Claudia Sheinbaum: un año al frente de un país machista
Tras 215 años de historia de México, el 1 de octubre de 2024 la científica Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió en la primera presidenta de ese país de 133,4 millones de habitantes (66,12 millones de mujeres y 62,25 millones de hombres). “No llego sola, llegamos todas. Con las heroínas que nos dieron patria, nuestras ancestras, nuestras madres, nuestras hijas y nuestras nietas”, dijo Sheinbaum al celebrar el triunfo como primera presidenta de México, con ‘a’ como ha enfatizado desde su toma de posesión.
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A un año de ese acontecimiento histórico, Claudia Sheinbaum ha impuesto una nueva imagen en la gobernanza del país, vecino de los Estados Unidos. Y nada tiene que ver con el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que la llevó al poder, sino con determinaciones de la propia presidenta, como señala la periodista Daniela Pastrana. En contraste con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (Amlo), que impulsó “el lema de antirracismo y anticlasismo a su política de gobierno”, ella le ha puesto “el antimachismo”, un piso más para disminuir la desigualdad histórica de las mujeres mexicanas, según Pastrana.
Y esto se reafirma con lo dicho el 15 de septiembre, cuando por primera vez tras la independencia de México, una mujer portando un vestido morado –color de la lucha feminista– dio el grito de independencia ante unas 280.000 personas presentes en el zócalo de Ciudad de México. Quienes asistieron a este acto nacionalista escucharon su voz nombrando en primer lugar a las heroínas de la independencia, respetando sus apellidos sin incluir el de sus maridos, como Josefa Ortiz Téllez Girón sin el ‘de Domínguez’ y después, a lo último, a los héroes, mientras tocaba la campana y ondeaba la bandera, símbolo nacional.
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Los simbolismos
Para Margarita Dalton Palomo, investigadora mexicana de los derechos de la mujer, la llegada de Sheinbaum a la presidencia es de gran relevancia. Señala que las mujeres han demandado una participación política igualitaria por muchos años y finalmente con ella llegaron a la presidencia. “Sus aportes simbólicos son grandes, una mujer presidenta de México no cambia toda la política del país, pero es muy significativo”, dice la también profesora y activista.
Dalton Palomo reconoce que los apoyos por medio de nuevos programas y el reconocimiento del trabajo doméstico es un paso más hacia la igualdad femenina. Sin embargo, considera que la presidenta llegó al poder en circunstancias poco favorables para México, por el contexto actual en el que el crimen organizado y la corrupción amenazan constantemente a la sociedad.
La investigadora coincide con la periodista Pastrana al señalar que uno de los aciertos de Sheinbaum ha sido, en gran medida, la diplomacia frente a las amenazas del Gobierno de Estados Unidos, en cabeza de Donald Trump. Sin embargo, Pastrana también afirma que no todo es positivo: la búsqueda de personas desaparecidas no ha sido un tema visible, y la mandataria tampoco ha hecho un pronunciamiento contundente en el tema del genocidio en Gaza.
“La presidenta da la señal de una mujer con un tono no muy confrontativo. Su expresión –o su imagen hacia afuera– siempre es sonriente y paciente; creo que termina siendo algo que va a marcar a muchas generaciones de niñas y de mujeres en el país”, considera la periodista.
No es casualidad que Sheinbaum haya propuesto declarar a 2025 como el Año de la Mujer Indígena, dice Flora Gutiérrez, integrante de la Red Nacional de Abogadas Indígenas. Gutiérrez reconoce que la llegada de la presidenta impulsa a que las mujeres mexicanas estén en los espacios públicos y políticos de toma de decisiones, siendo la Presidencia el más importante.
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“En todo este proceso histórico desde el Virreinato, Independencia, Revolución hasta la actualidad, las mujeres siempre han jugado un papel importante, incluidas las mujeres indígenas en las comunidades. Pero la lucha que hemos dado para la defensa de la tierra, el territorio, no ha sido reconocida. El hecho de que ella lo haya mencionado el 15 de septiembre es un reconocimiento que a lo mejor no tiene un impacto directo, pero sí cambia parte de esta narrativa de desigualdades que hay”, dice Gutiérrez.
El factor Trump
A pesar de su imagen serena y aparentemente conciliadora, Sheinbaum ha sido firme en su postura de negociación con Estados Unidos. De ese modo no solo se ha ganado el respeto de Trump, sino su admiración. Algunos analistas la llaman “la domadora de Trump”.
No es nada sencillo negociar con un mandatario que amenaza con vulnerar la economía mexicana a través de los aranceles, exigiendo objetivos difíciles de cumplir, como acabar con los carteles de las drogas y la migración ilegal, por no decir la importación desregular de productos chinos.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México. Foto:AFP
Sheinbaum no se rinde a las peticiones de Trump y, por el contrario, le ha dejado en claro que no tolerará la injerencia, pero sí estará presta para colaboración entre ambas naciones. Además de ganarse el respeto del presidente estadounidense, esta actitud le ha valido una alta calificación en las encuestas, que la reconocen como una mujer honesta y preparada para gobernar (un reciente sondeo de Enkoll para El País de España y W Radio México arroja un 78 por ciento de aprobación para su primer año, por encima del 72 por ciento que logró Amlo en 2019).
Las sombras
En contraste, hay temas que preocupan, como la violencia machista. La igualdad en México es una utopía. Basta con salir a la calle y ver a madres y familiares exigir justicia por un feminicidio. “No veo al gobierno de Sheinbaum estar haciendo gran cosa para terminar con el sistema de desigualdad en México”, sostiene Mely Arellano, periodista y experta en estudios de género. En México, se estima que hasta el 70 por ciento de las mujeres ha sufrido en su vida violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental.
Por tal razón, Arellano considera que la política de la presidenta “es clientelar” y no ha mejorado el derecho a la salud y la educación de las mujeres –dos pilares para acabar con el machismo–. “No he visto que esos problemas se hayan mejorado por el simple hecho de tener una presidenta. Pero no me sorprende. Si bien las mujeres están llegando al poder, no todas lo hacen con una perspectiva de género que nos beneficie a todas”, responde.
Y agrega que desde hace dos décadas México contempla acciones afirmativas para las mujeres, pero las instituciones no las acatan. Por ejemplo, con solo brindar talleres, ya dicen que cubrieron este rubro, explica. También agrega que el tema educativo está pendiente para las mujeres, pues si bien la presidenta ha otorgado becas en el sistema básico (preescolar, primaria y secundaria), hace falta mucho en el nivel universitario y de posgrado.
Mensaje de Claudia Sheinbaum en X tras acuerdo con Donald Trump. Foto:Archivo particular
La abogada Flora Gutiérrez trae a cuenta otro asunto pendiente de la presidenta: el del reconocimiento laboral de los cuidados. Y señala que, a pesar de que ya lleva casi un año en el poder, “aún no existe una política pública con la que podamos abordar justo ese tema”.
Otro aspecto más bien anecdótico de la presidencia de Sheinbaum es el del papel de su esposo, el físico Jesús María Tarriba. Algunos señalan que ha desempeñado un rol demasiado displicente en los actos oficiales, aunque puede deberse a la extrema novedad de no tener una primera dama. En todo caso, las opiniones son encontradas. Margarita Dalton asegura que más allá de las subjetividades y opiniones que han circulado, está jugando el papel que le corresponde, el de no ser protagónico y apoyarla en el cargo. “Las personas que no entiendan eso es porque nunca había sucedido, y se tiene la idea patriarcal de que quien debe mandar es el hombre. Pero eso afortunadamente, gracias al movimiento de mujeres y al feminismo, está cambiando”, asegura.
Discusiones como esa ponen en segundo plano otros temas un tanto olvidados por la presidenta. Como que en el país cada 24 horas, 9 o 10 mujeres mueren asesinadas, o que, en el año 2024, el Informe de Seguridad de México señala que hubo 70 asesinatos diarios, equivalentes a 26.715 personas.
Adicional a esto, en mayo, el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD) informó que, en los primeros 4 meses de este 2025, 131.654 personas habían desaparecido en México, con los estados de Baja California, Guanajuato, Tabasco con los mayores aumentos.
Claudia Sheinbaum, en suma, a pesar de su figura histórica, tiene por delante muchos retos casi imposibles de superar. Pero por lo que ha mostrado hasta ahora, el beneficio de la duda, más que ninguno de sus antecesores.
DIANA MANZO (*)
Connectas (**)
(*) Reportera mexicana y Miembro de #ConnectasHub.
(**) Connectas es una iniciativa periodística sin fines de lucro que promueve la producción, el intercambio, la capacitación y la difusión de información sobre temas claves para el desarrollo de las Américas.











