¿Podrá reinventarse el peronismo con Sergio Massa en Argentina?
BUENOS AIRES —
El peronismo, la principal fuerza política de Argentina durante décadas, hace sólo unos meses parecía abatido ante unos votantes que parecían dispuestos a abandonarlos cuando la inflación se disparó más del 100 %, el peso se desplomó y la pobreza se extendió.
Tras dos décadas de una retórica considerada populista y de afinidades con países de gobiernos socialistas, el candidato oficialista, Sergio Massa, da señales de nuevos tiempos en el peronismo: ofrece respuestas de corte ortodoxo a las urgencias económicas del país y muestra un alineamiento internacional con Estados Unidos.
Muchos creen que Massa, un abogado de 51 años con una extensa red de contactos empresariales, sindicales y diplomáticos, podría ser el nuevo líder del peronismo, al que intenta «limpiar» de la mala imagen que tiene entre los argentinos hastiados de escándalos de corrupción y de una alta intervención estatal en la economía.
«Si Massa gana, va a construir un liderazgo distinto. Va a haber opiniones distintas, pero se va a mantener la unidad de la coalición», señaló a Reuters el canciller argentino, Santiago Cafiero.
Con una inflación cercana al 140 % anual y una pobreza del 40 %, Massa, que es también el actual ministro de Economía, cuenta con armas endebles para la batalla electoral del 19 de noviembre contra su oponente ultraliberal, Javier Milei.
Sin embargo, su carácter moderado y conciliador logró aunar a las distintas facciones de la coalición Unión por la Patria, dominada por el peronismo, detrás de su candidatura, que conserva tantas probabilidades de ganar la presidencia como su rival, pese a la crisis, según los sondeos.
A lo largo de su atribulada gestión, el actual presidente, Alberto Fernández, registró constantes cortocircuitos con su vice, Cristina Fernández, quien realmente ostentaba el poder en el peronismo tras arrastrarlo hacia la centroizquierda durante sus mandatos (2007-2015).
«El mérito de Sergio fue ordenar la política. Para una lista de unidad era el mejor candidato, porque no era de ningún bando (en disputa dentro del Gobierno) y resolvía la tensión interna», agregó Cafiero, un aliado del actual presidente.
Cristina Fernández aún cuenta con una amplia popularidad, pero despierta a la vez un extendido rechazo por su estilo confrontativo y acusaciones de corrupción. Ante la evidencia de que no podría ganar la elección, ella eligió en 2019 como candidato a Alberto Fernández y ahora dio el visto bueno a Massa, el tercero de los tres actores clave del oficialismo.
A lo largo de la campaña política, Massa dio claras muestras del cambio de época: ni Cristina ni Alberto Fernández han casi aparecido en escena mientras prometía la eliminación del déficit fiscal o una amplia rebaja de impuestos.
Massa llegó primero en las elecciones generales del 22 de octubre, pero con solo el 37 % de los votos no logró evitar un balotaje en el que las probabilidades asoman parejas con las del libertario Milei, quien ha cosechado un amplio respaldo entre los desencantados de la política tradicional con su estilo extravagante.
¿Qué será del peronismo?
Nacido a mitad del siglo XX de la mano del militar Juan Perón, el partido hegemónico de Argentina ha cobijado a lo largo de su historia tanto a representantes de la derecha como de la izquierda, si bien su principal bandera ha sido la defensa de la clase trabajadora.
«Siempre existieron la derecha y la izquierda, pero acá existe el peronismo», dijo en Buenos Aires Julia Saggini, una actriz de 32 años y votante del peronismo, al que consideró «un movimiento que ha podido darles derechos a quienes no los tenían».
Probablemente esta flexibilidad haya brindado al peronismo la capacidad de adaptación para subsistir mientras movimientos populares semejantes agonizaban en América Latina. Pero también ha generado casos emblemáticos de peleas internas de poder.
«Peronismo es ganar. Si Massa gana, deberá traicionar a Cristina: en el peronismo no existe el doble comando», destacó el analista político Andrés Malamud.
Traición o no, todos consideran un hecho que la coalición de gobierno, que abarca también a otros partidos menores, se correrá hacia el centro ideológico tras una eventual victoria electoral, lo que podría disparar en el futuro conflictos actualmente solapados.
«Nosotros vamos a ser ‘kirchneristas’ siempre. Pero todos aprendimos de la experiencia que estamos terminando (por el gobierno nacional de coalición), que no fue buena, y creemos que vamos a poder gobernar de manera consistente», explicó una fuente de la vertiente peronista de izquierda liderada por Cristina Fernández.
«No tenemos la misma postura en todos los temas, pero sí coincidimos en los lineamientos generales y tenemos un diálogo permanente con el ‘massismo’ que nos permite avanzar», añadió la fuente, que consideró a Massa el líder indiscutible del espacio.
En el contexto de una prolongada crisis económica que se ha visto agravada por la feroz sequía que este año castigó al país agroexportador, Massa debe demostrar a los votantes desencantados con la política que es capaz de llevar adelante una gestión de «unidad nacional» como prometió en campaña.
«La cara del peronismo va a cambiar indudablemente si gana las elecciones. Se va a readaptar al contexto como hizo siempre. Creo que Massa puede liderar al peronismo, como lo está haciendo ahora, y llevar adelante al gobierno de unidad nacional», aseguró Ignacio Ávalos, un empleado de 24 años.
Sin embargo, si en el balotaje vence Milei, un nuevo rostro que ganó adeptos insultando a los rivales y portando una motosierra ante sus seguidores para simbolizar el abrupto recorte del gasto público que propone, la unidad de la alianza peronista podría resquebrajarse.
«Si perdemos, seguramente haya un debate en el peronismo. Soy bastante pesimista de que se mantenga la unidad si se pierde», señaló una fuente de la coalición gobernante.
Milei saca leve ventaja sobre Massa en los sondeos, pero el resultado del balotaje en Argentina es incierto
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