Boris Johnson, un fuera de molde que aún no encaja en el Reino Unido

Después de los Beatles, tiene la cabellera más famosa del Reino Unido. Corte de pelo que es chistoso a primera vista, después se vuelve recordable y hasta inolvidable.

El provocador Boris Johnson bien sabe que la imagen de un político es fundamental y su desordenada pelambrera, legalmente rubia, es su mejor arma.

Mientras Trump, su deidad y mejor amigo transatlántico, le dedica una buena media hora a su peinado diario, irrigado con unas generosas dosis de laca para que la escultura capilar luzca perfecta, Johnson parece que nunca se peina, se despeina, sale de la ducha a la calle y eso lo hace diferente. Su corte de pelo es tan notorio que tiene Twitter propio: @Boris_Hair.

Para definir el beligerante talante del primer ministro del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, dos ejemplos:

El día anterior al partido Colombia-Inglaterra en el Mundial de Rusia 2018, el ministro de Relaciones Exteriores de entonces, el beligerante Johnson, les ordenó a sus 151 embajadas, en un inusual y populista gesto, izar la bandera formada por la cruz de San Jorge (la de Inglaterra) para apoyar a los muchachos de su selección que al final ganaron 4-3, gracias al árbitro Mark Geiger y los disparos desde el punto penal que botaron Mateus Uribe y Carlos Bacca y nos eliminaron.

El mismo Johnson invitó a los ingleses a boicotear el Mundial de Rusia y no asistir a los estadios como protesta por el envenenamiento de un espía ruso por el servicio secreto del régimen de Putin. Si no convenció a los entusiastas y testarudos hooligans, sí convenció a los editores y ganó titulares y segundos en radio y televisión.

El melodrama llamado brexit ya se ha cargado a dos primeros ministros: David Cameron y Theresa May.

Boris Johnson

Primer ministro británico, Boris Johnson.

Es posible que gracias a su feroz enfrentamiento con las mayorías del Parlamento, Johnson sea el tercero y además el primer ministro que haya durado menos días en el puesto. El récord lo tiene George Canning, quien hace 200 años subsistió 119 días como premier. A Johnson le quedan unos 70 días para pasar a la historia con esa ingrata distinción. Solo el electorado lo puede salvar. O acabar de hundir.

Por lo pronto, esta semana el brexit se cargó a Jo, el menor de los hermanos de Boris y reconocido como el Johnson más inteligente. Renunció a su cargo de ministro para ser consistente con sus irreconciliables principios de Unión Europea y no incordiar la agenda de su jefe, el primer ministro.

Distinciones

Ya se ganó la distinción de ser el primer primer ministro que en 300 años vive permanentemente en la residencia oficial marcada con el 10, en la Calle Downing, con una compañera sin estar casados: Carrie Symonds, su novia, 31 kilos y 25 años menos que él y de quien se dice que lo llama “mi osito borrachín”, y quien es primer objetivo de los teleobjetivos de los fotorreporteros ingleses.

Carrie, una atractiva pecosa y publirrelacionista política conservadora, es hija de uno de los dueños de The Independent, influyente periódico londinense, y ahora funge como dietista, estilista e instructora de yoga de su Boris, conocido también por sus malos hábitos alimenticios y desparpajo en su vestimenta.

La elegancia no es uno de los mayores atractivos de Johnson. Las puntas del cuello de su camisa siempre están levantadas, torcido el nudo de su corbata, la chaqueta dos tallas más grandes y arrugada, está lejos del estilo de recientes y anteriores similares, como Tony Blair, David Cameron o Gordon Brown, que sabían perfecta y sutilmente cómo mantener las líneas del planchado de sus trajes, cómo sentarse frente a una cámara de TV para que las hombreras se vieran cuadradas y estar pendientes de que los coloridos calcetines ingleses no se descolgaran.

Emmanuel Macron y Boris Johnson

Emmanuel Macron (i.) presidente de Francia y Boris Johnson, primer ministro británico, quien puso un pie sobre una mesa, en un gesto, como los que a menudo protagoniza.

Hijo de padres ingleses, nació en Manhattan bajo el signo de géminis –como Trump– y fue bautizado como Alexander Boris de Pfeffel Johnson.

Entre los más cercanos se lo conoce como Al, y ahora, cuando se convierte en una marca pública, su nombre se ha resumido a BoJo, como JLo.

Hasta el 2016 tuvo la doble nacionalidad estadounidense y británica y algunos se preguntan si también pagaba impuestos en Estados Unidos.

Periodista profesional (no muy riguroso), estudió en las Universidades de Eton y Oxford, fluido en italiano, francés y español, y estudioso del griego y el latín, fanático del rugby, el ciclismo y, aunque no tanto, del fútbol.

Su pasatiempo preferido es construir buses en miniatura con cajas y cajitas de cartón donde pinta los pasajeros.

El ‘Trump’ británico comenzó como otro antipolítico más y también se hizo en la televisión: era el presentador del programa Have I Got News For You (Tengo noticias para usted) y fue editor de The Spectator.

@JuanManSantos

Aunque Boris solo se enganchó a Twitter en el 2015, cada día utiliza más el miniblog @borisjohnson para gobernar, aunque no con la misma intensidad que su pana @realdonaldtrump, pero confiado en la efectividad de la repetición del mensaje y así mencionar, cada que puede, la fecha #October31st, cuando pretende o pretendía salir de la Unión Europea.

Tiene un millón de seguidores y no sigue a más de 500, la gran mayoría, parlamentarios y ministros de su partido, algunos periodistas, Ivanka, Macron, pocos influyentes europeos, y de Hispoanoamérica solo sigue a @JuanManSantos: “Orgulloso padre y abuelo. Expresidente de Colombia. Nobel de Paz”, según su perfil.

Boris Johnson

Boris Johnson se convirtió oficialmente este 23 de julio en el nuevo primer ministro británico, tras ser recibido por la reina Isabel II, informó el palacio de Buckingham.

Foto:

REUTERS

A los 8 años tenía que usar un tubo de drenaje en su oído para no quedar sordo del todo. No le tiene el más mínimo miedo al ridículo, creativo, muy creativo, en el uso del lenguaje y cuando sale a trotar o a montar en bicicleta su vestimenta tiene más colores que una ensalada de frutas.

Su padre, Stanley, apareció en el reality show I’m a Celebrity… Get Me Out of Here, (Soy una celebridad… Sáquenme de aquí). Atractivo, divertido y seductor, se ha casado tres veces como su Boris, quien está en la puerta de la iglesia para su tercer matrimonio, tiene un hijo de otra relación informal y cuatro hijos con sus dos exesposas. Su familia es de esas que se llaman disfuncionales.

Su padre y hermanos son enemigos del brexit que Boris quiere firmar sin ninguna negociación, sencillamente retirarse sin explicaciones ni anestesia.

Rachel, su hermana, se desnudó, a los 42 años de edad, en The Pledge, un programa de TV en vivo, para emular una protesta contra el brexit.

Su madre, Charlotte Johnson Wahl, culta y pintora dedicada, de origen ruso y judío, sufre de párkinson, desorden compulsivo-repulsivo, depresión y atiende un hospital siquiátrico en el sur de Londres. Se casó otra vez luego de conocer las andanzas de su marido, un mujeriego en serie.

El brexit, un acrónimo de britain y exit, es un tiro rastrero que no se sabe qué pueda dañar cuando se dispare.

Los escoceses temen que su whisky, que representa el 75 por ciento de sus exportaciones, no se venda; la banca teme por la devaluación de la libra esterlina; las aerolíneas tendrían que pagar más impuestos en otros países y subir sus precios; habría que construir más instalaciones aduaneros y contratar miles de agentes fiscales; hasta la liga Premier saldría chuzada pues muchos jugadores europeos serían considerados como extracomunitarios en el Reino Unido, igual que jugadores ingleses que juegan en Europa. Con el brexit, los jugadores tendrían que esperar a los 18 años para firmar. Es decir, no podría repetirse el caso de Cesc Fábregas (Arsenal), Paul Pogba (Manchester United) o, más recientemente, Brahim Díaz o Eric García (Manchester City), que comenzaron como canteranos en clubes ingleses con menos de 18 años.

La resonada paz entre las dos Irlandas también corre peligro. Parte del acuerdo es que no habría fronteras en los 400 kilómetros entre los dos territorios y el Reino Unido para unir a Dublín con Belfast. Si Irlanda decide quedarse en la Unión Europea, las fronteras terrestres y marinas se llenarían de aduanas. Inquieta también la suerte de la cerveza Guinness, que se fabrica en Dublín y se embotella en Belfast.

Jo Johnson

De izquierda a derecha Stanley Johnson, padre, Rachel y Jo Johnson, hermanos de Boris Johnson.

Foto:

Reuters

Con un brexit salvaje, el Reino Unido queda al borde de perder Irlanda del Norte y Escocia.

72 vírgenes

El flamante bufón, filibustero, bravucón, despistado, provocador, patán, inmodesto, chaquetero, estruendoso e intelectual Boris Johnson suspendió su anunciada biografía de Shakespeare, pero ya están publicados once libros suyos, entre ellos su biografía del gran estadista, sibarita e influyente Winston Churchill, y su primera novela titulada ’72 vírgenes’, un thriller con toques de comedia en el que un comando musulmán intenta asesinar en Londres al presidente de Estados Unidos durante una visita oficial, pero los planes se van al suelo cuando un aficionado ciclista como él, rubio como él y astuto como él logra abortar las órdenes de Alá y los terroristas terminan en la cárcel en lugar de ir al paraíso que menciona el Corán para todos aquellos que se sacrifican por su causa y donde, entre las recompensas, están esperándolos 72 vírgenes para cada terrorista.

Si la carrera política de BoJo se dilacera, Stanley, su padre, está tranquilo porque su hijo se consagrará a la pasión que lo aplasta: dedicar el resto de su vida al oficio más bello y solitario del mundo: escritor.

FERNÁN MARTÍNEZ MAHECHA
Especial para EL TIEMPO

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