Desplazamientos forzados en Gaza son intencionales y forman parte de la política estatal de Israel: denuncia HRW
Desde el 7 de octubre de 2023 –cuando Israel inició una ofensiva militar en la Franja de Gaza tras el ataque de Hamás–, las autoridades israelíes han provocado el desplazamiento forzado, masivo y deliberado de la mayoría de la población civil del enclave palestino, lo que las hace responsables de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
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Esa es la principal conclusión del informe ‘Sin esperanza, hambrientos y asediados’: el desplazamiento forzado de palestinos en Gaza por parte de Israel’ revelado este jueves por Human Rights Watch (HRW) tras más de un año de guerra y que sostiene que «no hay ninguna razón militar imperativa plausible que justifique el desplazamiento masivo de casi toda la población del enclave».
Para el informe, HRW entrevistó a 39 palestinos desplazados, analizó el funcionamiento del sistema que utiliza Israel para ordenar la evacuación de los civiles, así como un conjunto de videos y fotografías de las rutas de evacuación y las zonas denominadas «seguras», y llegó a la conclusión de que el desplazamiento forzado en Gaza «ha sido sistemático y parte de una política de Estado» de Israel.
‘Israel no ha evacuado a los civiles palestinos de Gaza para garantizar su seguridad’: HRW
Según las cifras de la ONU, 1,9 millones de personas –de las 2,2 millones que viven en la Franja– han sido desplazadas una o más veces por cuenta de los bombardeos de Israel a lo largo y ancho del territorio. Las autoridades hebreas, tal como recuerda el informe de HRW, han desplazado a los palestinos justificando que los grupos armados (Hamás, la Yihad Islámica, etc.) están combatiendo en medio de la población civil y que se hace necesario retirarlos para garantizar su seguridad.
No basta con que los civiles corran peligro ante una amenaza activa o razonablemente esperada de un acto
Sin embargo, Human Rights Watch concluye que «las afirmaciones de Israel sobre un desplazamiento lícito son en gran medida falsas».
En primer lugar, sostiene la ONG, Israel «no ha evacuado a los civiles palestinos de Gaza para garantizar su seguridad, ya que no han estado seguros durante las evacuaciones ni al llegar a las zonas seguras designadas». Incluso, dice el informe, las fuerzas israelíes han disparado contra los civiles cuando estos transitaban por las rutas de evacuación.
«Su falta de adhesión a las estrictas protecciones necesarias para que una evacuación sea legal demuestra que sus órdenes de traslado de la población fueron un pretexto para el desplazamiento forzado», indica el informe.
Israel, dice HRW, tampoco ha probado «de manera convincente» que tenía un «imperativo militar» para obligar a los palestinos a salir de sus hogares y reitera que el desplazamiento «sólo puede justificarse si es una medida de último recurso para operaciones militares en las que no hay alternativas viables». «No basta con que los civiles corran peligro ante una amenaza activa o razonablemente esperada (…) Israel no puede simplemente ampararse en la presencia de miembros de grupos armados palestinos», señala.
Las órdenes de evacuación de Israel en Gaza solo lograron propagar el miedo y la ansiedad en la población palestina
A ello se suma, según el informe, que el sistema de evacuación implementado por Israel en Gaza no ha logrado mantener a salvo a los palestinos, pues con frecuencia las órdenes de desplazamiento eran «incoherentes e inexactas» –por lo que los palestinos no tenían claro cuándo y hacia dónde moverse– o no fueron comunicadas con tiempo suficiente a la población civil para permitir una evacuación segura. En ocasiones, denuncia la ONG, ni siquiera se comunicó a los civiles la obligación de abandonar la zona antes de un ataque.
El análisis de HRW, de hecho, encontró que algunas de las órdenes de evacuación fueron transmitidas en internet cuando la Franja vivía apagones totales en su servicio de telecomunicaciones. Otras tantas se distribuyeron a la población cuando el periodo de tiempo para evacuar ya había comenzado y otras más presentaban errores –por ejemplo, instaban a evacuar hospitales que no necesitaban ser evacuados– y se corrigieron cuando las personas ya habían dejado la zona.
Las evacuaciones tampoco tuvieron en cuenta a la población que requería asistencia especial (personas en condición de discapacidad, niños o adultos mayores, personas con alguna enfermedad, entre otras), por lo que no se brindó ninguna ayuda para salir de las zonas bombardeadas.
Así, en lugar de proteger a la población, dice HRW, las órdenes de evacuación de Israel en Gaza solo lograron propagar «el miedo y la ansiedad» en la población palestina.
‘Una intención de desplazar permanentemente a muchas personas’
Human Rights Watch también afirma que Israel tiene la obligación de facilitar el regreso de las personas a sus hogares una vez cesan las hostilidades. En lugar de ello, han dejado inhabitables grandes partes de la Franja y han demolido o dañado infraestructura clave como escuelas, centros de culto, espacios dedicados a la cultura, entre otros, incluso cuando los combates ya habían cesado en determinadas zonas del enclave.
Y es que, según las cifras de la ONU y el Banco Mundial, el 60 por ciento de los edificios residenciales en Gaza han sido destruidos, al igual que el 93 por ciento de sus escuelas o universidades. La magnitud de la destrucción –dice HRW– sugiere una intención de desplazar permanentemente a muchas personas.
La ONG también recuerda las declaraciones de altos funcionarios del gobierno israelí que han afirmado repetidamente su intención de desplazar a la fuerza a los palestinos, dando cuenta de que el desplazamiento se ha vuelto una política estatal.
De otro lado, HRW denuncia que Israel ha incumplido las las leyes de la guerra que sostienen que se deben adoptar medidas para «garantizar la salud, la alimentación y la seguridad de la población desplazada». Al contrario, los palestinos tuvieron que moverse a zonas donde no se les dio acceso a alimentos o bienes y servicios esenciales, como es el caso de Al Mawasi, denominado zona segura aún cuando se trata de un espacio en las dunas de arena donde no hay agua potable o baños.
«Dada la gran cantidad de civiles palestinos en Gaza expulsados de sus tierras y la forma de su desplazamiento, así como los intentos de hacer imposible su regreso, el desplazamiento forzado es generalizado, sistemático e intencional, y constituye un crimen contra la humanidad», concluye HRW, que también denuncia la aplicación de una política de limpieza étnica por parte de Israel en Gaza.
El informe, de hecho, denuncia que el país hebreo está creando lo que parecen ser «zonas de amortiguación», es decir, espacios en la frontera entre Israel y Gaza donde no se permitirá que vivan los palestinos.
Las recomendaciones de HRW ante la situación en Gaza
En medio de ese panorama, HRW asegura que los gobiernos deben condenar públicamente el desplazamiento forzado como un crimen de guerra y presionar con firmeza para que Israel ponga fin a esta política y cumpla con las resoluciones que han dictado la Corte Internacional de Justicia y otros organismos y que instan a proteger a la población palestina.
«Los gobiernos deben implementar sanciones específicas y otras medidas, incluyendo la revisión de sus acuerdos bilaterales con Israel, para presionar al gobierno israelí a cumplir con sus obligaciones internacionales de protección a la población civil» recomiendan, al tiempo que sugieren suspender las ventas de armas a Israel.
Además, HRW reitera la importancia de que el fiscal de la Corte Penal Internacional investigue «el desplazamiento forzado y la prohibición del derecho al retorno impuestos por Israel como un crimen contra la humanidad» y que los gobiernos condenen cualquier tipo de interferencia o presión contra la Corte en el marco de sus investigaciones.
«Las leyes de la guerra son claras: las atrocidades de un bando no justifican las atrocidades del otro. Ninguna de las partes en un conflicto está por encima del DIH. Las vidas de israelíes y palestinos tienen la misma dignidad», concluye HRW.
ANGIE NATALY RUIZ HURTADO – REDACCIÓN INTERNACIONAL – EL TIEMPO