De Cali a Ucrania: la historia del colombiano que atiende a heridos de guerra

Hace un mes, cuando Jeison Pérez arribó a Ucrania, tuvo un golpe de realidad. Justo estaba llegando a Odesa, una ciudad al sur del país conocida como la ‘Perla del mar Negro’ por las playas que rodean su costa, cuando escuchó una alarma antiaérea que advertía sobre un posible ataque.
En Médicos Sin Fronteras (MSF), la organización para la que trabaja como fisioterapeuta desde febrero, le habían explicado el protocolo a seguir. Pero, a pesar de la teoría sobre lo que debía hacer en estos casos, Jeison sintió nervios. No era para menos, llevaba 72 horas entre aeropuertos y terminales aéreas y se trataba de un angustiante recibimiento de una Ucrania acostumbrada a las bombas y los disparos desde hace poco más de tres años cuando en febrero de 2024 Rusia lanzó una operación terrestre para invadirla.
Sin embargo, la verdadera prueba vino después, cuando debió habituarse al ritmo de vida y de trabajo en el país que se convirtió en su hogar por los siguientes cinco meses.
Jeison Pérez es uno de los fisioterapeutas en Ucrania Foto:Archivo: Jeison Pérez
En las noches, “la guerra se siente mucho más”, le cuenta este colombiano de 34 años a EL TIEMPO durante una charla virtual en la que a menudo se iba la señal por cuenta de los recurrentes apagones eléctricos que sufre el país.
Y es que cuando la ciudad se apaga, Pérez cuenta que los zumbidos de los drones resuenan como motos aéreas que sobrevuelan los edificios y que se mezclan con balas y explosiones, algunas veces en la lejanía, y otras tantas veces mucho más cerca.
A un mes de su arribo a suelo ucraniano, tras partir de su natal Cali para trabajar en un programa de MSF de rehabilitación temprana con heridos de guerra, Jeison distribuye sus jornadas de trabajo entre varios hospitales de Odesa y Cherkasy, otra urbe que queda más en el centro del país a la que debe viajar a menudo.
Además de tratar heridos de guerra, en su mayoría amputados por misiles, minas o granadas, Jeison también enseña a profesionales de la salud de Ucrania para que aprendan cómo tratar a estos pacientes en adelante. Pues, de acuerdo con la ONU, el conflicto ha dejado unos 29.000 heridos, aunque se estima que la cifra sea mayor, una realidad que la guerra ha impedido precisar.
¿Quién es Jeison Pérez y por qué decide irse para Ucrania con MSF?
Yo vivo en Cali y vine a esta misión de MSF por seis meses. Soy fisioterapeuta, especialista en cuidado intensivo cardiopulmonar de la Universidad del Rosario y especialista en docencia universitaria. Además, tengo 10 años de experiencia en Unidad de Cuidado Intensivo en la Universidad Valle del Lili.
Jeison trata heridos de guerra, en su mayoría amputados por misiles, minas o granadas. Foto:iStock
Tenía en mi cabeza la idea de trabajar con una ONG y empecé a aplicar a convocatorias porque siempre he pensado que la experiencia de los profesionales de la salud en Colombia es muy valiosa para el mundo. Cuando me escogieron me dijeron que la idea era ir a Ucrania para el programa de rehabilitación temprana. No lo dudé. Conversé con mi esposa y familia, y aquí estoy.
¿Es su primera vez en un lugar de conflicto como el que se vive en Ucrania?
Trabajando en una ONG en mitad de una guerra, sí. Sin embargo, yo fui parte de la primera línea de atención durante el covid-19 en Colombia. Eso nos enseñó muchísimo a trabajar bajo presión. Además, en Colombia también he tenido la oportunidad de trabajar con heridos de guerra y trauma. Eso a veces se subestima, pero te prepara mucho para el contexto clínico. Pero cuando pisas Ucrania, y te das cuentas de dónde estás, ya se siente una diferencia en el ambiente. Nada te puede preparar para esto.
¿Fue difícil llegar hasta Ucrania?
Me tomó tres días. Primero viajé a Frankfurt, luego a Múnich y después a Polonia. Ahí hay que ir hasta la frontera y pasar a pie. Hay dos pasos: uno civil y otro militar. Recuerdo que en el puesto fronterizo les causó curiosidad mi pasaporte porque, aunque hay muchos colombianos en el ejército ucraniano, a uno lo ven con otro perfil. Aquí respetan mucho a MSF porque se está haciendo un trabajo muy grande.
¿Cómo fue su primer contacto en el país?
Ya cuando entras al país, todo el transporte en terrestre, especialmente en trenes que se mueven en la noche. La primera ciudad que llegue fue a Odesa después de 10 horas de viaje. En el camino uno suele escuchar las alarmas (antiaéreas) cerca a los cascos urbanos, a través de parlantes. También llegan alarmas a través de una aplicación de celular que nos avisa de bombardeos o posibles riesgos en la zona.
Trabajadores retiran escombros del lugar de un ataque con drones en Odesa, suroeste de Ucrania Foto:EFE
Odesa fue una de las ciudades que más sufrió al inicio de la guerra, ¿cómo encontró las cosas allí?
Cuando yo llegué y me bajé del carro, el conductor de MSF me estrechó la mano y justo en ese instante sonó una alarma. Me impactó que después, la gente sigue con su vida, con una total resiliencia. Ese es el “Welcome to Ukraine” (Bienvenido a Ucrania) que te pone en situación de que estas personas están tratando de seguir adelante.
La guerra se siente más en las noches. La casa de MSF se encuentra entre los dos puertos de la ciudad, cerca de la playa del mar Negro y uno suele escuchar los drones en el aire cuando están buscando estructuras vulnerables. Suenan como motos en el aire. Luego se escuchan las baterías antiaéreas disparando, también las balas y, a veces, explosiones.
¿Cuál es el estado de la ciudad actualmente?
La ciudad no está destruida, funciona, pero sí hay un contraste curioso de la arquitectura porque tú vas en el carro y ves escombros de edificios. El equipo ucraniano nos señala, por ejemplo, una zona y nos dice que ahí impactó un misil hace dos años. Luego ves hacia otro lado y otras ruinas. Ya la gente lo asume con tranquilidad, pero los primeros días era difícil ver eso, aunque no es algo que se deje de sentir.
¿Cómo son los programas de rehabilitación que desarrollan en el país?
Nosotros ahora estamos en Cherkasy, más hacia el centro, donde estamos tratando de implementar un programa de rehabilitación temprana. Aunque estos procesos con los heridos de guerra se realizaban en Ucrania, apenas se estaban empezando a hacer los primeros avances antes de empezar la guerra. MSF se da cuenta que la población herida necesita un abordaje y una rehabilitación multidisciplinar. Lo que hacemos es que trabajamos desde la fisioterapia, la salud mental y la enfermería. Al tiempo, se entrena al personal local para que ellos continúen con este programa.
¿A qué tipo de pacientes tratan?
A heridos de guerra, sean soldados o no. Intentamos iniciar la rehabilitación lo antes posible. La edad de los pacientes suele ser de entre 30 y 35 años, que es cuando tienen su mayor fuerza trabajadora. Lo que intentamos es menguar las consecuencias de las heridas y lograr que esa persona pueda recuperarse para servir al futuro de su país.
En Ucrania, la guerra se escucha más en las noches. Foto:AFP
¿Cuáles son los pacientes que más suelen atender?
Las heridas no son muy diferentes a las que uno ve en el contexto colombiano. Hay muchas amputaciones, pero el agravante acá es que ahora estamos en un invierno crudo. El país me recibió con menos siete grados y las bajas temperaturas suelen agravar más a los pacientes que resultan heridos. Ucrania es grande y hay muchas carreteras principales destruidas y para evitar una amputación, el tiempo siempre juega en contra y a veces es inevitable.
¿Tiene alguna historia que lo impactara y que nos pueda compartir?
En mis primeros días en el país, un paciente me preguntó a través de una traductora si yo era colombiano. Yo no estaba hablando español, pero supongo que algo dije. Le respondí que sí y luego me mostró una foto en su celular en la que aparecían dos soldados, incluyendo su comandante, que también eran colombianos.
En ese momento, me estiró la mano y me dijo: “Mucho respeto por ustedes. Gracias por apoyarnos y por estar acá”. Yo me ericé y para mí fue muy especial porque yo llevaba apenas dos semanas y el hombre estaba ahí en la cama con una amputación, una herida complicada, y a pesar de eso me mostró la foto de dos de sus compañeros colombianos y tuvo el corazón de agradecerme. Eso de verdad me tocó.
¿Ha tratado a algún soldado colombiano?
No he alcanzado. Hubo un tiempo donde había varios, pero cuando fui a verlos ya los habían trasladado a otro sitio.
¿Cómo es un proceso de rehabilitación de un herido de guerra?
Depende del contexto. En una guerra, una herida tiene una alta dosis de trauma. Las explosiones de minas, misiles o granadas hacen que los tejidos adyacentes sufran mucho. En Colombia, la rehabilitación se hace justo cuando el paciente sale de cirugía. Se hace un proceso de rehabilitación del muñón, se les enseña los pacientes a vendarse y se empieza un fortalecimiento de las condiciones musculares para que luego pueda usar una prótesis.
Sin ánimo de preguntarle de política, ¿qué dice la gente del conflicto, quieren que se firme un acuerdo de paz?
El 95 por ciento de nuestros compañeros son ucranianos. Muchos son de zonas que ya no existen o están ocupadas por Rusia. Lo que hablamos informalmente es que ellos simplemente quieren una garantía de paz para su pueblo. La resiliencia del pueblo ucraniano es muy grande y ellos siguen trabajando en pro de que su pueblo salga adelante.
CARLOS REYES GARCÍA
INTERNACIONAL