El millonario contrato con el que Colombia busca suavizar su imagen en Estados Unidos
La Embajada de Colombia en EE. UU. firmó un millonario contrato con la empresa FGS Global para ser el lobbista oficial del gobierno de Gustavo Petro en ese país. Fuentes consultadas por este diario hablan de un momento delicado en las relaciones bilaterales.
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Si bien la contratación de firmas de lobby o de relaciones públicas es común en Washington y casi todos los gobiernos colombianos anteriores al de Gustavo Petro las han tenido en algún momento, la decisión de la presidencia de Colombia de adquirir los servicios, al menos por un año, de una de las empresas más reputadas en su campo para avanzar en sus intereses estratégicos, habla del momento, para algunos delicado, por el que atraviesan las relaciones bilaterales.
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El pasado 12 de septiembre, la firma FGS Global reportó ante el Departamento de Justicia de EE. UU. que había entrado en un contrato de consultoría con el gobierno colombiano avaluado en 540.000 dólares (más de 2.000 millones de pesos) que se pagará en cuotas mensuales de 45.000 dólares (unos 180 millones). El contrato está vigente, por ahora, hasta el 31 de agosto del 2024.
Fara, o el Acto del Registro para Agentes Extranjeros, es una ley de EE. UU. de 1938 que exige a estas empresas reportar cualquier contrato con un país o empresa extranjera que busca algún tipo de mediación ante las entidades públicas del país, principalmente la administración o el Congreso. Eso, porque a diferencia de otros países como Colombia, el lobby en EE.UU. está codificado.
Esta semana, la embajada de Colombia emitió una breve declaración en la que le salió al paso a la noticia de la contratación de la firma de cabildeo.
“El gobierno de Colombia ha contratado los servicios de FGS Global para el asesoramiento estratégico y apoyo en las comunicaciones de la ampliada y diversa agenda Colombia – Estados Unidos, así como su impacto en la región. Fundamentada en más de dos siglos de relaciones bilaterales y en las productivas consultas entre las administraciones de ambos países, continuamos trabajando para avanzar, desde nuevos enfoques, las oportunidades que ofrece nuestra diversificada agenda común», explicó la embajada.
El gobierno de Colombia ha contratado los servicios de FGS Global para el asesoramiento estratégico y apoyo en las comunicaciones de la ampliada y diversa agenda Colombia-Estados Unidos
FGS Global, es la antigua Glover Park Group, una compañía de lobby fundada en el 2001 por ex funcionarios del presidente Bill Clinton y personas asociadas al partido demócrata. Entre ellos, Joe Lochhart, quien fue su jefe de prensa.
En el 2021, el Grupo se fusionó con Finsbury y Hering Schuppener -y luego con Sard Verbinnen & co.- de donde salió FSG Global. Con los años, Glover Park -ahora FSG- se tornó una empresa considerada bipartidista, pues también tiene en su nómina a personas cercanas al partido republicano.
Se sabe que la cuenta de Colombia estará manejada por tres de sus miembros. En primer lugar, Adam Sharon, que fue jefe de comunicaciones para el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, donde trabajó muy de cerca con Bob Menéndez, quien hasta esta semana fue presidente de esta comisión legislativa.
También Brett O’Brien, que fue el asesor de seguridad nacional del representante Dick Gephardt (durante algunos años el líder de la minoría demócrata en la Cámara); y Joshua Gross, que ha manejado antes la cartera de Afganistán para esta misma firma.
En Washington este tipo de compañías están catalogadas en dos grupos: las de relaciones públicas (PR por su sigla en inglés) y las de lobby, que también se encargan de temas de relaciones públicas, pero a otro nivel.
Las empresas que se dedican a PR se enfocan más en ayudar a redactar comunicados o estrategias de comunicación, pero no entran en contacto directo con funcionarios o congresistas para hacer cabildeo en favor de su cliente.
En cambio, las de lobby, por el contrario, sí lo hacen y se concentran en lo que llaman “comunicaciones estratégicas” que incluye acceso a líderes, medios de comunicación, centros de pensamiento y otros actores públicos estratégicos.
Por supuesto, las tarifas para ambas tareas son diferentes. Mientras las de PR cobran unos 15.000 al mes o 180.000 al año, las de cabildeo cuestan el triple, entre 35.000 y 45.000 dólares, dependiendo del prestigio de la firma y el acceso que prometan.
Expresidentes colombianos que han impulsado PR o lobby en Estados Unidos
Colombia, a lo largo de estos últimos 25 años, ha usado tanto a empresas de PR como de cabildeo, dependiendo del momento.
En 1998, cuando llegó al poder el presidente Andrés Pastrana y envió como embajador a Luis Alberto Moreno, este contrató a la firma de lobby Akin Gump, Srauss, Hauer, y Feld, cercana al partido demócrata y que en ese momento ocupaba la Casa Blanca con Clinton.
El trabajo de la firma se consideró esencial, pues las relaciones con Washington estaban en uno de sus peores momentos y se buscaba respaldo para lo que luego se conoció como el Plan Colombia.
Durante el gobierno de Álvaro Uribe, especialmente durante los años de la negociación del TLC, se contrataron a dos empresas de cabildeo.
La misma Glover Park -hoy FGS- y Peck, Maddigan, Jones, y Stewart, está más cercana al partido republicano. Incluso se contrató brevemente a una tercera firma de PR encabezada por Mark Penn, que era parte de las cuerdas de Hillary Clinton. De hecho, parte de ese trabajo continuó durante el gobierno de Juan Manuel Santos hasta cuando el TLC fue aprobado y entró en vigor en mayo del 2012.
A partir de ese momento, los gobiernos subsiguientes, es decir el segundo periodo de Santos y el del expresidente Iván Duque, recurrieron solo a Fratelli, una firma de PR que les cobraba entre 12.000 y 15.000 dólares mensuales.
La era Petro
Petro necesita, y de manera urgente, construir un nuevo mensaje que suavice su imagen en Washington y que haga hincapié en la importancia de preservar la relación con Colombia
El trabajo con Fratelli continuó por 10 años hasta agosto del año pasado, cuando llegó Petro a la presidencia y el contrato no se renovó. Desde entonces, la embajada colombiana venía operando sin ningún tipo de asesoría pagada, hasta ahora cuando se contrató a FGS.
De acuerdo con múltiples fuentes consultadas por este diario, entre ellos ex embajadores colombianos y estadounidenses, el contrato con FGS resulta lógico, y era casi urgente, dados los vientos que soplan en Washington y que sienten en contra.
Aunque la relación entre la administración Biden y el gobierno Petro son cordiales y han encontrado frentes comunes como el medioambiental y migratorio, es evidente que existen tensiones dadas las posturas del primer gobierno de izquierda en la historia del país.
Especialmente, en lo que se refiere a la lucha contra las drogas y las relaciones con Cuba y Venezuela. Temas que son explosivos en la política doméstica de EE. UU.
En general, dicen estas fuentes, el bipartidismo que caracterizaba las relaciones bilaterales en el pasado se ha fragmentado, especialmente entre ciertos sectores del partido republicanos, en los que Petro no es visto con buenos ojos.
De hecho, los fondos que anualmente le entrega EE. UU. a Colombia (cerca de 450 millones de dólares), están en peligro debido a que la Cámara alta, controlada por los republicanos, decidió excluir todos los fondos para el país.
Eso sumado a que los acercamientos del presidente Petro con Cuba y la Venezuela de Nicolás Maduro se han tornado en un irritante incluso para sectores demócratas.
Algo que explica, por ejemplo, que la cuenta colombiana en FGS la maneje Sharon, el ex asesor de Menéndez. Este senador, de origen cubano-americano, pero demócrata, es uno de los más fuertes críticos del presidente colombiano por cuenta de esas dos relaciones. Su ayuda, sin embargo, es vital no solo para asegurar que se aprueben fondos para el país, sino para que se confirme a un nuevo embajador en Bogotá, cargo que lleva vacante más de un año y cuya aprobación depende de su Comité en el Senado.
El otro problema que tiene el presidente colombiano, y por ende su embajador en Washington, Luis Gilberto Murillo, es el de la campaña electoral en EE. UU. de cara a las presidenciales y legislativas del año entrante, que ya comenzó.
Como sucedió en los comicios del 2020, es muy posible que Colombia se convierta en una pera de boxeo, especialmente en el estado de Florida, donde los republicanos con seguridad atacaran a Biden y a los demócratas por su cercanía con Gustavo Petro y por permitir, en palabras de ellos mismos, que el país se torne socialista.
“Petro necesita, y de manera urgente, construir un nuevo mensaje que suavice su imagen en Washington y que haga hincapié en la importancia de preservar la relación con Colombia no solo por intereses bilaterales sino regionales. Y en eso, una firma como FGS puede ayudar”, dijo a este diario un exdiplomático estadounidense.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de ELTIEMPO
Washington
En Twitter: @sergom68