Arranca batalla por control de las instituciones de la Unión Europea

La Unión Europea (UE) es un buque gigante que gira despacio, pero mover su timón unos milímetros puede llevarlo a destinos muy diferentes. Los resultados de las elecciones europeas son el inicio de la batalla que decidirá quiénes serán los que se pongan al timón del buque.

El puesto clave, con poder e impacto mediático, es el del presidente de la Comisión Europea, el poder ejecutivo del bloque. Es propuesto por los jefes de gobierno y ratificado por el Parlamento Europeo. Así ha sido siempre, hasta que en 2014 los grupos en el Parlamento se cansaron de solo aplaudir.

Los partidos políticos se adueñaron del proceso nombrando candidatos para cada familia (Spitzenkandidaten) y negándose a ratificar a nadie que no fuera uno de esos candidatos.

Ese sistema permitió que hace cinco años Jean-Claude Juncker, candidato de los conservadores, reclamara el cargo tras la victoria de su grupo político, a pesar del rechazo de dirigentes de peso como la alemana Angela Merkel y el británico David Cameron.

Cinco años después, la situación se repite. Los gobiernos no parecen encantados con la idea de tener que tragarse a quien decida el Parlamento Europeo. Y los jefes de filas de los grupos políticos se mueven rápido para dejar a los jefes de gobierno con el plato preparado.

Un primer opcionado

En la noche de este lunes ya hubo un primer contacto. Los conservadores, que cayeron pero son el mayor grupo, quieren que el puesto sea para su líder, el bávaro Manfred Weber. Pero la cena prevista la noche del lunes se canceló porque Weber quiso imponer su agenda para el proceso.

Margrete Vestager

Margrete Vestager, danesa, de la Alianza de Liberales y Democratas por Europa, es otra candidata a la Comisión Europea.

Weber necesita al menos el apoyo de dos grupos, y no será fácil.

Los socialdemócratas, que cayeron menos de lo esperado, siguen poniendo sobre la mesa el nombre de su candidato, el holandés Frans Timmermans.

Los liberales, que tendrán un papel clave como bisagra, ven en el puesto a su candidata, la danesa Margrete Vestager, quien a pesar de ser la aspirante de la tercera fuerza, sería aceptable tanto para conservadores como para socialdemócratas, y, hasta cierto punto, para ecologistas.

Sería la primera mujer al frente de la Comisión Europea, y como danesa rellenaría la cuota escandinava, que lleva varios años sin puestos claves.

Los ecologistas, cuarta fuerza que gozó de una gran subida electoral, no tratan de ocupar el puesto, pero sí quieren que líderes verdes lleguen a otros puestos importantes y se refuercen las políticas sociales y contra el cambio climático.

Además de los candidatos oficiales, hay varios nombres que aparecen como secreto a voces.

El más destacado es el del excanciller francés y actual negociador del brexit Michel Barnier. También suena la presidenta del Banco Mundial y excomisaria europea, la búlgara Kristalina Georgieva.

Weber anunció que su intención es forjar una gran coalición (de 507 de 751 eurodiputados) que una su grupo conservador con los socialdemócratas, los liberales y los ecologistas. Dejarían por fuera a la extrema izquierda y los tres grupos euroescépticos.

Weber pide a estos tres grupos que acepten su nombramiento, garantizándoles la decisión de los nombres de las otras instituciones.

Mientras los grupos políticos se mueven para alcanzar esa alianza que permita establecer las prioridades políticas del bloque en los próximos años y colocar sus peones en los puestos claves, los gobiernos aceleran para no perder el control de un proceso que es un rompecabezas, pues se debe tener en cuenta un muy delicado equilibro geográfico, de género e ideológico.

Frans Timmermans

Frans Timmermans, holandés, candidato socialdemócrata a la Comisión Europea.

Este martes se reunirán todos los líderes en Bruselas (incluso la mariposa sin alas de Theresa May) para empezar a discutir sobre esos nombres. A muchos gobiernos, como el francés, no le hace maldita gracia el sistema de los Spitzenkandidaten, pero los dirigentes tendrán que buscar alguna fórmula para acordar con los eurodiputados porque se necesitan 376 votos para ratificar los nombramientos.

Macron (liberal), el español Pedro Sánchez (socialdemócrata) y Merkel (conservadora) serán las tres piezas a encajar. La clave estará en la posible alianza entre liberales y socialdemócratas. Suman 13 gobiernos. Si se unen, los conservadores, con Merkel al frente, tendrán muy difícil imponer a Weber.

Idafe Martín Pérez
Para EL TIEMPO
Bruselas

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