Figuras públicas coreanas son llamadas a rendir cuentas por bullying

An Woo-jin, de 23 años, es uno de los lanzadores más destacados en Corea del Sur. En el 2022, encabezó la Organización Coreana de Beisbol (KBO, por sus siglas en inglés), la principal liga del País, en promedio de carreras limpias y ponches.

Sin embargo, la KBO no lo invitó a jugar en el Clásico Mundial del Beisbol, un torneo internacional este mes que incluye a estrellas de Grandes Ligas.

La KBO ha señalado que excluyó a An, a quien lo han seguido acusaciones de que agredió a sus compañeros de equipo de preparatoria, porque lo considera un lastre reputacional. Tampoco fue considerado para un premio como el mejor lanzador de la KBO.

No se han presentado cargos, y An ha dicho que los reportes sobre su bullying, por los que ofreció disculpas en ese entonces, fueron exagerados. Sin embargo, muchos sudcoreanos apoyan su exclusión.

En el curso de las últimas dos décadas, acusaciones de bullying y violencia escolar han jugado un papel cada vez más prominente en la cultura sudcoreana —Netflix incluso tiene una serie exitosa sobre el tema, “The Glory”.

Agencias de entretenimiento revisan los antecedentes de aspirantes a estrellas pop en busca de evidencia de bullying pasado. Y el Presidente Yoon Suk Yeol acaba de retirar el nombramiento de Jung Soon-shin como jefe de la Oficina Nacional de Investigación tras reportes de que el hijo de Jung había acosado a un compañero de clase en el 2017, y que Jung lo defendió en lugar de hacerlo responsable.

Muchos sudcoreanos creen que los bravucones dañan las vidas de las víctimas de manera irreparable, afirmó Jihoon Kim, un criminólogo en la Universidad de Alabama, quien ha estudiado el bullying en Corea del Sur.

Los derribos de bravucones acusados son populares, a pesar de inquietudes respecto a la credibilidad, dado que muchas acusaciones son anónimas. Algunos críticos también han cuestionado si el daño hecho a las reputaciones es desproporcional a las ofensas.

Una conversación nacional en torno al bullying escolar inició en los 90, luego de que varios blancos de tal abuso murieron por suicidio. Una ley del 2004 que previene el bullying fue considerada un momento de ajuste de cuentas, pero ha persistido una falta de servicios de salud mental para los agresores y sus víctimas, apuntó Jun Sung Hong, un profesor de trabajo social en la Universidad Estatal Wayne, en Michigan, quien ha escrito sobre bullying en Corea del Sur.

En el 2021, dos jugadoras profesionales de voleibol, las hermanas gemelas Lee Jae-yeong y Lee Da-yeong, entonces de 24 años, fueron expulsadas de sus clubes coreanos tras admitir que habían abusado verbalmente de sus compañeras de equipo en la secundaria.

Eso desató una ola de acusaciones de bullying contra otros atletas y una solicitud del entonces Presidente Moon Jae-in de que el Ministerio de Cultura “hiciera esfuerzos especiales por erradicar el problema”.

Los problemas de An comenzaron en el 2017, cuando una cadena televisiva reportó que había agredido a jugadores más jóvenes en su equipo preparatoriano. La Policía determinó que An, entonces de 17 años, había golpeado a cuatro alumnos más jóvenes, indicaron registros policiacos.

Los alumnos decidieron no presentar cargos, al asegurar que la conducta de An no había sido grave. Ese mismo año, los Héroes de Kiwoom firmaron a An por 600 millones de wones, unos 470 mil dólares. No han surgido acusaciones nuevas, pero las afirmaciones aún lo ensombrecen.

El equipo del Clásico Mundial del Beisbol de este año fue seleccionado con una mirada al “significado, responsabilidad y precio simbólicos que conlleva representar al País”, dijo Lee Kyong-ho, el vocero de la KBO.

Por: JOHN YOON 
y MIKE IVES

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