‘Para la Otán, Colombia ofrece una ventana hacia Latinoamérica’

Javier Colomina, subsecretario general adjunto de Asuntos Políticos y Política de Seguridad y representante especial del secretario general de la Otán para el Cáucaso y Asia Central, visitó recientemente Colombia, donde sostuvo “fructíferas” reuniones con el general de las Fuerzas Militares de Colombia, Helder Giraldo, y las viceministras de Defensa y Seguridad y de Asuntos Multilaterales, Daniela Gómez Rivas y Elizabeth Taylor, respectivamente.

Si bien su arribo al país obedeció a su participación en un evento por los 75 años de la Otán, Colomina aprovechó la ocasión para repasar la relación bilateral de la Alianza Atlántica con Colombia, único país latinoamericano en contar con el estatus de aliado extra, donde destacó prioridades como el cambio climático, el desminado y las políticas de género.

Este año, la Otán celebra 75 años de existencia. ¿Por qué cree que sigue siendo una alianza fundamental en el terreno internacional?
El año 2024 es un año importantísimo para la Organización. Es el año en el que celebramos el 75.º aniversario. Es cierto que el mundo ha evolucionado en una dirección que no es muy positiva, y si la Otán es relevante eso quiere decir que el mundo no va muy bien, porque las alianzas de seguridad normalmente son relevantes cuando el mundo no va muy bien. Este es un año que se enmarca en un contexto internacional muy complicado. Viene marcado por el inicio de la guerra de Rusia en Ucrania en febrero del 2022, y bajo ese contexto se enmarcan las prioridades de la Alianza, desde entonces, y de ahora en adelante hasta la cumbre de Washington (en julio).

Justamente, no son pocos los que señalan que la invasión rusa a Ucrania, la primera guerra de agresión en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, le devolvió su razón de ser a la Organización. ¿Por qué es clave apoyar a Ucrania?
Consideramos que hay que darles a los ucranianos la mejor oportunidad posible en el campo de batalla, porque eso es lo que les dará las mejores oportunidades en el caso de que opten por una negociación. Es una decisión que tienen que tomar ellos. No tenemos ninguna duda de que el invasor y el agresor fue Rusia y, por tanto, debemos seguir apoyando a Ucrania para que termine prevaleciendo. Pero, al mismo tiempo, teniendo en cuenta que una de las líneas rojas que tiene la Otán y que no va a traspasar es que nunca formará parte del conflicto, puesto que uno de los principales objetivos, y esa sería posiblemente la segunda prioridad más importante en la que estamos trabajando, es que un conflicto local como es el actual, horrible, terrible, con víctimas de todo tipo y muy numerosas todos los días, no se convierta en un conflicto global.

Consideramos que hay que darles a los ucranianos la mejor oportunidad posible en el campo de batalla, porque eso es lo que les dará las mejores oportunidades en el caso de que opten por una negociación.

¿Cómo definen a Rusia?
Es una relación muy sencilla. Definimos a Rusia como un adversario y una amenaza. Simplemente, procuramos aislarles hasta que cambien su actitud, hasta que pongan fin a la guerra. Cuando se me pregunta que por qué la Otán toma esta posición y por qué seguimos apoyando a Ucrania de manera indefinida, yo siempre digo que la forma más sencilla de poner fin a todo lo que está ocurriendo, incluidas las consecuencias que se están produciendo de la invasión rusa a Ucrania desde el punto de vista de seguridad alimentaria, seguridad energética, migraciones de todo tipo y condición, es que los rusos retiren a sus tropas de un territorio que es independiente, soberano y que la Carta de Naciones Unidas protege con todas esas características.

El gasto militar de los países de la Alianza equivale al 55 por ciento del total mundial y va en aumento. ¿Cuál es su perspectiva de esta carrera armamentística?
El objetivo de la Otán no es otro que mantener la estabilidad de la zona euroatlántica, dado que la estabilidad de esta contribuye a la estabilidad global. En ese sentido, el objetivo de la búsqueda de la paz es, en definitiva, el mismo objetivo que comparten la Alianza, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y, según me han dicho mis interlocutores, la propia Colombia.

¿Por qué armarse?
Lo que pasa es que la Otán considera que para lograr esa estabilidad y para garantizar que la paz se sostenga a lo largo del tiempo, teniendo en cuenta que cada día hay un número mayor de amenazas y de retos, lo que tenemos es que aumentar nuestra capacidad de disuasión. Y no hay forma de aumentar la capacidad de disuasión si no se aumenta el gasto en defensa. En realidad, el gasto en defensa lo que hace es garantizar la estabilidad, la paz y sentar las bases para la prosperidad. Sin paz y sin seguridad es imposible obtener prosperidad. Creemos en esa filosofía porque nos ha dado resultados durante 75 años, la Otán es la alianza más exitosa de la historia y ha sido capaz de contener conflictos armados a través de la disuasión.

¿Por qué ven una amenaza en lo que la Otán llama una “alianza autoritaria”, constituida por Rusia, China, Irán y Corea del Norte?
El mundo ha avanzado en una tendencia más bien negativa y hay una competición geoestratégica de la cual forman parte algunos de los Estados más autoritarios del mundo, el caso de Rusia es una evidencia. También el caso de China, que, con mucha distancia del caso de Rusia, no quiero ponerlos al mismo nivel ni mucho menos, pero China es un país que representa muchísimos retos en seguridad para la Otán. No obstante, también es un país con el que tenemos un diálogo y todo un pilar de interacción. Contrariamente, con Rusia hoy en día no hablamos ni podemos tener una política de ningún tipo. Efectivamente, las relaciones que Rusia está manteniendo con China nos preocupan por el apoyo no activo. Aunque no sea un apoyo con armamento letal, sí lo es con elementos de doble capacidad. Vemos con mayor preocupación sus relaciones con Irán y Corea del Norte, sumado a la constancia que ya existe sobre las armas que están entregando estos dos países a Rusia y que contribuye al esfuerzo bélico, eso es una cosa que nos preocupa y sobre lo cual estamos trabajando. Pero, particularmente, la hacen nuestros aliados de manera bilateral.

¿Qué desafíos representa China?
En los últimos años, hemos analizado con detalle cómo China ha ido construyendo sus capacidades militares y cómo ha avanzado en el desarrollo de su programa nuclear. Sabemos que lo hacen todo desde una manera bastante opaca, sin contribuir ni participar en los regímenes internacionales de no proliferación de armamento. En ese sentido, China plantea ciertas dudas, y en algunos casos, verdaderos retos en seguridad.

Hablemos de Colombia, ¿en qué está trabajando la Otán con el país?
La relación con Colombia es una relación que se inició en el año 2017 con la firma del primer acuerdo de partenariado, que tiene muchas áreas de colaboración que se han ido profundizando en estos años y que las trabajamos a medida de las necesidades de nuestro socio y de los intereses de la propia Alianza. En este caso, la cooperación con Colombia va desde amenazas o retos globales como lo es el cambio climático, que para nosotros es una prioridad y llevamos años trabajando en ello, pasando por el ámbito de mujer, paz y seguridad, entre otros. También tenemos todo un programa que se llama Building Integrity (BI), que implica sobre todo el trabajo en transparencia, gobernabilidad y lucha contra la corrupción, siempre enfocado en el ámbito en el que nosotros nos movemos, que es el de la seguridad y la defensa. Trabajamos también en ámbitos más militares, como por ejemplo el desminado, donde Colombia es una referencia a nivel global.

la cooperación con Colombia va desde amenazas o retos globales como lo es el cambio climático, que para nosotros es una prioridad y llevamos años trabajando en ello, pasando por el ámbito de mujer, paz y seguridad, entre otros. 

¿Cómo califica la relación de la Otán y Colombia?
La relación se encuentra en un buen momento y creo que va a tender a profundizarse en los ámbitos que nos interesan a los dos países. Colombia tiene muchas capacidades que ofrecer en ámbitos específicos y tiene también necesidades, que me han transmitido el jefe de las Fuerzas Armadas y varios viceministros, en las que nosotros podemos contribuir.
¿Por qué trabajar con Colombia es más fácil que con otros aliados?
Porque compartimos principios y valores. Para la Otán, Colombia ofrece una ventana hacia Latinoamérica, una comprensión de los asuntos globales con matices distintos frente a la visión que puede tener Europa, pero apoyado en principios y en valores comunes. Con ese marco, realmente creo que vamos a ser capaces, como lo hemos hecho en estos últimos siete años, de sostener una relación bilateral que, apoyada en esos ámbitos de trabajo que he mencionado, siga avanzando. Colombia nos ofrece una perspectiva y visión de Latinoamérica que nos permiten también explicar cuáles son las prioridades de la Alianza, cómo vemos el mundo y cómo creemos que hay que responder a las distintas amenazas.

¿Cuál debe ser la principal prioridad mundial para garantizar la seguridad?
Yo creo que una clave principal es la de respetar el derecho internacional, la Carta de Naciones Unidas. Es fundamental seguir respetando la gobernabilidad que nos dimos después de la Segunda Guerra Mundial. Hay que darle fuerza a esa gobernabilidad que está en Naciones Unidas y en su Consejo de Seguridad. Esa es una parte esencial. Lo otro es que todos los actores sigamos colaborando conjuntamente para buscar espacios de entendimiento, en especial, con países con los que resulta más difícil. Abiertamente diría que no hay nadie en la Otán que no piense que si el mundo no tuviera ninguna amenaza y no hubiera ningún reto, lo que habría que hacer, efectivamente, es dejar de invertir en defensa y cerrar las instituciones de seguridad y defensa. No siendo así, creo que la respuesta está en el derecho internacional, el diálogo y la diplomacia, pero también la disuasión. La Otán juega un rol muy importante en todo ello.

AUTOR: STEPHANY ECHAVARRÍA 
EDITORA INTERNACIONAL – EL TIEMPO 
@stephechavarria

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