Venezuela en crisis: máxima tensión tras las elecciones presidenciales; esto es lo que debe saber

Ha pasado más de una semana desde las elecciones presidenciales en Venezuela y el Consejo Nacional Electoral (CNE) aún no ha mostrado las pruebas en las que se basó para declarar, al filo de la media noche del 28 de julio, que Nicolás Maduro fue el triunfador de ellas, consideradas las más trascendentales de los últimos tiempos, no solo para los venezolanos sino para toda la región.

Esto, porque si hasta el 2019 los vecinos se daban el lujo de ver a la distancia y hasta con cierta indiferencia lo que sucedía con la ‘’revolución bolivariana’, el fenómeno migratorio marcó un punto de quiebre. La salida apresurada de más de 8 millones de venezolanos, y los millones más que se presume podrían emigrar si Maduro logra atornillarse en el poder, son un escenario complejo para unos países con economías que quedaron muy maltrechas por el covid y con un muy indeseado impacto en los vectores de seguridad.

El viernes 2 de agosto, en medio de intensas presiones de la comunidad internacional, incluidos algunos de los aliados de izquierda del gobierno chavista; y de la calle, que se ha movilizado masivamente en rechazo a esos resultados al considerar que son “fraudulentos”, el CNE, de mayoría oficialista, ratificó que Maduro había ganado con 52 por ciento de los votos sobre el opositor Edmundo González Urrutia, con el 43, escrutado el 97 por ciento de las mesas.

Pero, a pesar de los reclamos y exigencias de países como Brasil, Colombia y México, entre otros, Elvis Amoroso, presidente del CNE, no mostró las actas de votación.

En cambio, la oposición, liderada por María Corina Machado, ha colgado en varios sitios web, pero en especial en resultadosconvzla.com, el 80 por ciento de las actas, municipio por municipio, estado por estado, que acreditan que González se impuso con el 67 por ciento de los votos, sobre el 30 del presidente. Esto, producto de una juiciosa pero audaz instrucción del comando de campaña a los testigos de no abandonar los centros de votación sin tener en su poder copias de las actas con las que hoy están reclamando el triunfo.

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