‘La mejor esperanza de paz de Donald Trump es apoyar a Ucrania’

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha afirmado que podría poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania en un solo día. Aunque aún no ha esbozado los detalles concretos de su plan, algunos de sus asesores han sugerido que pretende presionar a Ucrania para que acepte pérdidas territoriales y acceda a un estatus de país no perteneciente a la Otán a cambio de que Rusia detenga sus operaciones militares. Si Ucrania rechaza el acuerdo, Estados Unidos recortará la ayuda militar y económica. Si Rusia se niega, Estados Unidos proporcionará a Ucrania armamento más avanzado.

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Desafortunadamente, este enfoque se basa en una suposición errónea. El objetivo principal del presidente ruso, Vladimir Putin, no es la expansión territorial, sino la subyugación del pueblo ucraniano, borrando efectivamente a Ucrania como entidad soberana e independiente. Las atrocidades cometidas por las fuerzas rusas en el este de Ucrania ocupado –tortura, violación, ejecuciones extrajudiciales y secuestros– ofrecen un sombrío adelanto del futuro que le espera si Putin se impone.

El presidente ruso Vladimir Putin.

Foto:EFE

Además, Putin, convencido de que está ‘ganando’ la guerra, no ha mostrado ningún interés genuino en llegar a un compromiso. Por el contrario, Rusia sigue insistiendo en la rendición total de Ucrania. China, ansiosa por socavar a Occidente, ha estado más que dispuesta a suministrar a Putin armas, equipo y recursos financieros para sostener su campaña. Si Trump llamara a Putin a negociar, probablemente escucharía historias de “nazis ucranianos”, “tierras rusas históricas” y “amenazas” imaginarias de la Otán a la seguridad rusa.

‘No son confiables’

Ucrania, por su parte, sigue decidida a luchar por sobrevivir. El presidente Volodimir Zelensky ha dejado claro que, aunque los ucranianos desean más que nadie poner fin a la guerra, exigen una paz justa y una seguridad duradera. Un acuerdo de ‘tierra por alto el fuego’ no proporcionaría ninguna de las dos cosas, ya que Rusia ha demostrado en repetidas ocasiones que no es confiable. Solo en los últimos años, Rusia ha violado flagrantemente numerosos tratados y acuerdos, como la Carta de las Naciones Unidas de 1945, el Tratado de No Proliferación Nuclear de 1970, el Tratado de la Flota del Mar Negro de 1997, el Tratado de Amistad Rusia-Ucrania de 1998, el Tratado sobre el Mar de Azov y el Estrecho de Kerch de 2003 y el Pacto de Kharkiv de 2010.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky

Foto:AFP

Al mismo tiempo, la incapacidad de Estados Unidos para disuadir la agresión rusa en 2014 y 2022, combinada con su reticencia a aprovechar su poder para defender a Ucrania, ha erosionado significativamente su credibilidad. Con más del 70 por ciento de los ucranianos dispuestos a seguir luchando, Zelensky no puede aceptar ningún acuerdo que carezca de garantías de seguridad concretas y de mecanismos de aplicación sólidos.

El esperado acuerdo de ‘paz’ de Trump con Ucrania debería hacer saltar las alarmas en países como Polonia, Suecia, Finlandia, los países bálticos, Noruega, Japón y Corea del Sur. Permitir que Putin reclame la victoria sentaría un peligroso precedente, alentando futuros actos de agresión, especialmente con un EE.UU. liderado por Trump socavando la Otán y otras alianzas militares.

El futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Foto:AFP

Recordar la historia

Mientras los líderes mundiales consideran la posibilidad de una solución negociada, harían bien en recordar cómo confiar en las garantías de Adolf Hitler sobre los Sudetes permitió a la Alemania nazi destruir Checoslovaquia y allanó el camino a la Segunda Guerra Mundial. Los países democráticos se enfrentan hoy a una disyuntiva similar: apoyar a Ucrania para evitar futuros conflictos o arriesgarse a que esas guerras alcancen sus propias fronteras. Frente a un eje envalentonado como el que conforman Rusia, China, Irán y Corea del Norte, no actuar con decisión invitaría a una mayor agresión.

Aunque Estados Unidos sigue siendo una potencia económica y militar dominante, no puede controlar completamente las acciones de los principales actores geopolíticos. La Unión Europea, por ejemplo, ha aumentado constantemente su participación en la ayuda militar y económica a Ucrania y se espera que siga haciéndolo. Ucrania tiene suficientes recursos financieros para mantener sus esfuerzos de defensa durante al menos un año, y con 320.000 millones de dólares en activos rusos congelados que se encuentran principalmente en Europa, la UE podría financiar las necesidades de Ucrania, estimadas en 100.000 millones de dólares anuales, durante los próximos años.

El 1.º de septiembre de 1939, Alemania inició el ataque a Polonia con 1,2 millones de hombres. Fue una guerra relámpago. El último foco de resistencia polaca cayó el 6 de octubre.

Foto:AFP-Archivo.

Mientras tanto, países europeos como Dinamarca y Noruega están invirtiendo activamente en la industria de defensa de Ucrania, ayudando a desarrollar nuevas capacidades como la producción de municiones y drones impulsados por IA. Los países europeos también están intensificando sus propios esfuerzos de defensa, aunque gradualmente. Y Friedrich Merz, que probablemente sucederá al canciller alemán, Olaf Scholz, tras las elecciones de febrero, parece más comprometido con la ayuda a Ucrania que el actual Gobierno.

Además de recibir un amplio apoyo público, el respaldo a Ucrania se alinea con los intereses estratégicos de las industrias claves de EE. UU. y Europa. Las empresas energéticas estadounidenses se están posicionando para reemplazar a Rusia como los principales proveedores de Europa, especialmente si la UE endurece sus sanciones económicas; y los contratistas de defensa estadounidenses se están beneficiando del suministro de armas a Ucrania y sus aliados.

Eslovaquia ofrece un ejemplo sorprendente al respecto: a pesar de la retórica antiucraniana del primer ministro, Robert Fico, los fabricantes de armas eslovacos siguen suministrando a Ucrania equipos militares esenciales.

Hora de un giro

Además, Rusia ya se está quedando sin recursos críticos: su economía se está recalentando, con un tipo de interés oficial del 21 %; su ejército está sufriendo grandes pérdidas, que según fuentes ucranianas ascienden a 1.800 soldados rusos muertos o gravemente heridos cada día; y sus arsenales de armas de la era soviética se están agotando rápidamente. Permitir que un Estado económicamente subdesarrollado y capitalista de amiguetes persiga sus ambiciones imperiales no sería un legado halagador.

Militares rusos en ejercicios tácticos y especiales con exploradores del Ejército de Tanques de la Guardia del Distrito Militar Occidental en el campo de entrenamiento de Golovenki en la región de Moscú, Rusia, el 26 de enero de 2022.

Foto:EFE/EPA/SERVICIO DE PRENSA DEL MINISTERIO DE DEFENSA DE RUSIA

De hecho, el abandono de Ucrania podría evocar recuerdos de las humillantes retiradas de Estados Unidos de Afganistán y Vietnam. ¿Se arriesgaría Trump a ser recordado como un Neville Chamberlain moderno, cuyo desafortunado apaciguamiento de Hitler prometía ‘Paz para nuestro tiempo’ pero condujo a la guerra más devastadora de la historia de la humanidad? Putin, el presidente chino, Xi Jinping, y el dictador norcoreano Kim Jong-un probablemente ridiculizarían a Trump si sacrificara a Ucrania para apaciguar a Rusia, al igual que Hitler se burló de Chamberlain y otros llamándolos “pequeños gusanos”.

El líder norcoreano Kim Jong

Foto:AFP

La política del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de apoyar a Ucrania mientras restringe sus capacidades militares para evitar ‘provocar’ a Rusia, no ha logrado la paz después de más de 1.000 días de guerra a gran escala. La perspectiva de una resolución rápida puede parecer atractiva, pero obligar a Ucrania a rendirse sería tan inútil como tratar a una pierna rota con una curita.

El enfoque de ‘paz a través de la fuerza’ del expresidente estadounidense Ronald Reagan ofrece un mejor modelo: intensificar la presión sobre Rusia a través de sanciones más estrictas y un mayor aislamiento internacional; suministrar a Ucrania armamento avanzado al tiempo que alivia las restricciones operativas, como ha hecho recientemente Biden al autorizar a las fuerzas ucranianas a desplegar misiles de largo alcance y minas antipersonal de fabricación estadounidense; y demostrar una determinación inquebrantable aumentando el presupuesto del Pentágono.

A dos meses de su regreso a la Casa Blanca, la estrategia de Trump en Ucrania sigue siendo incierta. Pero si su objetivo es fomentar la paz, apoyar a Ucrania sería su apuesta más segura.

Tatyana Deryugina (*), Anastassia Fedyk (**), Yuri Gorodnichenkoy (***) e Ilona Sologoub (****).

Urbana, Illinois, Berkeley y Kiev

© Project Syndicate 

(*) Profesor asociado de Finanzas en la Universidad de Illinois. (**) Profesor asistente de Finanzas en la Universidad de California, Berkeley. (***) Profesor de Economía en la Universidad de California, Berkeley. (****) Editora de VoxUkraine.

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