¿Tambalea la relación bipartidista entre Estados Unidos y Colombia tras aval en la Cámara baja de proyecto que recorta a la mitad la ayuda para el país?
Desde que Estados Unidos comenzó a financiar el Plan Colombia, por allá en el verano del año 2000, Washington ha venido entregando al país de manera sostenida entre 400 y 500 millones de dólares anuales para contribuir en la lucha contra los narcóticos, implementar programas de desarrollo, apoyar al proceso de paz, fortalecer la justicia, entre otros asuntos.
Conforme a los criterios de
Y, a pesar de algunas diferencias que hay entre Colombia y Estados Unidos, ha sido un apoyo primordialmente bipartidista. Eso, sin embargo, ha comenzado a cambiar desde la llegada del presidente Gustavo Petro a la Casa de Nariño en agosto del 2022 y al ascenso de los republicanos en la Cámara de Representantes, cuyo control recuperaron a comienzos del año pasado.
La última prueba de ello quedó en evidencia esta semana cuando la Comisión de Apropiaciones de este órgano aprobó su presupuesto para el año fiscal 2025 –que arranca en octubre del 2024- con un profundo recorte en los fondos asignados para el país en comparación con años anteriores.
Si eres amigo y aliado de Estados Unidos, entonces hay respaldo. Pero si no lo eres o te alineas con sus enemigos, entonces este proyecto no te va a gustar
El proyecto, que aún debe pasar por la plenaria y luego ser homologado con la iniciativa que se tramita en el Senado, autorizó solo unos 208 millones de dólares para Colombia, casi la mitad en relación con los 410 millones de dólares que se aprobaron en marzo de este año (2024) y que ya constituían una reducción del 10 por ciento comparado con los recursos autorizados para el 2023.
Si se materializa sería el montó más pequeño -y de lejos- que se le otorga al país en casi 25 años. En el texto que acompaña el proyecto de ley los legisladores explicaron su decisión: “El comité reconoce y aprecia la profunda relación que Estados Unidos mantiene con el pueblo colombiano. Sin embargo, el comité permanece profundamente preocupado por las políticas del presidente Petro y sus relaciones (con otros regímenes) que van en detrimento de los intereses económicos y en seguridad de Estados Unidos”, decía el documento.
Mario Díaz-Balart, legislador republicano de la Florida y presidente del subcomité de Apropiaciones para las Operaciones en el Exterior -el cual redacta el presupuesto de donde salen los fondos para el Departamento de Estado y todos los países del mundo-, lo puso en estos términos durante el trámite de la iniciativa: “Si eres amigo y aliado de Estados Unidos, entonces hay respaldo. Pero si no lo eres o te alineas con sus enemigos, entonces este proyecto no te va a gustar”, dijo el republicano, que nunca ha ocultado sus discrepancias con el presidente colombiano.

Mario Diaz-Balart.
Foto:
Ese mismo día, y a la salida de otra audiencia en el Capitolio, la también republicana María Elvira Salazar ahondó en la idea en declaraciones a este diario.
“Las prioridades de Petro no son las prioridades de Estados Unidos. Yo estuve presente en la reunión donde Díaz-Balart le recordó a Petro que nuestro país ayudaba con 500 millones de dólares y él (Petro) le contestó que eso no le interesaba. Fue muy déspota y rechazó la ayuda. Quedó un sin sabor. Queremos que el pueblo colombiano prospere, pero Petro va en contra del pueblo. Quiere cambiar la constitución sin pasar por el Congreso. Eso es ser un dictador”, dijo Salazar recordando la reunión que sostuvieron con el mandatario colombiano el año pasado en Washington.
¿Qué dicen los demócratas sobre el recorte a la ayuda a Colombia?
La postura, por supuesto, no es compartida por todos. Brian Nichols, subsecretario de Estado para el hemisferio occidental, dijo en esa misma audiencia que Estados Unidos debía trabajar con todos los países sin importar la ideología del gobierno de turno siempre y cuando se respetara la democracia.
Gregory Meeks, demócrata de más alto rango en el comité para las Relaciones Internacionales, también en declaraciones para EL TIEMPO, expresó su firme rechazó a la reducción de la ayuda.
“Estoy totalmente en contra y votaré para repudiarlo. Colombia ha sido un bien aliado y necesitamos seguir cooperando. No podemos seguir pidiendo a nuestros aliados que hagan cosas y luego les damos la espalda”, afirmó Meeks.
Por su parte Todd Robinson, subsecretario de Estado para la lucha contra las drogas a nivel mundial, dijo que la administración Biden pelearía “por cada centavo” de la ayuda para Colombia.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro.
Foto:
¿Qué tan viable es que el recorte a la ayuda a Colombia sea aprobado en el Senado de Estados Unidos?
A estas alturas, el futuro de la ayuda es incierto. Por un lado, falta primero definir lo que hará el Senado, que es controlado por los demócratas, y que produce su propia versión del presupuesto.
Para ponerlo en contexto, el año pasado, este mismo comité que preside Díaz-Balart eliminó toda la ayuda para el país de la legislación en la Cámara. Pero, el Senado, por su parte, autorizó los 410 millones que finalmente se aprobaron para el país cuando ambas cámaras hicieron la conciliación entre las dos versiones del presupuesto, aunque también fueron incluidas ciertas exigencias para su desembolso a petición de los republicanos.
Es poco probable, además, que en este año electoral se apruebe un presupuesto de gasto. En la práctica eso quiere decir que al país se le entregaría el mismo monto, mes a mes, que el autorizado para este año fiscal y hasta que se apruebe una nueva asignación de gasto para el 2025.
Y eso, probablemente, ya le corresponderá el nuevo Congreso que será electo este 5 de noviembre y se posesionará en enero. En otras palabras, el paquete final de asistencia para el año entrante va a depender de cómo quede compuesto ese nuevo legislativo. Si el estatus quo se mantiene -demócratas controlando una cámara y republicanos la otra- es probable que buena parte de la ayuda que ahora quieren eliminar se restituya.

Donald Trump.
Foto:
Pero, si los republicanos recuperan el control de ambas Cámaras, la reducción podría concretarse. Lo cual se exacerbaría en caso de llegar Donald Trump a la presidencia.
Nadie, precisamente por la incertidumbre del momento, ha entrado en pánico ante la posibilidad de tan agudo recorte. Pero muchos ya se hacen preguntas sobre el impacto que esto tendría sobre el futuro de las relaciones y las operaciones en el terreno.
“¿Vamos a abandonar a Colombia, un aliado cercano, justo cuando decimos que nos preocupa la penetración de Rusia y China en la región? ¿Vamos a dejar de colaborar en la lucha contra las drogas y permitir que comiencen a llegar toneladas de drogas a Estados Unidos y se desestabilice una de las democracias más sólidas solo porque no nos gusta un presidente de izquierda?”, le dijo a este diario un alto exfuncionario que lleva muchos años trabajando con el país.
Casa Blanca
Foto:
De acuerdo con este exfuncionario, lo más probable es que a la larga ambos países -aún si los republicanos recuperan el poder- encuentren una manera de trabajar dado lo estratégico que es Colombia para los intereses estadounidenses.
Lo que no es un secreto es que el bipartidismo que caracterizó las relaciones entre Estados Unidos y Colombia en el pasado se ha venido deteriorando dado la distancia política que hoy existe entre los que mandan en el Capitolio y la Casa de Nariño.
Y aunque todavía no hay efectos concretos en “el terreno”, la amenaza de recortar la ayuda -como se vio nuevamente esta semana- sí sugiere que ambos países podrían estar avanzando hacia una nueva etapa de alta tensión.
SERGIO GÓMEZ MASERI – CORRESPONSAL DE EL TIEMPO – WASHINGTON