Venezuela: ¿por qué los barrios populares lideran las protestas en el país tras las elecciones?

A media mañana del lunes, Petare, el barrio pobre más grande de Caracas y ubicado al este de la capital de Venezuela, se levantó contra Nicolás Maduro: un hecho inédito en 25 años de chavismo. Al grito de “¡Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer!”, los manifestantes arrancaron carteles de campaña del mandatario que estaban colgados en postes y paredes, mientras bajaban de los cerros con la consigna de dirigirse hacia el palacio presidencial de Miraflores.

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A diferencia de protestas antigubernamentales del pasado, esta llamó la atención por dos características: la gente provenía de los sectores más populares, supuestamente leales al chavismo, y los manifestantes eran autoconvocados, es decir, no respondían al llamado de ningún partido de oposición.

Antes de la movilización, el Consejo Nacional Electoral (CNE) había proclamado de manera oficial a Maduro como ganador de las elecciones del domingo 28 de julio. La oposición asegura, con el 73 por ciento de actas en su poder, que el opositor Edmundo González Urrutia ganó con una diferencia de más de 3 millones de votos en su favor. “El pueblo está molesto. Tiene que irse de una forma o la otra”, dijo a la agencia AP María Arraez, una estilista de 27 años que salió a la calle en Petare con una gran bandera de Venezuela sobre la espalda.

“No quiero bono, no quiero Clap, yo lo que quiero es que se vaya Nicolás”, coreaban los manifestantes. Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) fueron creados a principios del 2016 por el régimen de Maduro como un mecanismo para la distribución de alimentos subsidiados debido a la grave crisis económica en el país. Tras el levantamiento en Petare, se informó de movilizaciones en otros barrios populares tanto en Caracas como en el resto del país.

Protesta contra el gobierno de Nicolás Maduro en el estado de Carabobo, el 29 de julio, un día después de las elecciones presidenciales.

Foto:Juan Carlos Hernández. AFP

En la ciudad costera de La Guaira, próxima a Caracas, decenas de jóvenes derribaron una estatua de bronce de Hugo Chávez de casi 2 metros de altura que fue colocada en una plaza de la localidad en el 2017, cuatro años después de la muerte del gobernante. Luego la arrastraron por la calle mientras la golpeaban con palos, la envolvieron en una bandera venezolana y le prendieron fuego. 

Pero ¿por qué los barrios más pobres protestan ahora contra Maduro? En los últimos 25 años, los barrios más humildes de Venezuela han sido considerados bastiones del chavismo. Cuando Hugo Chávez estaba vivo, en las barriadas los ciudadanos solían justificar su apoyo al régimen con ejemplos como este: “¿Ve usted esa posta (centro médico) en el cerro? Eso lo puso Chávez. Atienden médicos cubanos y hay medicinas gratis. No existía cuando gobernaba la derecha. Antes si uno sufría de un cólico en la madrugada tenía dos alternativas: quedarse en la casa y soportar el dolor con el riesgo de morir, o bajar del cerro y arriesgarse a que en el camino un malandro lo asalte y lo termine matando”. Pero esto ha cambiado en los últimos años.

“No puedes tener apoyo si la gente está pasando hambre, si la tienes sin luz de cuatro a cinco horas al día, sin agua algunas veces por semana”.

Óscar Pérez, político venezolano exiliado en el Perú, es de Petare. Nació y creció en el barrio y fue diputado electo durante 15 años. En diálogo con El Comercio, Pérez explica las razones por las que Petare y otros barrios pobres empiezan a darle la espalda a Maduro. “Hay dos razones para que esto suceda: la crisis económica es muy grande, la gente está pasando hambre, sobre todo en los sectores populares. La otra razón es el ferviente deseo que tienen las personas de reencontrarse con sus familiares que están fuera del país. Estos 8 millones de venezolanos migrantes se convirtieron en un gran movilizador para que la gente saliera a votar masivamente el 28 de julio”.

“Antes –continúa– los pobres salían a manifestarse en contra de la oposición, a confrontarlos. Pero hoy Nicolás Maduro, su revolución, se quedó sin pueblo. Es una revolución sin pueblo”, sentencia a Pérez.

El politólogo venezolano José Vicente Carrasquero sostiene que Maduro no pudo conservar el respaldo de los barrios debido a su pésima gestión. “No puedes tener apoyo si la gente está pasando hambre, si la tienes sin luz de cuatro a cinco horas al día, sin agua algunas veces por semana”.

“Las personas de estos barrios de alguna manera se han ido despegando del chavismo, que al principio logró conquistarlas a través de dádivas, de regalos, de favores, pero estos no terminaron siendo mecanismos para tener una mejor calidad de vida; por el contrario, la gente ha ido perdiendo cada vez más su poder adquisitivo, tiene cada vez mayores problemas para su subsistencia, los hospitales no funcionan, tampoco los colegios ni las universidades, y en un país donde las cosas no funcionan nadie quiere vivir”, explica Carrasquero.

“Se han derribado estatuas de Hugo Chávez. Y quienes las están derribando son personas que en algún momento acompañaron esa propuesta en Venezuela”, puntualiza Pérez, subrayando que algo en Venezuela cambió, y mucho.

Roger Zuzunaga Ruiz. El Comercio (Perú) GDA

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