces, la vida. Cuando cedieron se mostraron en figuras decorativas, pero también en una señal para los conservadores de que sus intereses estaban protegidos.
Los monarcas ofrecen además una suerte de seguro político, porque son capaces de intervenir en períodos de crisis nacional. Un ejemplo famoso es el del rey Juan Carlos I de España, que ayudó a desbaratar un golpe de Estado iniciado en su nombre en 1981. Salió por televisión y seguramente a las fuerzas armadas que volvieran a sus barracas, incluso mientras se comunicaba determinado con generales clave, lo que evitó que pudieran coordinarse unos con otros.
La serie de Netflix The CrownIncluye un relato novelado de la intervención de la reina Isabel II para desviar la idea de un golpe que tuvo su primo lord Mountbatten cuando Harold Wilson era primer ministro.
(Siga leyendo: Pacto Mundial de la familia: de qué se trata la iniciativa que lanzó el papa Francisco)
Se sabe, sin embargo, que algunos monarcas supuestamente constitucionales secundaron golpes contra sus propios gobiernos. En vez de actuar como el rey Juan Carlos para detener a los golpistas militares, el rey tailandés Bhumibol Adulyadej prestó su conformidad a 10 golpes durante su reinado de 70 años. Y el representante en Australia de la reina Isabel, sir John Kerr, causó una crisis constitucional cuando ordenó la destitución del primer ministro electo, Gough Whitlam, en 1975.
En el papel que cumplen invistiendo de autoridad a los gobiernos en los sistemas parlamentarios, a veces los monarcas pueden tomar decisiones sutiles que ayudan a los partidos politicos a superar puntos muertos. En otras crisis, el monarca puede actuar como foco de la resistencia nacional frente a los invasores (durante la Segunda Guerra Mundial, el rey noruego Haakon VII se negó a reconocer el gobierno del colaboracionista nazi Vidkun Quisling y prefirió abandonar el país mientras demostraba la guerra ).
Los monarcas también pueden proteger a las minorías durante las crisis. Los reyes constitucionales de Marruecos, Dinamarca y Bulgaria prestaron especial atención a la protección de sus súbditos judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Mohamed V de Marruecos se negó a cumplir las órdenes de captura de los judíos durante la guerra, dictadas por el régimen de Vichy, y el rey dinamarqués vistió, según la leyenda, una estrella de David amarilla.
Limita el populismo
En nuestra era, la unidad simbólica que asegura los monarcas puede limitar las formas de populismo más problemáticas. Los demagogos populistas como Viktor Orbán en Hungría, Recep Tayyip Erdogan en Turquía y Jaroslaw Kaczynski en Polonia suelen pretender una conexión exclusiva y casi mística con “el pueblo”, al que solo ellos pueden proteger de las élites, y demonizan a sus opositores como “ enemigos del pueblo”.
(Más: La odisea de madres ucranianas que viajan a Rusia para recuperar a sus hijos robados) Esas pretensiones, sin embargo, no funcionan en las monarquías constitucionales. Ya alguien se ocupa de representar al pueblo y eso limita el grado de poder simbólico que puede acumular cualquier otra persona.
(Más: La odisea de madres ucranianas que viajan a Rusia para recuperar a sus hijos robados)
Mientras que Erdogan se las da de nuevo sultán ya Hugo Chávez, el ya fallecido líder venezolano, le gustó invocar al presidente vitalicio Simón Bolívar, cuesta creer cómo podría surgir un equivalente británico, dinamarqués o noruego creíble. Lo más similar sería un líder disruptivo como el ex primer ministro británico Boris Johnson –quien, frustrado con su asesor principal, insistió petulante: “Soy el führer. Soy el rey que toma las decisiones”–.

Boris Johnson, ex primer ministro de Reino Unido.
Niklas HALLE’N / AFP
Cuando hay un monarca en la cima del sistema, esa pretensión se desploma. La base de datos mundiales sobre populismo lo confirma: muestra que en las monarquías constitucionales hay menos retórica populista en los discursos políticos.
Ciertamente, ser un monarca constitucional es un infierno. Los monarcas constitucionales son, de alguna manera, prisioneros de la sociedad. Su papel es meramente ceremonial, pasan sus días cortando cintas y dando discursos anodinos mientras cada uno de sus actos es analizado minuciosamente solo por diversión.
No sorprende, entonces, que algunos miembros de la familia real abandonen el negocio familiar: además del príncipe Harry, la princesa Mako de Japón renunció a su título en 2021, y el príncipe Joaquín de Dinamarca fue el último en levantar campamento, para marcharse a Estados Unidos.
(También: Unión Europea advierte a Twitter: o firma código contra ‘fakenews’ o será prohibido)
Mientras los jamaiquinos y otros evaluarán abandonarán la corona junto con Harry, les convendría tener en cuenta por qué las monarquías constitucionales han tenido tanto éxito durante el siglo XX. Tal vez el rey Carlos parezca un vestigio de un sistema arcaico y, sin duda, su reino se reducirá en los próximos años, pero no desaparecerá y, para los súbditos restantes, tal vez eso sea muy bueno.
TOM GINSBURG (*)
© PROJECT SYNDICATE
CHICAGO
(*) Profesor de Derecho Internacional y de Ciencia Política de la Universidad de Chicago, es profesor investigador de la American Bar Foundation (Fundación Estadounidense de Abogacía).
Más noticias A Fondo
¿Una ballena espía? Suecia avista a la beluga supuestamente entrenada por Rusia
Cancilleres de la Otán se reúnen en Oslo para evaluar ingreso de Ucrania a la Alianza
Colombianos deportados desde Estados Unidos: ¿por cuáles faltas son expulsado del país?











