‘La guerra en Ucrania ha sido un catalizador para que Europa tome en serio su seguridad’

El rearme europeo es una necesidad estratégica frente a las crecientes amenazas globales, afirmó Nicolás Pascual de la Parte, coordinador de las comisiones de defensa del Parlamento Europeo, al referirse al lanzamiento del llamado ‘libro blanco’ que define la política armamentista del bloque europeo, en un contexto de tensiones geopolíticas y desafíos en seguridad
“Europa ha tomado conciencia de que no puede externalizar más su defensa a Estados Unidos y la OTAN. Debemos ser capaces de defendernos por nosotros mismos y proteger nuestro modelo de vida: nuestras libertades, derechos, estado de derecho, igualdad y constituciones”, aseguró Pascual de la Parte, en entrevista exclusiva otorgada a El TIEMPO, en el marco del VIII Congreso de Editores de Medios de Europa y América Latina, que se está realizando en Cartagena.
Nicolás Pascual de la Parte, coordinador de las comisiones de defensa del Parlamento Europeo, Foto:Archivo: epp group in the european parliament
El coordinador de las comisiones de defensa del Parlamento Europeo explicó los alcances del ambicioso plan de rearme de la Unión Europea, presentado en su sede de Bruselas, que busca fortalecer su seguridad de cara a 2030 y reducir su dependencia de Estados Unidos.
Tres años después del inicio de la guerra en Ucrania, la Unión Europea ha desempeñado un papel crucial en el apoyo a Kyiv. En este contexto, ¿cómo se enmarca este intento de rearme europeo?
Europa ha tomado conciencia de que no puede externalizar más su defensa a Estados Unidos y la OTAN. Debemos ser capaces de defendernos por nosotros mismos y proteger nuestro modelo de vida: nuestras libertades, derechos, estado de derecho, igualdad y constituciones. Para ello, necesitamos progresar en la integración política, identificar un liderazgo claro en seguridad y defensa, y dotarnos de capacidades materiales y humanas para una Europa de la defensa.
Este proceso requiere desarrollar una base tecnológica-industrial propia y movilizar financiación suficiente. En ese marco se inserta el programa de rearme de 800.000 millones de euros, con 150.000 millones provenientes de las instituciones europeas mediante deuda mutualizada y 650.000 millones que aportarán los Estados miembros. El objetivo es lograr autonomía en defensa y ser un actor fuerte y respetado a nivel internacional.
MVC: Con el regreso de Donald Trump a la presidencia de EE.UU., Europa ha estado en desventaja, dependiendo de los recursos estadounidenses.
¿Cuáles son los principales desafíos para alcanzar esta autonomía?
Durante décadas, los europeos nos acomodamos tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la implosión de la Unión Soviética en 1991. Creíamos en la tesis de Francis Fukuyama sobre «el fin de la historia», donde la democracia y el mercado libre prevalecerían sin más conflictos. Nos relajamos y desinvertimos en defensa.
Varios países europeos enfrentan altos niveles de endeudamiento y déficit. Foto:iStock
El despertar llegó con la invasión rusa de Crimea en 2014 y, posteriormente, con la agresión a gran escala en 2022. Europa entendió que no puede seguir dependiendo de EE.UU. y que debemos recuperar el tiempo perdido. Esto requiere voluntad política, liderazgo y recursos financieros para fortalecer nuestras capacidades militares, industriales y tecnológicas.
Este plan de rearme se impulsa en un momento difícil para Europa, con inflación y crisis políticas en varios países. ¿Cómo se garantizará la financiación de este proyecto?
Es cierto que muchos países europeos enfrentan altos niveles de endeudamiento y déficit. Sin embargo, hemos decidido flexibilizar las reglas fiscales durante cuatro años para que la inversión en defensa no compute como déficit excesivo. Además, Alemania está reformando su freno fiscal para movilizar 250.000 millones de euros en seguridad y un billón de euros en infraestructuras.
La inversión en defensa no solo garantiza seguridad, sino que también impulsa la economía mediante la creación de empleos de alta cualificación y el desarrollo de tecnologías de doble uso. La clave es mantener la unidad entre los 27 Estados miembros para evitar divisiones que puedan ser aprovechadas por nuestros adversarios.
Reino Unido y Francia han planteado la posibilidad de un rearme nuclear europeo. ¿Cómo se está abordando este tema?
Actualmente, Europa está protegida por el paraguas nuclear de EE. UU., pero si esto cambiara en el futuro, deberíamos considerar alternativas. Francia es el único país de la UE con armamento nuclear, mientras que el Reino Unido, aunque fuera de la UE, sigue siendo un aliado cercano.
Europa está protegida por el paraguas nuclear de EE. UU. Foto:Getty Images via AFP
El debate está en sus primeras fases y, por ahora, nuestra prioridad es consolidar la defensa convencional: drones, artillería de largo alcance, municiones, satélites de inteligencia, defensa antiaérea y antimisiles. El tema nuclear podrá debatirse en un futuro, pero hoy la urgencia está en reforzar nuestras capacidades militares convencionales.
Este plan de rearme también se enmarca en la guerra en Ucrania. ¿Cómo influye el conflicto en esta estrategia de defensa?
La guerra en Ucrania ha sido un catalizador para que Europa tome en serio su seguridad. Apoyamos firmemente a Ucrania con financiamiento, material bélico y sanciones a Rusia. El mensaje es claro: no podemos permitir que una potencia hostil viole las fronteras soberanas de un país europeo sin consecuencias.
Europa debe estar preparada para disuadir futuras agresiones y responder de manera autónoma si es necesario. No se trata solo de Ucrania; se trata de la estabilidad del continente y de nuestra credibilidad como actor global.
En el llamado ‘libro blanco’, que recoge la política de rearme europeo, se destaca la importancia de integrar a Ucrania en la industria de defensa comunitaria. ¿Qué implicaciones tiene esta integración tanto para Ucrania como para la seguridad de la Unión Europea?
Yo creo que es una buena propuesta. Hemos tenido en cuenta que Ucrania ahora mismo cuenta con las fuerzas armadas de las mejores y las más actualizadas en Europa. Fuerzas armadas que además han sido probadas, testadas en el campo de batalla. Y eso les ha permitido además desarrollar su propia infraestructura de capacidades militares. Por tanto, tendría todo el sentido de que si Ucrania va a formar parte de la familia europea, se va a incorporar a la Unión Europea, sus fuerzas armadas, su industria de defensa, se integre en la industria de defensa y en el marco de desarrollo de seguridad de Europa.
Tiene todo el sentido para unir esfuerzos y para seguir ofreciendo al pueblo ucraniano las garantías de seguridad que eso implicaría. Esa integración significaría que Europa está dispuesta a ofrecer garantías de seguridad que permitan conservar, mantener La independencia, la integridad territorial, la libertad de los ucranianos, en el fondo la libertad de todos los europeos, no nos olvidemos de eso. En el campo de batalla de Ucrania se está delucidando no solamente el futuro de este país, sino el de Europa, el de los europeos.
La guerra en Ucrania ha sido un catalizador para que Europa tome en serio su seguridad. Foto:Getty Images
¿Cómo se mediría el éxito de este plan?
El éxito de este plan se medirá conforme a unos horizontes temporales claramente establecidos. Tenemos la voluntad de movilizar esos 800.000 millones de euros de aquí al año 2030. Tenemos la voluntad también de movilizar una ayuda anual a Ucrania, que se ha cifrado en unos cuarenta mil millones de euros anuales, a dividir entre los distintos estados miembros en función de la dimensión de sus respectivas economías. Estamos decididos también a integrar en proyectos comunes de armamento las capacidades europeas, el suministro de las cadenas de mando y finalmente tener nuestro cuartel general europeo para las misiones militares europeas. Esto nos llevará un tiempo, pero es un tiempo que no puede ser muy excesivo.
¿Qué tan factible es un cese del fuego entre Ucrania y Rusia?
Ojalá, ojalá, está en la mente de todos y en el deseo de todos, se alcanzase rápidamente un alto el fuego que diese lugar a unas negociaciones que desembocasen a su vez en un tratado de paz. Eso sería lo ideal. De momento no se ven señales de que ese alto el fuego se haya conseguido. Conforme a lo que ha trascendido de la conversación telefónica del presidente norteamericano Donald Trump con Putin, solamente se ha conseguido una parcial tregua para las infraestructuras petrolíferas y de energía durante treinta días. Eso no es suficiente, evidentemente, para hablar de una tregua.
Una tregua significa que se silencien las armas totalmente durante un periodo de tiempo. Y a partir de ahí, como digo, lanzar las negociaciones de un proceso de paz que ha de terminar con una paz justa y duradera. Y para ser duradera tiene que ser justa, es decir, que no ignore los derechos del pueblo ucraniano y que no se premie al agresor, en este caso Rusia. Ahí debe estar Europa y estaremos apoyando al pueblo ucraniano para conseguir estos objetivos de justicia.
MARÍA VICTORIA CRISTANCHO
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
LONDRES