Así está el panorama de la expulsión de inmigrantes afganos de Pakistán

En los 40 años transcurridos desde que huyó de Afganistán durante la invasión soviética, Najmuddin Torjan había estado viviendo ilegalmente en Pakistán. Se casó allí y tuvo hijos, quienes tuvieron sus propios hijos. Todo ese tiempo sintió el desasosiego de hacer una vida en tierras prestadas, aparentemente en tiempo prestado.

El mes pasado, ese tiempo se acabó. El Gobierno paquistaní declaró abruptamente que todos los ciudadanos extranjeros sin documentos debían irse antes del 1 de noviembre. Temiendo ser arrestados o encarcelados, su familia empacó todo: ropa, ollas, sartenes. Las vigas de madera de su techo. Marcos de ventanas de metal y puertas oxidadas.

Más tarde, subieron a un camión y se unieron a un torrente de inmigrantes afganos dirigiéndose a la frontera.

“Hice mi mejor esfuerzo en estos 40 años por construir una vida”, dijo Torjan, de 63 años. “Ahora estoy empezando de nuevo desde cero”.

Torjan es uno de los más de 70.000 afganos que han regresado a casa de Pakistán en las últimas semanas, de acuerdo con las autoridades paquistaníes. La orden de deportación, en gran medida vista como dirigida contra los afganos, es considerada una señal de la creciente hostilidad entre el Gobierno de Pakistán y las autoridades talibanes en Afganistán respecto a los militantes que operan en ambos países.

Los renteros han desalojado repentinamente a inquilinos afganos por temor a grandes multas. Los patrones han despedido a trabajadores afganos indocumentados. La policía ha realizado redadas en los barrios y detenido a quienes carecían de documentos.

Hay 1.7 millones de afganos viviendo ilegalmente en Pakistán.

Los grupos de derechos humanos han condenado a Pakistán, preocupados de que algunos afganos puedan enfrentar persecución en Afganistán por vínculos pasados con opositores talibanes. Pero los funcionarios paquistaníes declararon recientemente que el plazo no se extendería y que han instalado varios centros de deportación en el País.

“Quienes abandonen el país voluntariamente tendrían menos dificultades que los atrapados por el Estado”, dijo Sarfraz Bugti, Ministro del Interior interino de Pakistán el 26 de octubre.

Los afganos han inundado los cruces fronterizos en las últimas semanas, abrumando a las autoridades y a los grupos de ayuda. Unas 4 mil personas se han repatriado cada día; eso es más de 10 veces el número antes de que se anunciara la política de deportación, reportan varios grupos de ayuda.

Los funcionarios talibanes dicen haber establecido una alta comisión para brindar servicios básicos a los afganos que regresan y planean armar campamentos temporales para albergarlos. Muchos afganos dicen que eso brinda poco consuelo.

Khan Afzal Wafadar, entonces de 15 años, abandonó Afganistán con su familia hace ocho años. El mes pasado, su jefe en Pakistán le dijo que presentara documentos legales de inmigración o abandonara la fábrica de ladrillos donde trabajaba. A Wafadar, que ahora tiene 23 años, le preocupa hallar trabajo en Afganistán, donde el desempleo se ha disparado desde que colapsó el Gobierno respaldado por EU.

“Hay un proverbio pashtun: ‘Si tu cama pertenece a otra persona, tiene el poder de quitártela en medio de la noche’”, dijo. “Es su País; pueden echarnos en cualquier momento”.

Por: CHRISTINA GOLDBAUM y SAFIULLAH PADSHAH

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