Así está EE.UU. después de un año de la eliminación del fallo Roe versus Wade

La histórica sentencia de la Corte Suprema estadounidense de hace un año que anuló el derecho al aborto se convirtió en una pesadilla para muchas mujeres, provocó un lío judicial y dejó al Partido Republicano ante un dilema.

El 24 de junio de 2022, esta alta corte, remodelada por el expresidente republicano Donald Trump, anuló el fallo Roe vs. Wade de 1973, con el que desde entonces se garantizó el derecho de las estadounidenses a interrumpir el embarazo, y dejó que cada estado legislara al respecto.

Horas después de conocido el fallo, Alabama, Arkansas, Kentucky, Luisiana, Misuri, Oklahoma, Dakota del Sur, Utah y Wisconsin —estados que contaban con alguna restricción para el acceso al aborto— prohibieron cualquier procedimiento en su territorio, obligando a las clínicas a cerrar o mudarse.

Desde entonces, Estados Unidos está dividido entre una veintena de estados que han decretado prohibiciones o fuertes restricciones, sobre todo en el sur y el centro del país, y otros, en la costa este y oeste, que han reforzado las garantías para las mujeres.

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“Muchas personas siguen accediendo a los abortos que necesitan, pero tienen que hacer frente a grandes obstáculos”.

El impacto general en cifras sigue siendo limitado. Por ejemplo, un estudio de la organización Sociedad de Planificación Familiar encontró que entre julio de 2022 y marzo de 2023 se practicaron 79.031 abortos por mes en comparación con los 81.730 procedimientos mensuales que se hicieron entre mayo y abril de 2022. Eso significa un descenso del 3,3 %.

“Muchas personas siguen accediendo a los abortos que necesitan, pero tienen que hacer frente a grandes obstáculos”, resumió a la AFP Ushma Upadhyay, profesora de Salud Pública y Ginecología de la Universidad de California en San Francisco, y coautora del estudio.

Los impactos

El cierre de clínicas especializadas en brindar servicio de interrupción del embarazo en una docena de estados ha obligado a miles de mujeres a viajar a otros estados donde garantizan este derecho. Pero no siempre es fácil.

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Más allá del costo económico de los desplazamientos, algunas tienen que conseguir un día libre en el trabajo o dar explicaciones a familiares. A veces se ven obligadas a aplazar el procedimiento, lo cual puede tener un impacto psicológico. Por no hablar del riesgo para la salud.

En una demanda, Anna Zargarian, una habitante de Texas, afirma que rompió fuente demasiado pronto para que el feto sobreviviera, pero tuvo que viajar a Colorado para expulsarlo. El vuelo fue aterrador, según contó a la AFP. “Era como jugar a la ruleta rusa, sabiendo que estaba en riesgo de infección, hemorragia o parto en cualquier momento”.

En el primer trimestre del embarazo, está la opción de tomar la píldora abortiva. Pero también es ilegal en algunos estados y aquellas que la compran por internet o a través de redes de ayuda “corren el riesgo de ser procesadas”, señala Ushma Upadhyay.

Las mujeres obligadas a llevar a término el embarazo son “las más pobres entre las pobres” y en un país de profundas desigualdades raciales suelen ser negras o hispanas, agrega la experta.

En su opinión, el futuro es incierto. Durante un año, muchos donantes se han movilizado para apoyar económicamente a las mujeres que necesitan realizarse un aborto, “pero en un año o dos, estos esfuerzos privados se agotarán —predice—. No es sostenible”, dice la ginecóloga.

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Y el panorama legal sigue siendo inestable. Cada ley restrictiva acaba en los tribunales. Se desconoce el resultado de la mayoría de las apelaciones, incluso en estados del sur como Georgia o Carolina del Sur.

Pero la principal incógnita actualmente es la píldora abortiva. En abril, un juez federal retiró la autorización de comercializar la mifepristona (RU 486), que han utilizado cinco millones de personas desde que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) la aprobó en el año 2000.

La Corte Suprema puso la sentencia entre paréntesis, pero un tribunal de apelación podría validarla.

Las peleas políticas

La batalla también continúa en el terreno político. Los demócratas, encabezados por el presidente Joe Biden, un católico practicante, han convertido la defensa del derecho al aborto en una de sus prioridades. Esta estrategia parece haber contribuido a salvarlos de una derrota anunciada en las elecciones de noviembre de 2022.

Donald Trump está aspirando para la Presidencia en 2024. 

El fracaso de los referendos contra el aborto en los estados muy conservadores de Kansas y Kentucky también moderó el ardor de los republicanos.

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Para satisfacer a la derecha religiosa —parte esencial del electorado republicano—, el partido influencia a nivel local en favor de legislaciones restrictivas. Pero se muestran más flexibles a nivel federal para no espantar a los votantes moderados a pesar de la presión de las principales organizaciones antiabortistas.

Entre estas destaca el grupo SBA Pro-Life, que ya ha advertido que solo apoyará a los candidatos a las elecciones presidenciales de 2024 que se comprometan a impulsar una ley que limite el aborto en todo el país.

Donald Trump, que presume de “haber enterrado Roe vs. Wade” como presidente al lograr que escogieran a tres jueces conservadores en la Corte Suprema que nominó, aún no ha dado su palabra al respecto como actual candidato republicano de las primarias presidenciales. Sin embargo, es cuestión de tiempo que lo haga.

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CHARLOTTE PLANTIVE
AFP
WASHINGTON

El calvario de pedir una IVE por motivos de salud en Texas

Amanda Zurawski casi muere esperando un aborto que no deseaba, pero que necesitaba desesperadamente.

“Mi esposo y yo siempre supimos que queríamos hijos. Nuestra bebé fue muy, pero muy deseada”, cuenta Zurawski, quien después de 18 meses de tratamientos de fertilidad celebraba el anhelado embarazo en junio de 2022, justo cuando la Corte Suprema de Estados Unidos ilegalizaba el procedimiento.

Dos meses después, “todo cambió” justo cuando Zurawski planeaba su reunión de baby shower. La mujer, de 36 años, había dilatado a las 18 semanas y los médicos le informaron que su bebé no sobreviviría.

“El corazón del bebé aún latía. Entonces las leyes en Texas les prohibían a los doctores darme el cuidado médico que yo necesitaba, que era un aborto”.

La pesadilla apenas comenzaba para ella y su esposo en Texas, estado conservador del sur que tras la decisión de la Corte Suprema prohibió el aborto con rarísimas excepciones.

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“El corazón del bebé aún latía. Entonces las leyes en Texas les prohibían a los doctores darme el cuidado médico que yo necesitaba, que era un aborto”, contó Zurawski en entrevista con AFP desde su casa en la ciudad de Austin.

“Cuando nos dijeron que la pérdida era inevitable, yo solo quería seguir adelante. Pero tuve que esperar hasta que mi vida estuviese en riesgo para que los doctores pudieran intervenir (…). Fue aterrador”, enfatizó.

Tres días después de su diagnóstico entró en choque séptico. “Durante esos días, no solo estaba en duelo por perder a mi bebé, también estaba aterrada porque no sabía qué iba a pasar”, dijo.

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Cuando finalmente fue admitida, Zurawski pasó otros tres días en cuidados intensivos bajo cuadro crítico. Luego volvió a casa, pero con cicatrices físicas y emocionales que amenazan su sueño de ser madre.

“La sepsis generó tanto tejido fibroso en mi útero que tuvo que ser extirpado quirúrgicamente, y cubrió por completo una de mis trompas de Falopio. No sé si puedo volver a quedar en embarazo”, indicó.

Activistas del derecho al aborto protestaron frente al Capitolio del estado de Texas por las fuertes restricciones contra el aborto.

Foto:

Getty Images

Guerra cultural

La discusión sobre el acceso al aborto, que jugará un papel importante en las elecciones presidenciales de 2024, ha dividido a la sociedad estadounidense por años y se volvió, en las últimas décadas, una herramienta para movilizar sobre todo al electorado republicano, apelando a valores culturales y religiosos.

Fue amparado constitucionalmente con la decisión de la Corte Suprema en 1973 en el caso denominado Roe vs. Wade, pero el año pasado, la institución, actualmente de mayoría conservadora, revirtió el histórico fallo.

En consecuencia, a pesar de que diversas encuestas reflejan que la mayoría de los estadounidenses están a favor de legalizarlo, más de una docena de estados prohibieron el aborto y otros lo restringieron de forma severa.

“Lo que me pasó fue horrible, pero es una consecuencia directa de las políticas que ellos apoyan”.

En Texas, bajo el restrictivo marco legal, doctores y pacientes se arriesgan a penas económicas, incluso la cárcel. “Es como retroceder en el tiempo”, opinó Zurawski.

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Ella nunca imaginó que abrazaría el derecho al aborto como una causa, pero en los últimos meses se ha dedicado en cuerpo y alma a exigir cambios y a contar su experiencia.

Junto a otras cuatro mujeres, en marzo demandó al estado de Texas por el calvario sufrido. Y al mes siguiente confrontó a los republicanos en una comisión judicial del Senado, en Washington.

“Lo que me pasó fue horrible, pero es una consecuencia directa de las políticas que ellos apoyan”, les dijo, refiriéndose a la omisión de dos senadores de Texas, los republicanos John Cornyn y Ted Cruz.

“Ellos dicen que están a favor de la vida, pero ¿qué tiene esto de estar a favor de la vida? Casi muero. No hay nada ‘provida’ en esto”, expresó.

PAULA RAMÓN
AFP
AUSTIN

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