Nikki Haley: ¿Un cambio de rumbo para el Partido Republicano en la era post Trump?

El camino para Donald Trump luce más que despejado. Tras su cómoda victoria en los caucus de Iowa y luego, esta semana, en la primaria de New Hampshire el expresidente se perfila desde ya como el ganador de las primarias del Partido Republicano cuando faltan 48 estados por votar y más de cinco meses de por medio.

Lo único que resta en su camino es la candidatura de Nikki Haley, la exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante la ONU, que terminó siendo la última sobreviviente en una contienda que arrancó con 13 candidatos pero se evaporó en un abrir y cerrar de ojos frente al dominio casi absoluto de Trump entre la base del partido.

En New Hampshire, ya cuando solo restaban el expresidente y Haley en el tarjetón, el primero se llevó el 55 por ciento del voto frente al 44 de la exgobernadora. Y aunque por encima el número no se ve devastador, el formato de las primarias y lo que sigue en el calendario dan por descontado que Trump será el ganador y probablemente por paliza.

New Hampshire, en cierto sentido, es un estado atípico para los republicanos, pues es cuna de una gran cantidad de votantes independientes y tiene una alta población de conservadores moderados. En otras palabras, era el estado ideal para que alguien como Haley diera la sorpresa y se consolidara como una alternativa al trumpismo.

Pero de aquí en adelante las primarias bajan al sur, con elecciones en Carolina del Sur, Nevada y otros estados donde el expresidente es inmensamente favorito dada la composición más rural, conservadora y de clase baja que existe en ellos.

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Haley

La candidata presidencial republicana y ex embajadora ante la ONU Nikki Haley.

Foto:

Getty Images/AFP

En las encuestas de esta semana, Trump le saca a Haley más de 30 puntos en la mayoría y le saca 50 puntos en los sondeos nacionales. Aun si sucediera un milagro en las elecciones de Carolina, por ser ese su estado natal, pocos creen que una victoria allí cambiaría la dinámica de la carrera.

Es más, existe una alta posibilidad de que la contienda acabe en las próximas semanas. Primero, porque se está generando una presión enorme dentro del partido contra Haley para que renuncie a su candidatura y respalde a Trump.

Pero, segundo, porque el expresidente podría obtener más de la mitad del número de delegados que necesita para ganar la nominación en seis semanas cuando se dé el famoso “supermartes”, una jornada electoral donde votan 16 estados y están en juego casi el 50 por ciento de los delegados.

Una victoria de Haley en New Hampshire abría una opción, quizá remota, de un proceso competitivo. Pero no pasó y el impulso ahora es todo para Trump”, decía Nate Cohen, el experto electoral del New York Times.

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Para muchos, si Haley permanece en la carrera hasta el final, o al menos hasta el supermartes, es porque quizá le esté apuntado a un futuro pos-Trump o hasta a un nuevo cargo si gana las elecciones presidenciales.

Si el expresidente termina siendo el nominado pero pierde las elecciones generales, de alguna manera sería el fin del trumpismo.

Nikky Haley

‘Merchandising’ de la campaña de la candidata republicana a la presidencia de EE. UU., Nikki Haley.

A pesar de que Trump ganó los comicios del 2016, todos recuerdan que perdió el voto popular y luego las elecciones legislativas del 2018 y el 2022, al igual que la reelección en el 2020. A su edad y tras esa seguidilla de derrotas, lo más probable es que el Partido Republicano inicie un giro hacia una visión más moderada y a tono con la mayoría de estadounidenses.

Y Haley, dependiendo de cómo le vaya en el resto de las primarias, sería una candidata ideal para recuperar terreno y resucitar a esa facción del partido, más tradicional, que hoy vive en el ostracismo.

Casada con un veterano de la guerra de Afganistán, Nimrata Nikki Randhawa Haley nació en Bamberg (Carolina del Sur) en 1972 en un hogar de migrantes sijs, originarios del Punjab en la India. Unos orígenes que el propio Trump ha usado para cuestionar su legitimidad para ser presidenta.

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Una victoria de Haley en New Hampshire abría una opción, quizá remota, de un proceso competitivo. Pero no pasó

Se graduó en Contabilidad en la Clemson University y comenzó a trabajar en la empresa textil de su madre, que llegó a ser un negocio multimillonario.

Entró en política en 2004, cuando logró un puesto en la Cámara de Representantes de Carolina del Sur. Y en 2011 se convirtió en la primera mujer gobernadora de su estado natal.

Pese a que su relación con Trump nunca fue del todo amigable, tras ser elegido presidente la nombró embajadora de la ONU, cargo que dejó a finales de 2018. Desde entonces se ha dedicado a preparar su candidatura, que lanzó en febrero del año pasado.

Trump

Expresidente de Estados Unidos Donald Trump.

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Getty Images/AFP

Por su perfil, algunos dicen que Haley sería hasta ideal como fórmula a la vicepresidencia, pues es mujer, hija de inmigrantes, más de centro, y podría neutralizar los negativos de Trump ante un sector del electorado.

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Dicho eso, lo cierto es que los resultados de New Hampshire también demostraron que en la armadura del expresidente Trump hay agujeros y que las cosas serán diferentes una vez enfrente las generales en noviembre.

De entrada, es incierto aún el curso que tomarán las investigaciones que hay en su contra. Una condena en alguna de ellas podría descarrilar su nominación en julio así sea el ganador de las primarias.

Pero igual de sensible es que su base no parece estar creciendo. Como se esperaba, tanto en Iowa como en New Hampshire, Trump barrió entre los republicanos de corte más conservador y de origen rural. Al mismo tiempo, no le fue nada bien entre otros sectores de la población.

Haley, por ejemplo, se llevó el voto del 74 por ciento de los que se identificaron como moderados, el 58 por ciento de personas con educación superior y el 66 por ciento de votantes que no eran republicanos registrados (en su mayoría independientes).

Nikki Haley

La candidata presidencial republicana Nikki Haley.

Y aunque New Hampshire no es un estado que Trump necesite para ganar las elecciones generales (viene prefiriendo a candidatos del Partido Demócrata desde el 2004), su debilidad entre ese sector de la población podría pesar en muchos de los llamados swing states o estados ambivalentes que sí tienen las llaves de la Casa Blanca. Entre ellos Wisconsin, Pennsylvania, Michigan, Virginia y Nevada.

Las elecciones de New Hampshire demostraron que es un candidato débil en términos históricos, especialmente si se considera que fue presidente anteriormente. Trump perdió a los independientes por casi 20 puntos junto con una cuarta parte de los votantes republicanos, y una vez más tuvo un desempeño inferior con el tipo de votantes suburbanos que son clave para que cualquier candidato sea competitivo”, dice Marco Frieri, director para medios hispanos del Partido Demócrata.

Frieri destaca, además, que más de una cuarta parte de los electores en Iowa dijeron que no votarían por Trump en las generales, mientras que cuatro de cada diez de los que votaron en New Hampshire afirmaron que quedarían “insatisfechos” en caso de ser Trump el nominado.

Según Frieri, eso se debe en gran parte a que el expresidente insiste en una agenda extrema en temas como el aborto, que una mayoría de la población rechaza. Y, en ese sentido Haley, por la que hasta hace poco nadie apostaba, podría ser la pareja ideal.

Pero para eso todavía falta mucha tela por cortar. Esta semana, la exgobernadora dejó claro que no se piensa retirar de la contienda –por ahora– y se fue lanza en ristre en contra de Trump al que llamó un “desquiciado”, que está perdiendo sus capacidades mentales –la confundió con Nancy Pelosi– y al que la edad ya le está pesando.

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Donald Trump

El expresidente y candidato a la nominación republicana, Donald Trump.

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Getty Images/AFP

Trump, por su parte, la viene atacando por todos los flancos desde que se abrió pasó como su única rival en las primarias y desde entonces le dice “cerebro de pájaro” y no hay día en que no se burle de su nombre hindú (Nimrata).

Pero como dice el estratega republicano Neil Newhouse, es solo cuestión de tiempo. “Haley es solo una distracción. La carrera está sentenciada y, de hecho, ya arrancó la campaña general entre Biden y Trump. Dos líderes tremendamente impopulares pero de donde saldrá el próximo presidente. Esta elección es una escogencia entre el mal menor”, afirma Newhouse.

La exgobernadora, mientras tanto, seguirá esperando desde la barrera hasta que surja su oportunidad.

SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL EL TIEMPO
WASHINGTON
En X: @sergom68

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