Caza de zorros en Inglaterra: la guerra fría rural

WARWICKSHIRE, Inglaterra — El vehículo deportivo utilitario rodaba por el camino rural inglés al amanecer, sus cinco ocupantes enmascarados vestidos de negro entre el campo de Warwickshire.

Divisaron su objetivo: cazadores a caballo en una gran propiedad. Aparecieron perros, seguidos por caballos al galope, sus jinetes luciendo chaquetillas azul marino y pantalones color crema. Gritos de “¡Vamos, vamos, vamos!” sonaron del vehículo cuando los ocupantes enmascarados salieron de él a toda prisa.

La persecución había comenzado: los cazadores se habían convertido en los cazados.

En el corazón rural de Inglaterra, se libra una especie de guerra fría. El conflicto es entre los que apoyan la caza del zorro y los que no. Pero a un nivel más profundo, la disputa revela las divisiones de clases y el choque de tradiciones que aún fracturan a la sociedad británica.

Aunque la caza de zorros, o de cualquier mamífero silvestre, con perros fue prohibida en Gran Bretaña en el 2004, se permite la “caza por sendero”, en la que los sabuesos persiguen un olor artificial.

Los activistas contra la caza dicen que la exención es una cortina de humo y que los perros a menudo terminan matando a un zorro real. Una muerte así puede ser denunciada legalmente si hay evidencia de que los cazadores deberían haber sabido que los sabuesos estaban persiguiendo a un animal vivo y no hicieron nada para detenerlos. Se han presentado cientos de casos así.

Al menos tres veces por semana, los activistas persiguen a los jinetes a galope en vehículos y a pie a través de bosques y campos, tanto para filmar pruebas de lo que los activistas dicen que son actividades ilegales como para hacer todo lo posible para obstaculizar la cacería en sí.

Los activistas hacen sonar sus propios cuernos de caza y hacen sonar látigos en un intento por confundir a los sabuesos. También llevan botes de spray de citronella para disfrazar el olor de los zorros y emplean pequeños amplificadores que reproducen el sonido de sabuesos lloriqueando para inquietar aún más a la jauría en persecución.

En esta ocasión, los activistas perseguían al Warwickshire Hunt, fundado en 1791 y considerado uno de los grupos de caza más prestigiosos de Inglaterra. Mientras caminaba en pos de la cacería, Cathy Scott, de 46 años, que tiene 20 años de pertenecer al grupo , dijo, “Es una guerra”.

Algunos activistas dicen que sus vehículos han sido embestidos para sacarlos de la carretera. Zorros mutilados han sido tirados afuera de sus casas. Los riesgos valen la pena, dicen, si un zorro puede evitar una muerte espantosa. “No es una muerte rápida”, dijo Scott. “Los dejan hechos trizas”.

Para los cazadores, los activistas son “terroristas rurales” que amenazan una tradición milenaria.

“Simplemente no les caemos bien”, dijo Sam Butler, de 65 años, presidente del Warwickshire Hunt.

Por: Euan Ward

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