Ecuador: explosiones de coches bomba y guardias de rehenes en prisiones
La frágil situación de seguridad de Ecuador quedó subrayada el jueves por una serie de atentados con coches bomba y la toma de rehenes de más de 50 agentes del orden dentro de varias prisiones, pocas semanas después de que el país fue sacudido por el asesinato de un candidato presidencial.
La Policía Nacional de Ecuador no reportó heridos como resultado de las cuatro explosiones en Quito y en una provincia fronteriza con Perú, mientras que el ministro del Interior, Juan Zapata, dijo que ninguno de los agentes del orden tomados como rehenes en seis cárceles diferentes había resultado herido.
Las autoridades dijeron que las acciones fueron la respuesta de grupos criminales a la reubicación de varios reclusos y otras medidas tomadas por el sistema penitenciario del país. Los crímenes ocurrieron tres semanas después del asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio.
El sistema penitenciario, conocido como Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad, perdió en los últimos años el control de grandes cárceles, que han sido escenario de violentos disturbios que resultaron en decenas de muertes. Ha sido necesario transferir reclusos para gestionar las disputas relacionadas con las pandillas.
En Quito, la primera bomba estalló el miércoles por la noche en una zona donde anteriormente se encontraba una oficina del sistema penitenciario. La segunda explosión en la capital ocurrió la madrugada del jueves fuera de la ubicación actual de la agencia.
El general de la Policía Nacional de Ecuador, Pablo Ramírez, director nacional de investigaciones antidrogas, dijo a los periodistas el jueves que la policía encontró cilindros de gas, combustible, mechas y bloques de dinamita entre los escombros de las escenas del crimen en Quito, donde explotó el primer vehículo. Era un auto pequeño y el segundo una camioneta.
Las autoridades dijeron que se utilizaron tanques de gas en las explosiones en las comunidades de Casacay y Bella India, en El Oro.
El departamento de bomberos de Cuenca, donde está una de las prisiones con agentes retenidos, informó que el jueves por la noche estalló un artefacto explosivo, pero no suministró otros detalles que un automóvil dañado.
Zapata dijo que siete de los rehenes de la prisión son policías y el resto son guardias de prisión. En un video compartido en redes sociales, que Zapata identificó como auténtico, un policía que se identifica como teniente Alonso Quintana pide a las autoridades «no tomar decisiones que violen los derechos de las personas privadas de libertad». Se le ve rodeado por un grupo de policías y funcionarios penitenciarios y dice que los reclusos tienen retenidas a unas 30 personas.
Las autoridades ecuatorianas atribuyen el aumento de la violencia en el país en los últimos tres años a un vacío de poder provocado por el asesinato en 2020 de Jorge Zambrano, alias «Rasquiña» o «JL», líder de la pandilla local Los Choneros. Los miembros llevan a cabo asesinatos por contrato, mantienen operaciones de extorsión, mueven y venden drogas y gobiernan prisiones.
Los Choneros y grupos similares vinculados a los carteles mexicanos y colombianos se pelean por las rutas del narcotráfico y el control del territorio, incluso dentro de los centros de detención, donde al menos 400 reclusos han muerto desde 2021.
La Policía Nacional contabilizó 3.568 muertes violentas en los primeros seis meses de este año, muy por encima de las 2.042 reportadas durante el mismo período de 2022. Ese año terminó con 4.600 muertes violentas, la más alta de la historia del país y el doble del total de 2021.
La ciudad portuaria de Guayaquil ha sido el epicentro de la violencia, pero Esmeraldas, una ciudad costera del Pacífico, también es considerada una de las más peligrosas del país. Allí, seis vehículos gubernamentales fueron incendiados a principios de esta semana, según las autoridades.
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