Los asuntos pendientes que le esperan a Francisco en el Vaticano tras su recuperación
Después de otro susto –una segunda internación en dos meses, por una operación abdominal-, el papa Francisco, de 86 años ya está en casa, en Santa Marta. Y tiene muchos asuntos pendientes en el Vaticano.
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Cómo los enfrentará después de la operación está por verse. Jorge Bergoglio es un paciente complicado, que no se cuida, difícil de mantener quieto y los médicos le pidieron encarecidamente de tratar de limitar cualquier esfuerzo que pueda comprometer la cicatrización de la cirugía abdominal.
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“La preocupación que tengo es que tenga una buena convalecencia: que él y los que le rodean este primer mes limiten un poco sus compromisos, no en general, sino los que son gravosos por lo que podría ser la tensión en la pared abdominal”, admitió Sergio Alfieri, el cirujano que lo operó dos veces -esta última y cuando tuvo una intervención de colon, en julio de 2021-, en una entrevista con Vatican News sobre la salud del Papa.
El Papa ahora podrá hacerlo todo, más fuerte y mejor que antes.
“El Papa ahora podrá hacerlo todo, más fuerte y mejor que antes”, dijo el especialista, quien agregó que “el Santo Padre, comparado con otros coetáneos de 86 años, tiene un corazón perfecto”. “Tiene análisis de sangre que envidiarían muchos cincuentones porque no tiene un parámetro fuera de lugar, ni uno solo. Tiene los órganos vitales, los que tenemos en cuenta en los pacientes cuando tenemos que valorar la criticidad o no, sanos. Su corazón está sano, nunca ha tenido problemas, sus riñones funcionan muy bien, sus pulmones funcionan bien”, agregó.
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La agenda internacional
En este marco, más allá de su reaparición este domingo para la oración mariana del Angelus, desde la ventana de su despacho del Palacio Apostólico, la Sala de Prensa de la Santa Sede hizo saber que fue anulada la audiencia general de este miércoles “para salvaguardar la recuperación post-operatoria del Santo Padre”.
No obstante, este lunes retomará las audiencias con jefes de Estado y de gobierno de todo el mundo, así como con altos prelados y nuncios (embajadores del Vaticano), con una agenda de nuevo bastante densa, aunque menos que antes y un poco “aligerada”, ya que, según pudo saber LA NACION fueron canceladas algunas consideradas no urgentes.
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Se espera que reciba el martes al presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, y el miércoles por la tarde, al presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, que ya estuvo en el Vaticano y con quien había hablado últimamente por teléfono sobre uno de los temas que más le preocupan al Papa: cómo detener la guerra en Ucrania.
Ese mismo argumento e intercambio de información sobre el conflicto seguramente tocará con Díaz Canel, vista su cercanía con el Kremlin. Lula también podría hablar con el Papa de un paso por Brasil en caso de realizarse el tan esperado viaje a la Argentina el año que viene.
También vinculado con Ucrania, se espera la realización de la segunda y más difícil etapa de la misión del cardenal italiano Matteo Zuppi, arzobispo de Bologna y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana: la visita a Moscú. Zuppi ya estuvo en Kiev, donde fue recibido por el presidente ucraniano Volodimir Zelensky y la gran pregunta es si su par ruso, Vladimir Putin, hará lo mismo. Francisco sigue con inmensa atención este “dossier”.
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Cambios en la Iglesia
Se espera también que Francisco decida próximamente, de una lista de 140 personas, los futuros 70 miembros no obispos del sínodo sobre sinodalidad –término que significa caminar juntos-, que comenzará en octubre próximo y que es su gran apuesta para reformar la Iglesia de esta fase del pontificado. Entre estos 70 miembros no obispos, el 50% deberán ser mujeres, una novedad revolucionaria porque, además, podrán votar.
Su corazón está sano, nunca ha tenido problemas, sus riñones funcionan muy bien, sus pulmones funcionan bien.
Además de estos 70 miembros no obispos, el exarzobispo de Buenos Aires tiene también que dar a conocer los miembros que él elige en forma directa, es decir, los “nombramientos pontificios”.
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Por otro lado, también se esperan cambios en la curia, la administración central de la Iglesia, entre ellos, la designación del nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, uno de los “ministerios” más importantes de la Santa Sede, que reemplazará al jesuita español Luis Ladaria, quien cumplirá 80 años en abril próximo.
El 29 de junio, fiesta de los apóstoles San Pedro y Pablo, patronos de Roma, Francisco presidirá la santa misa en la Basílica de San Pedro, con el tradicional rito de la bendición de los palios –la estola blanca, símbolo de los pastores-, junto a los nuevos arzobispos metropolitanos designados en todo el mundo. Se espera que asistan el flamante arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, de 55 años, sucesor del cardenal Mario Poli y el flamante nuevo arzobispo de Madrid, José Cobo Cano, de 56 años, que ya era obispo auxiliar, quien sucederá alcardenal Mario Osoro al frente de la diócesis más importante de España.
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Se trata de nombramientos en cierto sentido “paralelos”, muy parecidos, que removieron el avispero local ya que fueron inesperados y, en cierta forma, resistidos por los sectores más conservadores. En los dos casos se trata de sacerdotes jóvenes, que tienen por delante al menos dos décadas de gobierno, con la misma visión de Iglesia de Francisco y abierta a todos. Tanto García Cuerva como Cobo Cano podrían recibir el birrete en el próximo consistorio que podría tener lugar a fin de año o el año próximo y pasar a engrosar el grupo de cardenales electores, es decir, menores de 80 años.
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En este sentido, desde el primero de junio, según los cálculos de los vaticanistas, los cardenales nombrados por el Papa desde el inicio de su pontificado representan dos tercios del total, es decir el quórum necesario para elegir a un Papa en un eventual cónclave. La cuota matemática equivale a 81 cardenales electores sobre 121, que fue alcanzada al cumplir 81 años el arzobispo emérito de Nápoles, Crescenzio Sepe. De los otros 40 electores, nueve fueron designados por Juan Pablo II y 31 por Benedicto XVI.
En julio, el Papa, como suele ocurrir y en este caso, vista la reciente operación abdominal, más que nunca, se tomará su mes de “vacaciones”, en el cual suspende audiencias privadas y generales. Así, podrá prepararse para sus dos próximos viajes, confirmados, a Portugal para la Jornada Mundial de la Juventud, a principios de agosto, y a Mongolia, país limítrofe con China y Rusia, jamás pisado por un Pontífice, a fin de ese mismo mes.
ELISABETTA PIQUÉ
LA NACIÓN (ARGENTINA) / GDA
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